viernes, abril 19, 2024
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El color de las amapas: La nariz roja de Rodolfo el Reno

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Por Ignacio Lagarda Lagarda
La cochinilla (Dactylopius coccus) es un pequeño insecto, parásito del nopal y las tunas, que desde hace siglos se ha utilizado para la extracción del colorante compuesto por dos sustancias conocidos como el carmín y el ácido carmínico y teñir de rojo carmín el cuerpo, los dientes, textiles, códices, muros y alimentos. Los aztecas la llamaban nocheztli, los mixtecos induco y los zapotecos bi-yaa. Actualmente se le conoce también con el nombre cochinilla del carmín, grana cochinilla, cochinilla grana, nocheztli y “la rueda de la muerte”.

En la época prehispánica, las prendas de la alta sociedad se teñían con grana, debido a la importancia del color rojo en esa época. El rojo representaba la sangre, los rayos del sol, el fuego y a varios de sus dioses principales atribuían este color.

Existen antecedentes del uso de la cochinilla para teñir los tejidos de la cultura Paracas, que habitaba la costa del actual Perú, hace unos 2,000 años.

Con la llegada de los españoles a América, la cochinilla se convirtió en uno de los principales productos enviados a España. La primera exportación de cochinilla a Europa se hizo en 1523, y pronto se convirtió en el tercer artículo de exportación, después de la plata y el oro.

En el año 1530, la grana fue incorporada al sistema de tributos reales, y para 1550, el consumo en Europa ya se había generalizado; el carmín de la cochinilla se utilizaba para teñir los ropajes de la nobleza y de los eclesiásticos y posteriormente, el de las chaquetas del ejército británico, dando lugar así a un verdadero auge de la industria de la grana.




En 1572, para evitar los fraudes en la calidad de la cochinilla se creó el cargo de Juez de Grana en Puebla y Oaxaca, en donde se revisaba, y después se registraba en Veracruz ante un juez y un escribano antes de ser enviada a Sevilla.

En 1575, en algunos lugares de Oaxaca se alcanzaron a recoger cerca de 7,000 arrobas (80 542 kg) en un año; y el valor promedio anual del comercio llegaba a los 259,000 pesos.

La creciente demanda de grana fina propició la adulteración del producto, que era mezclada con grana silvestre (otras especies de cochinilla, que también producen carmín pero de menor calidad), ceniza, greda, harina y otras sustancias.

Con la intención de evitar estos fraudes se promulgaron una serie de leyes que castigaban a los infractores con multas, suspensiones, confiscaciones, destierros y penas corporales, llegando a proponerse hasta la pena de muerte a comienzos del siglo XVII.




La declinación del cultivo de la grana llega a su punto más bajo en el periodo comprendido entre 1805 y 1818 y se debió al desmesurado afán de lucro de comerciantes, los alcaldes mayores y los falsificadores.

Mientras tanto, el cultivo de la cochinilla comenzó a extenderse a otros lugares del mundo. En 1820, procedentes de Veracruz, llegaron a la Sociedad Económica de Cádiz, ocho nopales cargados de cochinilla. La sociedad consiguió reproducir el insecto el mismo año, y en 1825, la Corte lo envió a las islas Canarias con un decreto en el que se ordenaba cultivarlo en ese lugar e inicialmente cuenta con un importante apoyo oficial del Real Consulado de Comercio, que lo protege e impulsa.

Con el caos administrativo y económico que prevalecía en México después de la Guerra de Independencia, la cochinilla proviene de las islas Canarias que pronto acaparó el mercado mundial; para el año de 1870 la producción fue de más del doble que la del Nuevo Mundo y seis veces más que la de Oaxaca.




El mayor esplendor se reflejó en 1870 con una producción, jamás igualada: 2,778,400 kg; en la actualidad la oferta es de 30,000 kg. al año.

En 1890, México sólo exportó ¡6 kilogramos de cochinilla!, sin embargo, para esa época el panorama mundial había cambiado.

En 1856 se produce el primer colorante artificial y con esto el arte del teñido da un giro completo. La cochinilla no pudo competir con los colorantes químicos, principalmente las anilinas, y la demanda disminuye significativamente, aunque nunca cesó completamente.

La apertura del Canal de Panamá en 1914 favoreció la comercialización de la grana peruana hacia Europa, que en los años siguientes se convirtió en la principal competidora
de la cochinilla de las Canarias en los mercados mundiales.




A mediados del siglo XX entra en escena otro factor que reactiva nuevamente el cultivo de la grana. Se detectan casos de alergias provocadas por el uso de colorantes artificiales en alimentos industrializados e incluso algunos de éstos son señalados como agentes cancerígenos.

Actualmente, en la reglamentación vigente en la Unión Europea y en la de la Food and Drug Administration de Estados Unidos, la cochinilla y el carmín de grana aparecen como colorantes inocuos para la salud humana, por lo que, a partir de 1960 han tenido una creciente aplicación en la industria alimentaria, cosmética y farmacéutica.

El progresivo endurecimiento de la legislación en materia de colorantes le ha permitido a la cochinilla y su derivado el carmín, un mayor protagonismo, creando una gran demanda: alrededor de 1000 toneladas anuales. Aprovechando esta situación, Perú (720 toneladas), Chile (106 toneladas) y Canarias (30 toneladas) son los principales exportadores mundiales. Perú es, hasta la fecha, el primer productor y exportador de cochinilla del mundo.

En los últimos tres años los precios de la cochinilla en el mercado internacional han variado desde 120 dólares hasta 11 dólares/kg.

En 1988 se introdujo la cochinilla en Chile, donde actualmente existe una producción intensiva de gran calidad.

Desde 1930 las exportaciones de México son casi nulas, sin embargo el cultivo de la grana se ha mantenido gracias a la acción de los artesanos que como tradición la utilizan para teñir sus productos.

En 1994 se emprendieron trabajos de rescate y revitalización que están relacionados directamente con el uso de la grana: Elaboración de rebozos de seda, figuras de pasta de caña de maíz, maque, ixtle, textiles de algodón, etc. En México la grana se vende en 100.00 dólares el kilo.

En 1999, el Colegio de Postgraduados, en coordinación con varias dependencias federales, elaboró el Programa Nacional de la Grana-Cochinilla, que en una etapa inicial pretendía impulsar el cultivo en 17 estados de la República.

Sin embargo, la falta de continuidad en estos programas de rescate ha llevado a la mayoría de ellos al fracaso y, desafortunadamente, no se han traducido en beneficios económicos reales para los productores.

He aquí la razón por la que Rodolfo el reno, tenga la nariz “roja como la grana”.




 

*Ignacio Lagarda Lagarda. Geólogo, maestro en ingeniería y en administración púbica. Historiador y escritor aficionado, ex presidente de la Sociedad Sonorense de Historia.


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