Tuercas y tornillos: El individualismo contra el neo-comunitarismo, nuevas bases de la división política populista

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Dr. Mario Alberto Velázquez García | Academia Mexicana de Ciencias
Con el fin de la Segunda Guerra mundial, el mundo pareció dividirse en dos bloques políticos- ideológicos: los países capitalistas (con modelos más o menos democráticos, o francamente autoritarios) y los países socialistas (con regímenes políticos que tenían mecanismos de control sociales fuertes). Esta división generó la llamada “guerra fría” donde Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) eran los principales actores en este orden social. Esta etapa generó una época “anárquica” en las relaciones internacionales, donde no existían reglas comunes y cada uno de los bloques o países buscaban lograr sus propios intereses bajo distintas estrategias, algunas de ellas ilegales o violentas como la guerra o la intervención en otros países.

La caída del muro de Berlín, y la desaparición de la URSS terminaron con esta división mundial, algunos analistas hablaron sobre el “fin de las ideologías” y el “triunfo” del capitalismo y la democracia como los dos ejes ordenadores de una nueva jerarquía mundial. Con el paso de los años, el neoliberalismo fue instalándose como el nuevo foco central que construyó una jerarquía mundial: la economía sobrepasó a la política como el principal sentido de las relaciones internacionales, pero también de las políticas públicas dentro de los países.

Este orden mundial globalizado, centrado en los intercambios económicos, el crecimiento de empresas globales y el intercambio de información, comenzó a tener resultados muy adversos para una creciente población mundial, tanto en los países ricos, pero particularmente en los países pobres, la desigualdad comenzó a expandirse. Esto suscitó un creciente desencanto entre la población, sus autoridades y eventualmente las formas institucionalizadas de representación que tenía la población como los sindicados, pero particularmente los partidos políticos.

Ante la búsqueda de nuevas respuestas para contener la creciente pérdida de soberanía de los estados frente al mercado y las instituciones internacionales, pero también la distancia entre sus representantes populares y gobiernos, comenzaron a resurgir liderazgos populares. Los personajes que ocuparon esta posición tuvieron éxito para colocarse fuera de las antiguas divisiones políticas de derecha e izquierda. Aunque estos líderes utilizaban los viejos partidos o creaban los suyos, sus formas de gobierno utilizaban lo mismo medidas típicamente de izquierda como de derecha; lo mismo eran fieles guardianes de la estabilidad macroeconómica, pero al mismo tiempo denostaban al Fondo Monetario Internacional.

El poco interés ante las viejas divisiones ideológicas de izquierda y derecha, no significa que estos personajes carezcan de una propuesta propia. Una división que está presente en los liderazgos populistas actuales es entre el individualismo y el neo-comunitarismo. Algunos de estos líderes piensan que las personas deben quedar totalmente libres de cualquier control gubernamental que busque imponerles barreras a sus comportamientos y creencias; aquí podemos ver a todos aquellos grupos religiosos, racistas, armamentistas entre otros. Estos grupos y sus líderes son los que protestaron contra el uso de mascarillas o la vacunación, por considerar que eso restringía sus “libertades”. Para estas formas de individualismo extremo, el estado es un “gran hermano” que construye complots que buscan proteger a las minorías.

Por otro lado, tenemos a los líderes neo-comunitarios, estos proclaman que el principal problema de las sociedades actuales es la falta de compromiso de las personas con su sociedad. La solución, proponen, es que las personas sacrifiquen derechos, “privilegios” (como derechos humanos, libertad, tiempo libre, etcétera) para que el conjunto o los más desfavorecidos logren mejorar su situación. Esta postura neo-comunitaria genera formas mayores de control estatal sobre los comportamientos, los grupos civiles y todas aquellas expresiones culturales, políticas o económicas que se consideren “egoístas” o contrarias al beneficio de la sociedad.

Ambas posturas generan o acrecientan problemáticas ya presentes en las sociedades como: racismo, extremismo religioso, perdida de derechos, encarcelamientos políticos, divisionismo social. En el fondo, el individualismo y el neo-comunitarismo, al igual que sucedió con el capitalismo y el socialismo, están generando un nuevo marco de anarquía mundial que puede llevarnos a una escalada de enfrentamientos armados.Separador - La Chicharra

MARIO ALBERTO VELÁZQUEZ GARCÍA
Profesor- Investigador de El Colegio del Estado de Hidalgo.
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Doctorado en Ciencias Sociales con Especialidad en Sociología, El Colegio de México. Maestría en Ciencias Sociales con Especialidad en Desarrollo Municipal en El Colegio Mexiquense. Licenciatura en Sociología, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Director de la Revista: “Revista Científica de Estudios Urbano Regionales Hatsö-Hnini”, www.revistahatsohnini.com.mx.

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