miércoles, octubre 23, 2024
ColaboraciónDe mente abierta y lengua grande

De mente abierta y lengua grande: El viaje inesperado

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Chef Juan Angel | @chefjuanangel

-Papá, usa el dinero de mi cochinito-
-No, Ancelmo, ese dinero es tuyo-
-Agárralo papá, es más, te lo voy a prestar , luego me lo pagas-

El papá de Ancelmo tomó un martillo y rompió la cabeza del cerdito de yeso, color morado -cincuenta, sesenta, sesenta y cinco, setenta, noventa y cinco pesos- la suma de todas las monedas dio un total de 95 pesos -¿Ya tienen listas sus maletas?- preguntó nervioso el papá -¡Ya casi, las estamos amarrando para que no se salgan las cobijas!- gritó desde el fondo el más grande. Ancelmo, junto a sus cuatro hermanos menores, estaban al lado de la hornilla empacando sus pertenencias en varias cajas de cartón, en cada una se podía leer “El huevo más fresco”, era invierno de 1982, todos estaban amontonados en la cocina acomodando cobijas, pantalones, un par de camisas y un sombrero de palma -Papá, ¿es cierto que vamos a vivir cerca del mar?- preguntó Ancelmo con cierta emoción disimulada -Así es Chemo, muy cerca, pronto lo conocerás- respondió su padre tratando de resolver cómo estiraría el dinero que había logrado ahorrar durante 1 año.

Riiiiing riiing riiing

A las 5 en punto de la mañana sonaron las campanillas del reloj despertador, Chemo lo apagó de un manotazo, le dio más cuerda y aventó en la única caja que faltaba de cerrar -¡Vámonos, chamacos!- gritó su padre -¡Ya viene el camión!- dijo Chemo emocionado; los 5 hermanitos junto a su padre caminaron tomados de la mano, mientras en la otra cargaban su propia maleta: la caja huevera atada con ixtle -Ya no hay asientos, deberán viajar parados, eso sí, pagarán menos- dijo el chofer mientras aventaba las cajas a la parte superior del camión, donde las ataba con una cuerda -¡Papá, papá! Tenemos hambre- dijeron todos al unísono -Ahorita que lleguemos vamos a comer sabroso- respondió el pobre hombre con una sonrisa llena de tristeza.

Después de transbordar tres autobuses durante 15 horas de camino, llegaron a su destino -¡Papá, papá! ¿Ya vamos a comer?- la ilusión y gran expectativa que tenían de la comilona que les esperaba al llegar a sus destino, los había mantenido pacientes durante todo el camino, solo habían bebido agua que cargaban consigo en botellas de plástico recicladas -¡Primera parada, poblado Miguel Alemán!- gritó el chofer, casi todos los pasajeros descendieron -¡Papá, papá, mira qué ricos pollos!- frente a la parada del autobús había un puesto de pollos asados que llenaban de aroma 2 cuadras a la redonda -¡Vayan a preguntar cuánto cuestan!- dijo su papá. Cuando los niños se alejaron, el hombre vació las bolsas de sus pantalones y sacudió su cartera buscando un milagro -Papá, dice el encargado que están al 2X1- dijo Chemo rodeado de sus hermanos; su papá tomó aire y les respondió -Hay algo que ustedes no saben, la mejor manera de comer pollo es respirando fuertemente su gran aroma, así se disfruta más y sus pancitas se van a llenar más rápido- tomados de la mano caminaron hacia el puesto de pollos, cerraron los ojos y absorbieron la mayor cantidad de humo y aroma.

Ancelmo, mejor conocido como Chemo, llegó a los 11 años a trabajar en los campos agrícolas de la costa de Hermosillo, su padre lo trajo consigo junto a sus otros cuatro hijos en búsqueda de mejores oportunidades de vida. Hoy, 42 años después, el nombre de Chemo resuena en su comunidad, fundó 1 comedor donde ofrece diariamente desayuno y comida a 300 pequeños. El “Desayunador Don Chemo” es la única esperanza para muchos niños que como él llegaron tan solo con su caja huevera llena de esperanzas. Además del desayunador, don Chemo ha creado otros tres comedores, 4 iglesias, 1 banco de ropa y 1 centro de rehabilitación. La Divina Providencia ha hecho posible que lleguen donativos a tocar su puerta, y aunque nunca son suficientes, no falta arroz con tortillas para que nadie se quede con hambre, tal como ha sucedido durante 17 años, durante los cuales ha otorgado más de 1 millón y medio de comidas tan solo en el desayunador.

Toda la ayuda es bienvenida, el teléfono celular de don Chemo siempre está a la espera de un milagro 662 1039802.

P.D. El platillo favorito de don Chemo es el pollo asado junto a un par de chiles rellenos.

Chef Juan Angel – Licenciado en Periodismo y chef profesional, conductor de televisión, creador de contenidos gastronómicos y embajador de marcas de alimentos.

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