lunes, abril 29, 2024
Colaboracióntuercas y tornillos

Tuercas y tornillos: Sociología del amor o cómo arruinarles el 14 de febrero a tus amigos

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Dr. Mario Alberto Velázquez García | Academia Mexicana de Ciencias
La Sociología, como sostienen Zygmunt Bauman y Pierre Bourdieu, es una ciencia que nació para ser incomoda para los gobiernos, las instituciones y las personas. La pregunta que está detrás de toda indagación sociológica es ¿Por qué las cosas sociales son de esta forma y no de otra? Entre todos los temas estudiados no podía ser la excepción el amor.

Una alerta de spoilers, no lean este texto si están en pleno periodo de enamoramiento, tampoco es aconsejable mencionarlo mientras estén celebrando una cena romántica o la amistad con sus amigos. Todo lo contrario, si por alguna razón quieren justificar que no llevaron un oso de peluche a la cita o lo suyo no es mandar emoticones de corazones o gatitos mandando besos, estas líneas serán su tabla de salvación.

Primero, es necesario entender que para la sociología existen una serie de pulsiones, sentimientos, necesidades (como quieras llamarlas) que todas las personas necesitamos satisfacer de una forma u otra. Estas (sin ser una lista exhaustiva) son: seguridad, alimento, reconocimiento, pero también amor.

Segundo, estas necesidades no han sido cubiertas de la misma forma en las distintas culturas y épocas. Por ejemplo, el alimento. Como seguramente todos sabemos, cada cultura ha desarrollado sus propias ideas sobre qué es una comida placentera, cómo cocinarla e incluso los modales correctos para comer. De alguna forma, la gran mayoría de los integrantes de cada sociedad aprenden que ciertos alimentos tienen un mejor sabor que otros (comer ciertas verduras y no otras, consumir ciertos animales y no otros, etcétera) y que ciertas comidas están relacionadas con ciertos eventos; navidad, cumpleaños, entre otros.

Esto mismo sucede con los sentimientos, en este caso con el amor (en este caso me refiero exclusivamente al sentimiento que desarrollamos por una persona que consideramos sexualmente atractiva y potencialmente una pareja para una relación de largo tiempo). Este emoción, al igual que la comida, ha sido exteriorizado (la sociología diría construido) de distintas formas por las diversas culturas.

Un sociólogo que escribió una de los mejores análisis sobre esta materia es Niklas Lhumann en el libro El amor como pasión. Este análisis nos muestra las distintas características que ha tomado el amor en occidente (particularmente en Europa); desde el amor cortesano del siglo XVII (el amor que podemos ver reflejado en novelas como Don Quijote), el amor burgués, el romanticismo hasta llegar a lo que Lhumann denomina como el amor como pasión.

El amor como pasión se comenzó a construir con la modernidad y el desarrollo del individuo como un ente apartado de la sociedad y con características, pero especialmente, con metas e intereses propios. El amor expresado como pasión constituye un correlato de lo que la sociedad moderna considera que son las metas del individuo, particularmente aquellas relacionadas con su “éxito” profesional y personal. Para lograr estos objetivos, la sociedad nos recomienda tomar una serie de decisiones de corte racional: estudiar, seleccionar cuidadosamente la carrera o profesión que nos dará más dinero, empleo, reconocimiento, así como acumular una serie de bienes o títulos o relaciones que confirmarán que hemos llegado al éxito, es decir al “desarrollo pleno” como individuos. Por otro lado, el amor pasional es un comportamiento de paradojas y de actos contrarios a lo racional. Así el amor lo pensamos como “un dolor que al mismo tiempo nos acaricia”, “una enfermedad donde radica la cura”, “una rendición que al mismo tiempo nos libera”. En las distintas novelas o películas románticas podemos ver como él o la persona enamorada tiene que hacer algo totalmente irracional como dejar un trabajo, amigos, forma de vida, apariencia de decoro, entre otros, para demostrar a ese individuo (y a los demás) que es su verdadero amor. En otras palabras, el amor pasional es un acto de irracionalidad socialmente validado.

Para Lhumann la sociedad actual nos coloca en una situación donde existen dos caminos que se bifurcan: por un lado, está la individualidad que logra sus metas a partir de una rigurosa acción racional y planeada. En otra dirección totalmente distinta encontramos al amor (pasional) que se alimenta de nuestros impulsos irracionales y como muchos saben, cuando esto termina, se acaba “la chipa”, la “magia”. La separación de estos caminos, de estas prioridades en la vida de los individuos, es lo que explica fenómenos como las crecientes tasas de divorcios o la disminución en los países más desarrollados de los nacimientos; nadie tiene tiempo para tener hijos o casarse cuando es socialmente más valorado un buen trabajo o una sólida cuenta en el banco. No tenemos tiempo para el amor en un mundo donde la razón y el individuo son las guías principales de nuestra conducta.Separador - La Chicharra

MARIO ALBERTO VELÁZQUEZ GARCÍA
Profesor- Investigador de El Colegio del Estado de Hidalgo.
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Doctorado en Ciencias Sociales con Especialidad en Sociología, El Colegio de México. Maestría en Ciencias Sociales con Especialidad en Desarrollo Municipal en El Colegio Mexiquense. Licenciatura en Sociología, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Director de la Revista: “Revista Científica de Estudios Urbano Regionales Hatsö-Hnini”, www.revistahatsohnini.com.mx.

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *