domingo, mayo 12, 2024
ColaboraciónColumnaEntretenimientoMúsicaOpiniónTono y son

Tono y son: Tomás Méndez

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Por: Jesús M. Corona M.
Jesus_M_Corona_MLlegó al mundo el 25 de julio de 1926 en Fresnillo, Zacatecas, en el seno de una familia humilde y numerosa, ya que tuvo seis hermanos. Su padre fue Juan Méndez y desempeñaba el oficio de minero, y su madre la señora María Sosa.

Como muchos del gremio de la música y del espectáculo en general, desde muy niño tuvo necesidad de trabajar para ayudar al sustento familiar. La falta de su padre que falleció víctima de la tuberculosis (se deduce que por la actividad de minero expuesto a polvo y gases tóxicos) , el hecho es que forzado por las circunstancias a la edad de once años consiguió trabajo repartiendo comida a los obreros mineros de la mina “Buenos Aires”. Posteriormente trabajó en la hacienda “Proaño” que era propiedad de un extranjero llamado Joe Wright, y el empleo consistía en cuidar a un niño de tres años, hijo del hacendado.

Sucedió un día que el niño Tomás no estaba cuidando al heredero de Mr. Wright, el pequeño murió a consecuencia de un accidente, provocando con ello que los esposos Wright optaran por dejar el pueblo para olvidarse de su tragedia.

La vida azarosa, el contacto permanente con la naturaleza y la cruda realidad fueron el caldo de cultivo y fuente de inspiración para el incipiente compositor.

Comenzó a componer sus primeras canciones y estas las daba a conocer en el burdel de la localidad y no es casualidad advertir que una de las primeras composiciones haya sido la de “Pervertida”, me imagino que por no conocer la Agustín Lara con ese nombre, así la bautizó, aunque cabe aclarar que la letra es totalmente distinta y no se puede hablar para nada de intento de plagio.

tomas-bustoTomás Méndez era muy amigo de un músico muy talentoso que tocaba piano y órgano y que llegó a dirigir una orquesta muy reconocida en el estado, la “Sonora Zacatecana”, se trata de Manuel Almanza Angón que lo convenció de estudiar solfeo, y asi lo hizo –mas por compromiso que por convicción- y por ello al poco tiempo abandonó sus estudios para convertirse en un músico lírico y que tocaba y componía de oído.

Tomás decide aventurarse buscando mejores oportunidades y por eso se traslada a Ciudad Juárez y en ese lugar conoce a Gabriel Gómez, quien años después le grabó un disco de acetato.

Convencido que lo más conveniente para su carrera era incursionar en la Cd. de México, decide probar suerte en la gran capital y lleno de sueños y proyectos emigra para allá.

Su hambre de triunfo y ganas de incursionar en la industria de la música lo empujan a aceptar su primer trabajo en la XEW como jalador de aplausos en el programa de Severo Mirón. Durante su primer año en el D.F. compuso una canción en homenaje a la Virgen de Guadalupe y la misma fue interpretada en varias ocasiones el 12 de diciembre en la fiesta de la Guadalupana.

 

En la radio

En la empresa Cinebos Company trabajó como ayudante de productores, bajo las ordenes de Juan Gabriel Martínez y Margarita Michelina, y con ello entró en contacto con los escritores de los programas “Ley Mex”, “Gracias doctor” y “La hora mejor con Mejoral”. Gracias al apoyo que recibió de parte de Jorge “Polilla” Gutiérrez tuvo contacto con el programa “La hora mejor…”  y ahí conoció a los integrantes del trío “Los Tres Diamantes”  y con ellos realizó una gira por Estados Unidos y Cuba fungiendo como maestro de ceremonias. Posteriormente conoció a Mariano Rivera Conde y a Miguel Aceves Mejía, quien le grabó algunas de sus canciones.

 

Javier Solís –  Las rejas no matan

 

En 1952 estando en un convivio en la casa de Emilio “El Indio” Fernández conoció a Lola Beltrán y a partir de ese momento se convirtió en su compositor y de esa forma escribió “La luna dijo que no”, “Habana”, “Que me toquen Las Golondrinas”, “Tres días”, “Puñalada trapera”, “Desafío”, “El tren sin pasajeros” y “Huapango torero”, canciones que fueron estrenadas y dadas a conocer por medio de la sinaloense, y además de las mencionadas fruto de su inspiración surgieron obras musicales que se grabaron en otros idiomas y se cantaron y siguen cantándose en casi todo el mundo, como: “Gorrioncillo pecho amarillo”, “Cucurrucucú paloma”, “La muerte” y “La muerte de un gallero”. Es curioso observar que en la obra musical de este señorón de la música folclórica mexicana, las aves constituyan una fuente socorrida para sus temas de amores y desamores.

 

Lola Beltrán – Cucurrucucú paloma

 

El éxito logrado por las canciones de Tomás Méndez provocó que los cantantes más conocidos de los 50’s y 60’s incluyeran en su repertorio su obra musical y de esa forma su música fue interpretada por figuras como: Chavela Vargas, Antonio Aguilar, Pedro Infante, Javier Solís, Lucha Villa, El Charro Avitia, María Dolores Pradera, Lola Beltrán, Amalia Mendoza, Lila Downs, etc.

 

Tomás Méndez – Paloma negra

 

Hay que señalar que en su trabajo profesional incursionó también como libretista para programas de TV y un programa donde destacó fue en el de “Dos gallos de palenque”.

En vida tuvo la satisfacción de recibir reconocimientos por su obra y trayectoria profesional, habiendo recibido homenajes, discos de oro y diplomas. Fue distinguido en la misma forma ocupando puestos directivos en la Sociedad de Autores y Compositores de Música (SACM).

Fue el 19 de junio de 1995 cuando murió de un infarto y embolia provocados por complicaciones generadas por una diabetes que le venía quejando desde tiempo atrás.

Tomás Méndez ausente físicamente será recordado por siempre por sus canciones que hacen vibrar con emoción los corazones.

 

Vicente Fernandez – La muerte de un gallero

 

* L.A.E. Jesús Manuel Corona Martínez. Colaborador


– PUBLICIDAD –

SUM Comunicación. Somos tus ideas


 

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *