martes, abril 23, 2024
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Tuercas y tornillos: El populismo como nuestra lógica política

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Dr. Mario Alberto Velázquez García | Academia Mexicana de Ciencias
Una de las frases más repetidas durante las últimas décadas de control político del Partido Revolucionario Institucional, en ese momento donde parecía que nada podía realmente derrotarlos, era la siguiente: “todos los mexicanos somos priístas, sólo que algunos no se han dado cuenta”. Haciendo referencia, me parece, a que todos los habitantes del país compartíamos una serie de cosmovisiones, comportamientos y creencias sobre la manera de hacer política; el PRI no era únicamente un partido político sino la síntesis misma de nuestra manera de resolver los problemas públicos de México.

El libro de Ernesto Laclau “La razón populista” parece tomar el desafió de responder a este tipo de expresiones donde una forma de hacer política parece responder a más factores que los considerados tradicionalmente en los modelos sobre democracia. El autor inicia su trabajo preguntándose: ¿Qué es entonces el populismo? Para iniciar, Laclau deja claro que es un error considerar al populismo como una simple degradación de la forma “correcta” de hacer política, de un debate público corrompido y simplificado. La mayoría de los estudios reduce el populismo a una fórmula simple: un líder todo poderoso con un carisma excepcional y una masa de personas que son fácilmente manipulables por un discurso lleno de impresiones, mentiras y exaltaciones a una nación, religión o idea.

Laclau propone que el populismo es una de las lógicas mismas del sistema político, (¡De cualquier sistema político!). No obstante, no en todos los países y momentos se produce este tipo de expresiones. Entonces, ¿Qué es el populismo? El autor lo define como la unión de una serie de elementos: Primero, la conjunción de demandas que no son respondidas por un sistema político; en cualquier sociedad existen demandas (salud, educación, etcétera) que un grupo de personas busca sean atendidas. En un sistema democrático, estas peticiones son paulatina y sistemáticamente satisfechas, de tal manera que son casos aislados. En las sociedades donde las demandas comienzan a acumularse también lo hacen las personas que de alguna forma conscientes o difusa saben que comparten los mismos problemas. Esto conduce a la segunda característica del populismo: la percepción de que existe una división en la sociedad entre ellos y otros que no permiten que sus demandas sean resueltas. Esta división comienza a ser notoria y motivo de molestia dando forma a el tercer elemento del populismo: la identidad de un grupo alrededor un conjunto de reclamos y la existencia de un potencial contrario que causa la actual situación. Esta situación finalmente logra ser sintetizada en frases o palabras o acciones sobre la situación. Eventualmente puede surgir un líder, una persona que logra convertirse en un portavoz de las demandas, con la capacidad de decir aquellas cosas que este grupo no logra expresar frente a al grupo contrario.

Como podemos ver, en esta propuesta de Laclau el populismo no inicia con un líder, sino al contrario, este es el último resultado de una cadena de acontecimientos que inician con los reclamos de un grupo creciente de personas. El populismo es entonces un mecanismo que surgen en las sociedades industriales y postindustriales para buscar solución problemas acumulados. En este sentido, el populismo se “termina” dando respuesta a los reclamos acumulados de un grupo social que ha sentido que por décadas el gobierno y la sociedad en general, los ha dejado atrás. Bajo esta perspectiva, ¿Quién podría negar que en México existen (al menos) dos sociedades divididas por el color de piel, por el origen étnico, por el género, por los ingresos, por las preferencias sexuales, por el lugar de residencia, por el estado de nacimiento, por el nivel de estudios? Hasta que estas divisiones no comiencen a resolverlas, diría Laclau, el populismo será parte de la lógica política de este país.

Separador - La Chicharra

MARIO ALBERTO VELÁZQUEZ GARCÍA
Profesor- Investigador de El Colegio de Sonora
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Doctorado en Ciencias Sociales con Especialidad en Sociología, El Colegio de México. Maestría en Ciencias Sociales con Especialidad en Desarrollo Municipal en El Colegio Mexiquense. Licenciatura en Sociología, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Director de la Revista: “Revista Científica de Estudios Urbano Regionales Hatsö-Hnini”, www.revistahatsohnini.com.mx.

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