lunes, mayo 13, 2024
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Die Woestyn: La farsa aurum esférica

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Por Alí Zamora
Si sabemos que FIFA es más corrupta que los representantes del congreso estatal del estado de Nueva York, la SEDESOL y el Comité Olímpico Internacional juntos ¿de verdad creemos que el cotizadísimo ballon d’or está libre de corrupción?

¡Farsa! Gritaría el pueblo en respuesta si esto fuera un poema épico patrio (y recordemos que “The Beautiful Game” es más que una patria para unos y mas que un club —diría el Perro Bermúdez— para otros).

Y ayer que nos regalaron pan con lo mismo, nos ponemos felices pensando en el hecho de que mientras Blatter (Sepp) y Platini (Michel) no estén sentados donde estaban, ya todo es limpio y meritorio. ¡Ni mayes! diría Don Chon el de los abarrotes.

Un tema como éste merece un breve recuento histórico (para entender la controversia que rodea la controversia que es el actual FIFA Ballon d’Or): este premio fue dado por primera vez en los 50’s (1956 para ser exactos), y en aquel entonces era conocido como el European Footballer of the Year Award (Premio al futbolista europeo del año), y como su nombre lo indica, era otorgado solamente a jugadores europeos (nimoño Pelé, Maradona, Pibe, Higuita, et al); en los 90’s, FIFA decidió otorgar el premio a jugadores no europeos pero que jugaran en el viejo continente, esto favoreció a personajes como el liberiano George Weah (primer jugador en ganar el premio bajo las nuevas reglas en 1995 y único africano hasta la fecha), y al scratch du oro (ya que fuera de Weah, solamente brasileños han sido los ganadores no europeos en esta versión del premio). Finalmente a partir del 2010 FIFA expandió el certamen a jugadores de cualquier nacionalidad y jugando en cualquier club del mundo (movimiento meramente simbólico, ya que ningún jugador fuera de los clubes europeos ha pasado las primeras rondas de votación), mientras que UEFA continuó otorgando el premio al mejor jugador en Europa para no sentirse desprestigiados, pues.

Si observamos los dos últimos balones de oro otorgados (2013 y 2014), además de ver la figura aceitada de Cristiano Ronaldo sin camiseta y exfoliándose el cuerpo con lodo islándico, que decidió voluntariamente convertirse en exfoliante y dejar de ser lodo, veremos una incongruencia en votación y criterio para otorgar el premio.

En el actual certamen se encuentran los consentidos de FIFA como candidatos: Lionel Messi y Cristiano Ronaldo (quienes han sido los únicos ganadores desde 2010), y se coló por ahí Neymar Jr. (si, el mismo Neymar Jr. que está pensando). Se dice que Messi es el favorito (nuevamente) o que Neymar tiene oportunidades debido al triplete obtenido por FC Barcelona (Champions League, liga local y copa local) ésta última temporada (dato importante, recordémoslo).

El 2013 fue el año del Bayern Munich, eterno campeón latente alemán: se coronaron campeones de la Bundesliga, de la copa alemana (DFB Pokal) y de Europa (Champions League). Los nominados ese año fueron los de siempre, con la adición de Franck Ribéry (francés, Bayern Munich). El ganador fue Cristiano Ronaldo y la determinación fue que estaba en el mejor momento de su carrera, ya que rompió récords de goles personales, de liga y de selfies. Messi fue relegado a segundo y el francés se llevó el bronce.

¿Qué tienen en común Messi, CR7 y Ribéry? Son futbolistas.

Se pide juzgar de manera subjetiva al mejor jugador de una temporada completa y la competencia es entre jugadores que no comparten la misma posición en el campo. E, incluso, si juegan posiciones similares (Messi y CR7), la substancia estilística de cada jugador es por demás diferente. Por lo que si se nos va a pedir juzgar a jugadores en posiciones distintas bajo criterios similares, uno debe volver la mirada a ¿los goles, los pases, dribles y victorias? Suena bien, es lo que propuso José Antonio “El Tato” Noriega en el programa “Los Capitanes”.

Si nos vamos a esa métrica (tomando en cuenta que hoy en día se dice que Messi y Neymar son candidatos debido a ganar el triplete), podríamos decir que Franck Ribéry fue víctima de un robo por los votantes. Esa misma temporada, el francés tuvo los mejores porcentajes de eficiencia respecto a pases completados, goles anotados por disparos al arco, dribles completados, victorias en el campo y ganó el triplete. El detalle es que la posición de Ribéry es muy distinta a la de los otros dos jugadores, quienes tuvieron en proporción, obviamente, más goles, pero en muchísimos más tiros al arco.

balon

 

Lo hecho, hecho está ¿no?

El año siguiente fue año mundialista y die mannschaft se coronó campeona del mundo, siendo la primera nación europea en ganar el mundial en el continente americano (detalle que todos decían nunca pasaría, y que a final de cuenta no terminó importándoles a los votantes). Recordemos que la copa mundial es la joya de la corona de la FIFA, con todo el dinero, patrocinios, publicidad, turismo y corrupción que llevan consigo; se le pide a los jugadores llegar al 120%, jugar por su país sin paga (en teoría), exponerse a lesiones, sacrificar un verano con más futbol y, en ciertas ocasiones, para ciertos países implica sacrificar dinero del propio bolsillo para satisfacer los gastos del uniforme cuando la federación local no da para más, para viáticos, para que la familia pueda ir a apoyarlo.

La FIFA nos ha vendido la idea de que no hay nada más noble en el mundo del futbol como jugador, que ponerse la camiseta de la selección del país natal (o de los padres, o de donde sacó el pasaporte, o de donde se naturalizó… en fin) y dejar la vida en la cancha en el escenario más grande del mundo.

Y ese mismo año, 2014, los contendientes al peleadísimo premio (Ballon d’Or, no la copa del mundo) consistían de dos finalistas de la copa mundial: el otrora mencionado Messi y Manuel Neuer (portero, Alemania). El ganador fue, por supuesto, CR7.

Aquí hay dos detalles a considerar:

1) Siendo que fue año mundialista, el consenso periodístico musitó que era “justo otorgar el premio a un campeón mundial”, máxime si se considera la copa mundial como el ápex de la competencia futbolística. Lamentablemente, FIFA ya había metido las cuatro dando el premio del “Jugador del mundial” a Messi, quien por más que nos vendan las historias de su autismo, de los toques de balón y faltas cometidas sobre él, desapareció de la escuadra albiceleste después de la fase de grupos. Pero FIFA eligió a CR7 sobre Neuer.

Y si recordamos la copa mundial, debemos recordar también que Cristiano Ronaldo decidió llegar a la copa del mundo lesionado (o al 70%, como nos dijo él mismo) y cuando fue cuestionado al respecto, dijo, citando textualmente: “Yo sabía que Portugal no iba a ganar la copa mundial”… dejemos que su respuesta se hunda en nuestras conciencias colectivas, el capitán de su selección nacional diciendo en voz alta: no traté de recuperarme para llegar al máximo torneo a nivel internacional de mi deporte porque algo me decía que no la íbamos a hacer.

¿Y él fue el digno ganador? Cuando jugadores de Argelia, Ghana e incluso Costa Rica (que fue la sorpresa del torneo) iban con la ilusión de “ganar”, y a pesar de que sabían que las posibilidades no cuadraban a su favor nunca se escuchó a uno de ellos diciendo “al cabo ni queríamos llegar a la final”.

2) Si el mérito a ser el mejor jugador del año no son los cocientes de porcentaje que demuestran quién tuvo el mejor año en papel como jugador, ¿entonces se celebra la influencia que tiene un jugador como figura en el futbol mundial? Podría ser, pero no es cierto. Hay que recordar, que desde 2012 a la fecha, no ha existido otro portero que influya tanto en la posición como el alemán Neuer.

La posición de líbero (sweeper keeper en inglés) fue redefinida por Manuel Neuer, y desde la copa del mundo a la fecha se ha visto a un número descomunal de porteros tratando de imitar su manera de jugar, y esto es notorio desde la MLS, la Liga MX, hasta las “5 grandes” (Premier, La Liga, Bundesliga, Serie A y Ligue 1). Básicamente lo que nos están diciendo es que desde Lev Yashin (entonces Unión Soviética, ganador en 1963) no ha existido otro arquero merecedor del galardón. Sabemos que no es cierto, pero al parecer para FIFA influir en una posición a nivel mundial no es meritorio para ser premiado. Lo que debería darnos pavor es que si Manuel Neuer no ganó el premio ¿qué arquero tiene posibilidades de ganarlo a futuro?

 

Y esto nos regresa al presente, al debate de si Messi o si CR7.

Lamentablemente, las personas, ahora con la adición de Neymar Jr., dicen “pues es que se lo merece, el Barca ganó el triplete” (si, con goles de Rakitic y Suárez, hay que recordar que el gol de Neymar llegó en el último minuto de tiempo añadido, cuando el partido ya estaba casi guardado).

Es pan con lo mismo damas y caballeros. O los dos de siempre o la sorpresa grata para que puedan decir “¿Ven?, no es cierto que hay monopolio, cualquiera puede ganar”.

Pero si Neymar lo gana ¿qué se le premia? ¿Ser buen jugador?

El joven tiene talento pero hasta sus defensores más aguerridos, fuera de Cataluña, dirán que le falta madurez mental, que ponerse a gambetear cuando el juego está ganado no es digno de un profesional como él, que sus clavados y falta de músculo lo siguen deteniendo de todo su potencial.

¿Entonces se le premia por su comportamiento ejemplar? Si es ejemplar el hecho de estar en el centro de controversias (y ser el causante de las sanciones que impiden al Barcelona fichar jugadores) y tener un agente que, además de ser su padre, diga “como que no me gusta la situación del fisco en España, yo creo que mejor vamos a otro lado a jugar”.

Bueno, quizás ahí esté el detalle. Piensa uno que una persona es ejemplar cuando hace doblaje de voces para películas infantiles o una fundación para niños en su nombre o influye a nivel mundial en una posición que es considerada monótona por naturaleza como lo es la portería… pero estamos hablando de FIFA.

Y lo que hemos aprendido hasta la fecha de FIFA es que si hay valores que ellos aprecien y tengan como sagrados, no son los morales ni de comportamiento: los valores que FIFA aprecia, usualmente van precedidos por las palabras “bolsa de…”.

 
El Alí. No soy de donde vivo, ni vivo de donde soy; pero si pienso lo que digo, puedo decir lo que pienso.


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