domingo, mayo 19, 2024
ColaboraciónOtroFuego

OtroFuego: Campo cultural vs campo de poder

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Lo que es difícil, además de infrecuente,
no es tener lo que se llama ‘ideas personales´, sino contribuir
aunque sea un poco a producir e imponer
esos modos de pensamiento impersonales que permiten producir,
a las personas más diversas, pensamientos hasta ese momento impensables.

PIERRE BOURDIEU
El sentido práctico, México: Siglo XXI, p13, 2009

Iván CamarenaPor Iván Camarena
Comenzaré diciendo de manera muy general, relativa e inexacta, que el campo de poder económico-político determina y configura el espacio social a través de las leyes del estado y del mercado que se materializan aquí y allá, por medio de las instituciones que estructuran, orientan y favorecen cierto modo de percibir y actuar.

Y es que Estado y mercado, política y economía, son los grandes generadores de la producción y reproducción sociocultural; son centros integradores y propagadores, fuerzas constituyentes capaces de autoconcebirse como un capital de capitales, como un metacapital generador de los distintos niveles de nuestras realidades sociales.

Estos entes, estas fuerzas, estos poderes no son neutros, y nunca pueden serlo porque nada de lo humano lo es. Nacimos incompletos y no dejamos de ser parciales; llevamos a cuestas la insuficiencia que nos rige y avanzamos con nuestras imperfecciones mientras les vamos dando, en la medida de lo posible, preeminencia a nuestros deseos y necesidades individuales y familiares primero, de grupo y clase después, para dejar al final la colectividad mayor, la más abstracta, la que no vemos sino solo indirectamente a través de nuestra identidad nacional.

Ya sea el municipio, el estado o la nación, nuestra mirada se concentra primero en “ese nosotros” que nunca incluye a todos y comienza siempre por el yo, aunque nuestro yo sea un yo plural, un yo mestizo, híbrido, impuro, que no contiene casi nada propio salvo aquello que hacemos con todo eso ajeno que somos, y que pasa por los genes heredados hasta expresarse en el lenguaje y lo aprendido.

De alguna manera, nuestra incompletitud esencial nos ha llevado a construirnos y colocarnos frente a los otros que también somos nosotros siempre luchando y venciendo, siempre apostando y ganando, porque es claro que somos los buenos y pertenecemos al bando correcto, aunque no lo seamos y estemos lejos de serlo en cada pretensión perseguida, en cada creencia encarnada, en cada mito que nos cobijemos.

Dentro de este caos ordenador en el que nos enfrentamos un@s contra otr@s a diferentes escalas con la intención de llegar al centro más alto, al núcleo que coordina las potencias que nos componen y que hemos decidido, en nuestra inevitable jerarquización de las cosas, que sean la política democrática del Estado y la economía capitalista del mercado, es fundamental el lugar y el hogar en el que naces, en el que nacemos, porque tanto uno como el otro, serán origen y destino al inculcarte muchos de los valores preestablecidos con los que guiarás tus decisiones en la vida.

La pregunta aquí sería ¿qué tan cerca o lejos has nacido de ese centro de poder ordenador que históricamente ha cobijado a una minoría local y global privilegiada? Por muchos años, tu posición en lo más alto o lo más bajo de la pirámide social dirá más de ti de lo que tú mismo puedas decir de tu propia persona, pero no lo sabrás, creerás que en todos tus actos eres tú libremente decidiendo, libremente razonando, soñando, debatiendo; pero para cuando repares en esto, si es que alguna vez te interesa darte cuenta, ya estarás defendiendo a capa y espada el campo de poder económico-político de la democracia capitalista.

O acaso, si bien te va, y no naciste en la clase más vulnerable y despojada de casi todos aquellos capitales que nos permiten ascender socialmente, y te tocó ser de los clasemedieros semiprivilegiados que alcanzaron a tener una educación universitaria; si esto es así, y eres parte de esa masa que alcanzó a transitar con éxito el sistema de la educación pública, y contra todos los pronósticos desarrollaste y mantuviste viva una visión crítica y una sensibilidad estética, y de pronto te viste estudiando una de las carreras de la División de Bellas Artes y Humanidades o de la División de Ciencias Sociales de la UNISON, o tal vez elegiste la Normal del Estado para convertirte en docente, es muy probable que tu ideología política se acerque más a la izquierda que a la derecha, aunque no lo sepas ni te interese.

Pues bien, si te identificaste con este esquema bastante vago y general de ciertas trayectorias profesionalizantes posibles, es muy probable que te encuentres ideológicamente posicionad@ en contraposición al campo de poder económico-político, y es casi seguro, que estarás siendo parte del campo cultural y educativo de la ciencia y las artes; un campo multidisciplinario en el que prima lo simbólico y lo significativo por sobre lo económico y lo político, y que, por su misma naturaleza, tiene un valor pocas veces bien inculcado durante nuestro proceso formativo.

En una síntesis bastante reductiva pero todavía operacional, se puede decir que el campo cultural de la educación, la ciencia y las artes, ha servido históricamente de contrapeso a las inercias deterministas del poder, y que, si formas parte de él, puede que te molesten las injusticias sociales, que tal vez te duela la desigualdad y la pobreza, y que te indigne la corrupción y el deterioro del medio ambiente.

Si esto es así, te invito a que te consideres a ti mism@ como un agente del campo cultural capaz de enriquecer y transformar nuestra comunidad gracias al sentimiento de pertenencia que nos compromete con la realidad inmediata que vivimos. Y es que much@s de l@s agentes culturales podemos aportar nuestro grano de arena empujad@s por estas ganas constantes de cambiar el orden estático y enajenante de las cosas.

Y para ello, uno de los primeros pasos que debemos, que debes dar, es darte cuenta que tu formación educativa fue más teórica que práctica y que carece en gran medida de las motivaciones intrínsecas fundamentales que te permitirán actuar por cuenta propia y verte a ti mism@ siendo parte de algo mayor. Y esto es así, porque la subordinación del sistema educativo al mercado laboral impide que te identifiques activamente con el amplio gremio al que perteneces por vocación.

¿Pero por qué? Pues porque el pensamiento derivado de las humanidades y las ciencias sociales resulta bastante incómodo para el status quo, ya que tiende a poner en duda la ideología elitista y conservadora que los grupos situados en el poder se encargan de diseminar hacia el resto de la sociedad.

Por eso debemos, debes, reforzar tu autoconcepto como persona, tu conciencia histórica de clase y la representación social de tu gremio profesional. ¿Cómo? Leyendo e investigando sí, pero también, y esto es muy importante: participando en el espacio público para mostrar tus virtudes y tus alcances por una parte, y por otra, para defender a capa y espada la dignidad y los derechos del grupo sociocultural al que perteneces, porque, aunque no lo queramos, se ve constantemente atacado por los discursos político-económicos y mediáticos que tratan de desprestigiar y desmantelar todo aquello que ponga en duda las ventajas heredadas de los grupos privilegiados a través de la difusión de prejuicios, estigmas y cualquier otro dato o noticia que te impida sentirte amorosamente orgullos@ de quien tú eres.

Indaga más allá de las fronteras que definen tu realidad local, regional y nacional. Encuentra en el resto del mundo a los individuos con los que te identificas para comprobar que lo que tú vives lo vive también mucha gente independientemente del país de origen. Esfuérzate por romper los negacionismos evasivos y asume que la globalización neoliberal aceleró los procesos de estandarización y homogenización que petrificó las conciencias de much@s en grandes franjas de vulnerabilidad y nihilismo que les impedirán tomar cualquier tipo de acción.

Lo bueno es que los recursos tecnológicos y comunicacionales nos permiten edificar una perspectiva más amplia sobre las cosas. Lo malo es que hace décadas un buen número de pensadores vienen advirtiendo que hoy las fronteras y censuras las llevamos por dentro, y eso, en ocasiones impide que nos interesen otras realidades que no sean parte de nuestra realidad más básica e inmediata.

Pero en caso de que sobreviva en ti esa visión crítica y esa sensibilidad ético-estética de las que se alimenta el campo cultural de la educación, la ciencia y las artes, lo mejor que puedes hacer es comenzar a frecuentar a las autoras y autores que pertenecen a la tradición de pensamiento que cuestiona los sistemas, las estructuras y jerarquías sociales, por el simple hecho estadístico de que la mayoría de la población a nivel global nos encontramos más cerca de la carencia que de la opulencia, a pesar de que el mundo de hoy produce más riqueza que nunca.

Te invito pues, de todo corazón, a que enciendas el fuego inapagable de tu voluntad apasionada, y te sumes con tu palabra y tus acciones a esta lucha simbólica por dignificar las profesiones vocacionales del campo cultural tanto local como global, impulsad@s por la loca, desmesurada y poética idea de seguir soñando con un mundo mejor para tod@s l@s que habitamos este bendito planeta que es nuestro único hogar, nuestro patrimonio tangible total, nuestro posible y deseado Paraíso aquí en la Tierra.Separador - La Chicharra

Iván Camarena: Poeta humanista apasionado del arte y el conocimiento con experiencia en investigación científico-social y divulgación académico-literaria. Ha publicado cinco libros por los que recibió algún premio estatal, regional y nacional. Actualmente es integrante del Colegio Sonorense de Académicos de la Lengua y la Literatura, del Seminario Permanente de Filosofía de la Unison, y del espacio de análisis y reflexión Puente Sobre el Mundo. Es candidato a doctor por El Colegio de Sonora.

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