Celuloide: La maravillosa historia de Henry Sugar
Por Jesús Ricardo Félix
Al director Wes Anderson se le puede criticar por las mismas razones que a Peter Greenaway, ambos realizadores abusan, por así decirlo, de la estética visual. Su estilo de narrar se acerca tanto a la pintura o al diseño, que en ocasiones cargan la escena con tanto símbolo que es casi imposible seguirles el ritmo. Y es que al realizador tejano con aires de Tim Burton, le gusta construir sus escenas con figuras simétricas, colores claros tipo pastel y personajes excéntricos del estilo de los hermanos Coen. A pesar de su “debilidad”, las comparaciones para describir al cineasta hasta ahora, no dejan de ser halagadoras. Después de su apocalíptica Asteroid city (2023), Wes Anderson nos ofrece una serie de cortometrajes inspirados en uno de sus escritores favoritos, el británico Roald Dahl. Dahl ha sido llevado a la pantalla en numerosas ocasiones con algunas de sus historias más conocidas, como pueden ser: Charlie y la fábrica de chocolate, Matilda y Las brujas. Otros realizadores han retomado historias menos conocidas como Los Gremlins, El hombre del sur, incluída en la serie de Alfred Hitchcock y más adelante adaptado por Quentin Tarantino. En el caso de Anderson, él ya había homenajeado a Dahl con la animación de su cuento Fantastic Mr. Fox, pero en esta ocasión elige historias más obscuras. Es por eso que en esta semana hablaremos de los cortometrajes de Wes Anderson inspirados en el escritor Roald Dahl.
La maravillosa historia de Henry Sugar
La primera historia parece más mediometraje que corto, pero es también una de las mejores. El actor Ralph Fiennes es el narrador que aparece haciendo las veces del cuentista Roald Dahl. Benedict Cumberbatch interpreta a un ricachón, cuyo interés es seguir haciendo dinero sin trabajar. El personaje descubre el misterioso libro de un doctor que conoce a un hombre, que conoce a un gurú que lo enseña a mirar sin usar sus ojos. A partir de su lectura el personaje, dado a las apuestas, comienza a practicar la fórmula para aprovechar la habilidad en los juegos de azar. Lo interesante son los recursos teatrales que utiliza Anderson para pasar de un narrador a otro, de una escenografía a otra, sin dejar de mencionar que se rompe la cuarta pared de manera constante.
El cisne
En el corto del cisne el realizador juega con nuestra mente. Dos niños hacen bullying a otro llamado Peter. El estilo narrativo es bastante similar al primero solo que las escenas violentas son más bien descritas con las palabras del narrador y no plasmadas en la pantalla.
El desratizador
Ralph Fiennes interpreta a un misterioso hombre rata cuya habilidad radica en el exterminio de los molestos roedores. Un par de clientes que lo esperan para utilizar sus servicios terminan realizando una apuesta con el exterminador. Aquí el realizador se vale del recurso del final inesperado que caracteriza a Dahl.
Veneno
En el último de los cortos, Benedict Cumberbatch interpreta a un hombre radicado en la India quien se encuentra recostado leyendo un libro. De pronto descubre que por entre las sábanas trepa una serpiente venenosa, por lo que no debe mover un centímetro de su cuerpo si pretende sobrevivir. Ben Kingsley y aquel joven de Quisiera ser millonario, Dev Patel, complementan el reparto. Levanten la mano aquellos que se acuerden de la pluma de Horacio Quiroga.
La colección de cortometrajes de Wes Anderson inspirada en Dahl es definitivamente recomendable. Utilizando el formato de en 16mm el cineasta le da un toque experimental al ya de por si particular estilo narrativo. El reparto encabezado por Ralph Fiennes sostienen la atmósfera de fábula obscura que solo la mancuerna Anderson-Dahl pueden generar.