miércoles, mayo 15, 2024
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Tuercas y tornillos: Los libros de texto tienen que estar exentos de ideología

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Dr. Mario Alberto Velázquez García | Academia Mexicana de Ciencias
Los nuevos libros de texto publicados por el gobierno federal mexicano han sido objeto de un intenso debate. En las semanas previas al inicio del nuevo ciclo escolar, este debate se extendió a los medios de comunicación, la televisión y la radio, pero principalmente se intensificó en las redes sociales como Facebook y Twitter. Surgieron dos posturas polarizadas: por un lado, aquellos que sostenían que los libros buscaban enseñar ideologías comunistas o de género que eran contrarias a los “valores” de las familias mexicanas, y por otro lado, quienes no aceptaban ningún tipo de error en los nuevos materiales y denunciaban la existencia de una campaña para evitar la mejora de la educación. Como es común en la mayoría de los debates mediáticos, ambos lados emplearon una gran cantidad de “noticias falsas” (fake news) para respaldar sus argumentos, y se realizó una revisión sesgada de los nuevos materiales.

Es importante destacar que gran parte del debate se llevó a cabo sin que los participantes tuvieran un conocimiento de primera mano de los libros.

Una de las muchas facetas de esta discusión se centraba en el supuesto intento de los nuevos materiales de “ideologizar” a los estudiantes de primaria y secundaria. Sin embargo, antes de continuar, es crucial preguntarnos si los libros de texto deben estar libres de ideología. La respuesta breve a esta pregunta es que no, porque cualquier libro contiene una ideología.

Una definición sencilla de ideología es el conjunto de creencias e ideas compartidas por la mayoría de las personas que se identifican con una nación, religión o movimiento cultural específico. Este conjunto genera una forma de ver, interpretar y actuar en el mundo que es tan internalizada por quienes lo comparten que lo consideran parte del orden “natural” de las cosas.

La educación (donde los libros de texto son una herramienta clave) se utiliza en los estados modernos para lograr dos objetivos. Por un lado, busca enseñar comportamientos, prácticas y conocimientos esenciales para que las personas puedan convivir, trabajar y cooperar entre sí. Por otro lado, los libros permiten a los estados transformar ciertas prácticas, creencias o características de la sociedad que consideran necesarias cambiar, como la desigualdad, hábitos de higiene, puntualidad, aprendizaje de idiomas, ideas sobre igualdad, entre otros. En otras palabras, los libros ayudan a los estados a mantener un cierto orden social y transformar aspectos de la sociedad.

El tema central es, por lo tanto, qué tipo de conocimientos debe impartir un estado a sus ciudadanos. Por un lado, hay países que adoptan una postura “orgánica” donde se instruye a las personas sobre su deber con la “patria”, de manera que el desarrollo de sus habilidades y personalidad solo tiene sentido si sirve al bienestar de la nación, como sucede en la enseñanza en China. En el otro extremo, se encuentra una educación más liberal, donde predominan los descubrimientos científicos y los intereses individuales. Llevado al extremo, esto puede llevar a una sociedad totalmente fragmentada donde cada individuo ve a los demás como un medio para sus propios intereses.

Los libros de texto deben ser desarrollados siguiendo principios “democráticos” que permitan a las personas comprender su papel en una sociedad y comunidad específicas, sin perder el derecho a desarrollar su individualidad con características únicas. La solidaridad, la cooperación y el pensamiento crítico son principios fundamentales en la enseñanza si deseamos fomentar una sociedad inclusiva donde el diálogo sea la forma de resolver conflictos. Los nuevos libros de texto representan un paso en la dirección correcta hacia un modelo democrático de enseñanza desde los primeros años. Sin embargo, existen una serie de desafíos y problemáticas que deben ser abordados. Ningún conjunto de libros, por sí solo, logrará llevarnos a una sociedad mejor.

Separador - La Chicharra

MARIO ALBERTO VELÁZQUEZ GARCÍA
Profesor- Investigador de El Colegio de Sonora
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Doctorado en Ciencias Sociales con Especialidad en Sociología, El Colegio de México. Maestría en Ciencias Sociales con Especialidad en Desarrollo Municipal en El Colegio Mexiquense. Licenciatura en Sociología, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Director de la Revista: “Revista Científica de Estudios Urbano Regionales Hatsö-Hnini”, www.revistahatsohnini.com.mx.

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