miércoles, mayo 15, 2024
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Die Woestyn: Tres futbolistas a pedacitos

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Por Alí Zamora
Zinedine Zidane
Resulta que el segundo francés preferido de todos (o tercero, después de Jacques Cousteau y/o Carla Bruni, dependiendo a quien le pregunten): Zinedine Zidane, hoy entrenador del Real Madrid, fue entrevistado hace poco respecto a uno de sus pupilos, James Rodríguez, debido al lenguaje corporal que el jugador colombiano exhibió al encontrarse sonriendo y bailando al calentar en las bandas mientras sus compañeros perdían el juego ante VfL Wolfsburg en Alemania, en la ciudad del mismo nombre en la Baja Sajonia (juego que a final de cuentas perdieron los merengues 0-2, para después remontar en su campo local, el Santiago Bernabeu, con un global de 3-2).

ZiZou (como se le conocía al balético futbolista) dijo, como siempre dicen los entrenadores de jóvenes con algo de talento pero mucha inmadurez, que James tenía que crecer un poco más, experimentar un poco más y, por supuesto, que ocupaba madurar un poco más para entender cómo debía comportarse en situaciones donde él se encontrara en el ojo público.

Mismo discurso que aplicaría si se estuviera hablando de Neymar Jr., futbolista brasileño; D’Angelo Russell, soplón de los Lakers; Marco Fabián de la Mora, épico bebedor/bailador competitivo mexicano (que también la hace de futbolista); Johnny Manziel, que también gusta de beber y golpear para luego decir “nah bruh, yo no juí” o Diego Armando Maradona, en los tiempos aquellos en que se disfrazaba de “El Coco” y corría como loco.

Lo inverosímil, y también risible, es que en la misma entrevista Zidane continuó hablando respecto al comportamiento de los futbolistas (tanto dentro como fuera de la cancha) y en algún momento de su monólogo, con notoriamente poca introspección, dijo:

“…yo nunca perdí la cabeza como jugador, y nunca la perderé como entrenador”.

Dicen que en ese momento EPN quiso revivir su fallida propaganda de #YaChole al escuchar lo afirmado por el mediocampista francés.

Si alguien no lo sabe, o decidió a conciencia olvidarlo parcialmente de su memoria, Zinedine Zidane fue echado del campo en la final de la copa mundial del 2006 en Alemania, al arremeter cual rinoceronte a Marco Mazzerati después de que el defensa italiano le dijese: Io preferisco la puttana che è tua sorella.

Tal fue la sorpresa de varios reporteros al escuchar a ZiZou decir esto que hasta Sports Illustrated (sí, la revista visual especialista en pintura corporal, bikinis, modelos que no son deportistas, y usualmente esos tres factores combinados) publicó una nota al respecto, entre sátira y broma, donde ponían lado a lado las palabras de Zidane, el entrenador, y un video mostrando a ZiZou, el jugador, cabeceando el pecho de Mazzerati al estilo teutón de Lothar Herbert Matthäus. Seco y con la frente.

Porque, a final de cuentas, para que una publicación americana termine trolleando (dícese de ser un troll a través de las redes sociales, atizando la discordia con palabras malintencionadas y ataques ad hominen) por medio de las redes a una de las figuras más emblemáticas del balompié internacional, está cabrón, como bien dicen los lingüistas.

Y para que no nada más lo trolleen, sino que lo hagan con evidencia en mano… pues como dijo Cousteau:

L’homme, de tous les animaux, est probablement le seul à se considérer comme une grande delicatessen

zinedine

 

Luis Suárez
Y hablando de delicias humanas, en España también y quedándonos en el ámbito de los futbolistas aunque de diferente nacionalidad y éste aún en activo, nos decía otro individuo respecto a la FIFA y el tratamiento que recibió por parte de la asociación.

El susodicho es Luis Suárez y sus quejas, sin fundamento, obviamente, respecto a la FIFA nacen en el mundial pasado (aunque en realidad sus tendencias vienen desde antes), cuando el charrúa, por más que digan que las imágenes fueron manipuladas, que hubo conspiración para tratar de mantener a Uruguay fuera de contienda y que si el arbitro no marca es porque nada pasó (¡ay Chiqui-Marco!), mordió al defensa italiano Giorgio Chiellini impunemente.

De ahí en adelante la noticia es conocida: una multa dirigida al bolsillo y la prohibición de su presencia en los campos de futbol a nivel profesional e internacional. Por supuesto que hubo apelaciones y la FIFA, como de costumbre, dio el brazo a torcer y todos los castigos se redujeron incrementalmente.

Sin embargo, esto no fue completamente satisfactorio para el delantero uruguayo, quien recientemente se quejó de la FIFA acusándolos de tratarlo “peor que a una barra brava”.

Ahora, si usted que lee esto posee la capacidad de la sapiencia y mantiene un trabajo (cualesquier trabajo) su reacción debe ser: “¡No mames, cabrón!”.

Y hay que irse por partes. Para empezar, el hoy actual delantero del Barcelona, quien firmó contrato con el equipo pero no pudo jugar de inmediato debido a su castigo, admitió asistir a terapia debido a sus “impulsos por morder”. Es decir, admitidamente es una persona inestable. ¿Qué hace entonces en un campo de juego recibiendo millones de euros?

En segunda, todavía se queja este amigo de ser maltratado, de ser tratado peor que una barra brava; sí, las mismas que son perseguidas con cargos criminales, vetadas de estadios e, incluso, de viajes por la Unión Europea. Porque, ¿eso mismo le pasó a Lucho Suárez, no?

Finalmente, supongamos que usted, o algún conocido o que yo mismo mordemos a alguien en nuestro día laboral (dejemos de lado las instancias conocidas de racismo de Luchito), a final de cuentas Luis Suárez es un futbolista ¿qué? así es, de clase, profesional, muy bien; extrapolándolo, se puede decir que “nosotros” seríamos despedidos de nuestros trabajos (profesiones) y, dependiendo en que jurisdicción vivamos, probablemente seríamos acusados de asalto.

En mi situación en específico, yo primero sería despedido de mi trabajo y, probablemente, tendría una mancha de por vida al intentar ser contratado en otro lugar, entonces sería acusado bajo las leyes de California de asalto agravado y agresión con arma letal (así es, morder a alguien en el estado de California puede traer hasta cargos de intento de asesinato, dependiendo del oficial que determina el arresto y el juez), acto seguido se me extraditaría al estado de Texas, donde sería encerrado en un cuarto sin ventanas, donde doctores y guardias me observarían por un orificio en la puerta y, sin falta, me golpearían diariamente con un tabique en el área general de mi amígdala cerebral, para ver si se me quita lo mordelón.

Que a Luis Suárez no le haya sucedido nada de eso, y que se encuentre hoy en día jugando (de nueva cuenta) en uno de los clubes más famosos y de mejor paga del mundo, lo convierten en un hipócrita al mencionar dichos comentarios. Digo, ya había mordido a otros dos contrarios en el campo de juego. O sea, precedentes hay.

Y el hecho de que él mismo admita su asistencia a terapia y busque excusarse diciendo que “no recuerda los sucesos de sus acciones debido a una perdida momentánea de control”, simple y sencillamente demuestra que una persona como él no debería estar compartiendo el campo con otros profesionales que sí logran mantener sus impulsos bajo control.

Así que, como dicen en el CBTIS 206, “bájale de huevos a la llorona, Lucho”.

suarez

 

Nigel de Jong
Si usted, como muchos otros, es fanático de la Liga MX (no se preocupe, yo le guardo el secreto), y además de eso extraña las épocas de jugadores “con huevos”, como Isaac Terrazas, “el mocha orejas”; Germán Villa, “el mocha tobillos”; “Beto” García Aspe, “Lupe” Castañeda y Salvador Cabrera (sin apodo, el pobre), entonces lo sucedido recientemente en la MLS (Major League Soccer) entre los equipos Los Angeles Galaxy y Portland Timbers lo pondrá feliz.

Sin embargo, si es de esas personas que le gusta la competencia, el deporte, el jogo bonito y, sobre todo, que dejen jugar a los chiquitos (aquellos cuya nómina es apenas perceptible), entonces lo sucedido le revolverá el estómago.

Y hay que recordar que esto sucede en ligas “incipientes”, donde se busca dar un impulso en la calidad de juego a través de contrataciones de jugadores que en su momento vistieron camisas de prestigio en Europa, pero que se ven marginados a las reservas debido al paso implacable de Cronos, por lo que prefieren recibir una buena pensión salarial disfrazada de “expansión del deporte” (como sucedió, y sucede, en la liga mexicana).

De lo que estoy hablando en específico es la entrada criminal de Nigel de Jong (futbolista holandés mejor conocido por dejar cóncavo el pecho de Xabi Alonso en la final del mundial del 2010 y quien dicen comenzó su carrera atlética boxeando contra criminales dentro de la prisión de máxima seguridad de Utrecht, donde su padre era guardia) sobre Darlingtong Nagbe, mediocampista naturalizado americano, originario de la ciudad de Monrovia, en Liberia, hoy lesionado sin poder cumplirle a los Portland Timbers ni al equipo de las barras y las estrellas… ni a nadie, para terminar pronto.

Al momento de suceder la jugada a la que me refiero fue casi imperceptible lo sucedido: de Jong, básicamente esquivó la esférica número 5 y pisó con fuerza el tobillo izquierdo de Nagbe, como si estuviera bailando una gruperrona de la Banda el Recodo, pero los comentaristas de inmediato mostraron una preocupación que las repeticiones en tiempo real no me permitían comprender, ya que aunado a la velocidad de la jugada en tiempo real, el árbitro en turno solamente mostró la tarjeta amarela (es decir, sí vio lo sucedido).

No fue hasta que la repetición en súper-cámara-lenta con triple-zoom-digital se mostró brevemente en pantalla que entendí tanto la preocupación de los comentaristas y la razón de por qué las repeticiones mostradas eran cortas y de poca definición.

Lo que de Jong le regaló a Nagbe y al público no se ve ni en las cascaritas de barrio Oxxo/Coca-Cola, ¡mueve a tú comunidad!®. Ni siquiera cuando juegan los de “La Mosca” contra los de “La Nuevo Hermosillo”. Es más, ni el equipo de enfermeros de las canchas del Mariachísimo (como le decían a la cancha de futbol rápido sobre el Solidaridad, en Hermosillo) entraba así, y eso que ellos podían de inmediato dar la ayuda requerida.

El juego continuó y terminó con un empate amargo, casi como bilis, con marcador 1-1.

El hecho de que como comentarista se encontrara el exjugador americano Stuart Alistair Holden, quien en 2010 fue otra victima más de Nigel de Jong, sufriendo una fractura en su pierna tras (¿que más?) una entrada criminal del holandés (en juego amistoso, para acabarla de chingar), fue una broma trágica del destino.

Holden, momentos antes de la agresión, hablaba respecto a Nigel de Jong, diciendo cómo el jugador lo buscó previo al inicio del juego y transmisión para disculparse por lo sucedido hace 6 años. Holden admitió aceptar la disculpa, pero después de varias repeticiones, lo único que el exjugador (quien se vio a si mismo en el cuerpo de Nagbe, incapaz de moverse por voluntad propia y teniendo que abandonar el campo en silla de ruedas, conciente de estar lesionado y no poder hacer nada al respecto) pudo decir en concreto  respecto a toda la situación fue: “me siento enfermo”.

Y es que así nos enferman algunos criminales uniformados como futbolistas.

nigel

 

 

El Alí. No soy de donde vivo, ni vivo de donde soy; pero si pienso lo que digo, puedo decir lo que pienso.


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