viernes, diciembre 5, 2025
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Die Woestyn: La leyenda de los hermanos Darius (Coda)

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Por Alí Zamora
Fue en un sueño que las respuestas llegaron. Y fue ésta la máxima expresión de la verdad de todo lo acontecido, ya que, al parecer, todo lo anterior pudo haber ocurrido en un sueño de igual manera.

El sueño fue la vida, la vida de un joven que inició como niño, pasando con los años a la dura hombría que se esperaba de las personas como él. Fue el sueño de un niño disfrazado de hombre que encontró en los menesteres de la vida una comunión entre arte y secretos, entre el universo y lo que no sabemos.

Por eso es adecuado que un sueño, nuevamente, haya primero dado las respuestas y después nublado el porvenir de un futuro, para revivir un mejor pasado…

Atiende
No despiertes pero atiende
Que has descubierto ya la verdad de Cassiopea
El linaje de la sangre de Darius, olvidada y hoy renacida…
Pero eso no lo es, ni lo ha sido todo, no lo olvides
Porque detrás de ti, detrás de todos, ha estado y siempre ha existido una verdad. 

Mantorok

Cuando el universo era joven, cuando la nada era pura y fría, fue que Los Tres pelearon, les podemos llamar por cualquiera de sus nombres Chattur’gha o Cthulhu,Ulyaoth o Nyarlatothep, Xel’ lotath o Yahwe o Baldur, ya que los verdaderos nombres fueron olvidados y nunca pronunciados.

El universo mismo, en su esencia, en su búsqueda de una sencilla respuesta ante todas las preguntas, supo que de una batalla entre tres, la derrota máxima sería la suya. El universo lo entendió y nosotros solamente compartimos el anuncio de su entendimiento, ya que de nuestras mentes y conocimientos, no es meritorio el saber lo que el universo sabe.

“Si cayese uno de Los Tres, caeremos todos”

 Con su fertilidad decidió el universo traer de la oscuridad a la existencia a quien perpetuaría el balance, en dado caso fallase el universo.

Fue así que antes de existir los tuyos, antes incluso de tu planeta o sol, nació Mantorok.

No nos podemos cerciorar si de verdad un ser que existe solamente en el recuerdo del éter universal pudo o no nacer, pero en el habla humana se debe decir que “ha nacido”, ya que la verdad de su existencia no es comprendida por seres menores.

Los Tres al ver su balance amenazado jamás cesaron su disputa, lo que apresuró su penitencia. No fue hasta que el universo mismo se percató de la codicia de su creación, que decidió intervenir nuevamente. Condenando a tal creatura, a una existencia de materia y creación.

En el mismo planeta donde tú y los tuyos habitan fue Mantorok aprisionado.

Las existencias y las civilizaciones, tanto las conocidas como las olvidadas, le conocieron y la mancha de tal ser fue sentida por Atlantes, Shambálos, Hiperbóreos, Aztlánticos, Griegos, Mongoles y Romanos.

Hasta encontrar uno, el único, aquél quien sería apéndice y cómplice de toda la maquinación desatada, cuyas reverberaciones serían sentidas en tus tiempos.

El sirviente de Mantorok.

Cuando el mito entra en conflicto con la existencia es que nacen fábulas. De ahí que agraciadamente conociste tú a los tres hombres que fueron un mismo gran señor, una misma sangre roja, un mismo linaje compartido.

Entre historias fraternales de vida ajena y secretos que se guardan hasta la muerte no encontraste nunca, ni tú ni quienes te acompañaron, al amo ni la sombra del sirviente.

Pero ellos vieron dicha historia, vieron la sangre de Darius sobrevivir a la serpia convocada en secreto por el sirviente de Mantorok. Amo y sirviente vieron también la sangre de Darius sobrevivir en el desierto a los hombres de las navajas cortas y la montura oscura, quienes entre susurros y monedas decidieron atentar contra la sangre aún tibia del linaje temido.

No fue hasta que la única hija y gran guerrera, de quien cuyos orígenes hoy convenientemente olvidamos, anunció su nombre y linaje aprendido que comenzó el cortejo bélico. No como aquél que conocemos entre amantes, entre personas que sienten igualdad entre sí.

La historia ha olvidado ya el cortejo oscuro y belicoso de la Sombra de Mantorok, su esencia siendo transmitida y portada por su sirviente, quien desde su despertar, hombre alguna vez, invocaba el secreto guardado por la mente incorpórea de todos los secretos jamás contados por el universo.

“¡Pargon Antorbok Redgormor Pargon Mantorok!”

El universo mismo decidió guardar el secreto de quien hoy es conocida, bajo influencia de sirviente y sombra, como la madre de Andrómeda, como la esposa del rey Fénix. No como quien lo fue, como aquella a quien conocieron, que también portaba la sangre de Darius.

Fue que Cassiopea en su vida de mujer fue madre, en su vida de líder fue implacable y en su vida secreta fue quien guerreó contra Mantorok y sirviente para apaciguar la sed de violencia que Los Tres no saciaban bajo el hechizo marcial de quien buscaba traicionarlos.

Sabiendo entonces ya la sagrada mujer que su linaje al ser ella madre estaba protegido, la sangre cargada con el peso de la verdad última que su padre confió en hija única le hacía diferente, y sabía que su secreto y el de ella vivirían en su descendencia y entendió ella también el secreto tanto de Mantorok y sirviente.

¡Oh, altiva y sabia mujer! Indignos somos nosotros, cuya existencia depende solamente de vuestra vida y sangre.

Supo ella entonces lo que A. Roivas A.M. S.M. ONM supo en tu tiempo, lo que E. Roivas PhD OBM supo en el suyo, y lo que tantos otros trataron de prevenir bajo influencia de sombra y sirviente. Sin saberlo ellos, sin el conocimiento de su vida siendo aun propia y no entregada ya a la pestilencia de la traición universal como lo sufrieron Sforza, Bonaparte, Churchill, Aurelius Antoninus Augustus e, incluso. Joe Miller.

Es siempre tan cercano y tan precario el balance, siempre tan cercano el final y siempre tan ignorantes tú y los tuyos, quienes sin la visión necesaria deambulan arrojándose a las aguas del destino.

Ella lo supo, en su tiempo y el tuyo.

Pero antes de que ella actuase en el pasado, grabó su verdad y la grabó de manera en que solamente los suyos pudiesen entenderla, como ellos le entendieron y como trataron de entenderlo tú y los tuyos.

La verdad fue grabada, fue guardada, fue utilizada para despertar a creyentes en templos y lugares sagrados, con la única verdad de Cassiopea y su padre y su destino, con la única verdad del confrontamiento entre sombra y sirviente y el nexo.

Ella lo supo, como lo sabes tú, como lo supieron otros, que la vida reflejaba mucho de lo que conocieron como lo hacía la música.

Como una partitura guiando a todos por un camino determinado, indicándonos cuándo entrar en silencio, cuándo crecer y cuándo regresar siglos de estrofas, fue que ella lo entendió. El universo no se lo dijo a Los Tres, ni a sombra ni sirviente ni a los tuyos ni anteriores, que la vida como canción tiene un final que aparece tras repetirse.

Pero previo a eso entendió la verdad de Mantorok.

La verdad de que su odio y violencia solamente se acrecentarían si ella decidiese confrontarle, de que Los Tres guerreaban debido a Mantorok y su sirviente alimentando un mundo con mentiras nocivas de guerra y necesidad, de que si ella levantase sus armas, que en tiempos pasados fueron de su padre y a su vez de su hermano, el ciclo se rompería a favor de sombra y sirviente.

Fue entonces, recordando la verdad de su padre, que ella lo entendió.

Supo ella que la violencia no vencería al sirviente de tal bestia, siendo sirviente, sombra y Mantorok mismo, ajeno a la humanidad, un designio tan humano y falible no terminaría el trauma que Los Tres sufrían y que envenenaba las entrañas de tu planeta.

Frente al sirviente, Cassiopea se despojó de sus armas y su armadura de guerrera, recibió el frío beso del xifos maldito en su corazón, y con su fuerza de madre, mujer, sangre Darius y el peso del universo, rodeó al sirviente con sus brazos en un abrazo que buscaba apaciguar todos los males que han sido conocidos por los tuyos.

Ni sirviente ni Mantorok habían sido recibidos nunca con tal, por lo que durmieron, por mil años para despertar y ser enfrentados por la nueva sangre de Darius, para entonces dormir mil años más y despertar en tus tiempos.

Así, como una partitura que se escribe y se reescribe fue que la sangre de Darius llegó a tu futuro y después a tu presente.

Y con el último suspiro de Mantorok y su sirviente y su sombra, siendo abrazados ya por la última gota de la sangre de Darius, es que deciden por fin Los Tres dormir, deciden por fin ignorar a Mantorok, quien debía domarles.

Y duermes tú también, con el poco conocimiento que has ganado, con el entendimiento de acciones que podrán, o no, ser repetidas.

En silencio despiertas, mientras en tu mente escuchas lo que La Vida misma, no el universo hoy, te dice a ti y a quienes ayudaron a Darius, Roivas, Bismarck, Zapata, Franco y otros.

Despiertas sabiendo, con el conocimiento en tu voz adormilada, que lo que hoy es, ya ha sido, pero jamás será regresando para siempre a un nuevo final…

 

“Da Capo al Coda”, nos dijo la vida.

 

 

El Alí. No soy de donde vivo, ni vivo de donde soy; pero si pienso lo que digo, puedo decir lo que pienso.


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