sábado, abril 20, 2024
ColaboraciónDe mente abierta y lengua grandeGastronomía

De mente abierta y lengua grande: El desayuno grosero

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Chef Juan Angel | @chefjuanangel

Las sábanas parecían rociadas por una brisa suave, estaban frescas y ligeramente húmedas; eran las 6 de la mañana y el cooler había refrescado durante toda la noche el pasillo donde acomodábamos los tres catres para dormir.

Entredormido, escuchaba pasos a lo lejos, de repente se acercaban y abrían la regadera del baño, luego, el golpeteo de dos pares de zapatos, la típica práctica de mi mamá para sacudirlos y pasarles después un trapo para rematar con una capa de chinola brillante color negro.

-¡Juan Angel, Noé, despierteeeen, ya van a dar la primeraaaa!-

Ya había amanecido, la puerta del patio estaba abierta, el aire caliente que ingresaba a través de la alambrera nos pronosticaba que sería un domingo muy cálido, quizá el más caliente del año.

-Amaaaaaa, pero ¿por qué tenemos que ir a Misa de 7?, es muy temprano- gritaba mi hermano molesto, metido en el catre y arropado con una sábana.
-Ya les he dicho, es mejor en la mañana, hace menos calor, va menos gente y los abanicos de la iglesia refrescan mejor-
La lógica de mi mamá era sabia, pero siempre estaba acompañada del consejo de mi papá -Vale más ir temprano, así nos desocupamos de la obligación, luego llegamos por masa al molino y desayunamos tortillas recién hechas-

Clan Clan Clan Clan – Ya están dando la segunda y todavía no se ponen los zapatos, se los dejé en la silla- gritaba mi mamá, en menos de lo que canta un gallo ya estábamos listos, sentados en las mecedoras de la sala, esperando a que nos dieran la indicación de pararnos e irnos.

Salíamos de casa faltando 12 minutos para las 7, de tal forma que estábamos en la Iglesia a las 6:52 de la mañana, tiempo suficiente para hacer una visita al Santísimo y escuchar a la Tina de Andrés mientras afinaba garganta junto a la Chita de Chico Bolita -Mejor vamos a cantar la espiga, ando muy desentonada-

Después de 45 minutos de estar siguiendo el abanico que giraba en lo alto de un pilar, para refrescarnos del calor sofocante, terminó la misa.

-¡Groseraaaa, ¿cómo estás?- gritó la Adelina de Macachi desde la otra fila de bancas.
-Pues aquí Grosera, vamos a llegar con el Tecate por un kilo de masa para las tortillas- dijo mamá
-Fíjate que la Norma me mandó una salsa muy buena del otro lado, mejor lleguen de paso a la casa a desayunar- la hija de Adelina tenía años trabajando en los Estados Unidos, desde donde le enviaba alimentos enlatados, mantequillas y cosas raras.

Caminamos rumbo al parque infantil de la Capital del Mundo, justo enfrente estaba la casa de la Grosera, un apodo que hace años se habían puesto mi mamá, Adelina y sus hermanas, primas al fin.

Entramos y nos sirvió un vaso de jugo de naranja Tropicana gringa y puso agua para el café; la cocina era un cuarto largo, de techo muy alto, con dos puertas altas color verde, instaladas en un extremo del salón, entre ellas corría un aire fresco que rodeaba la habitación y salía por la ventana junto al lavaplatos.

La Grosera calentó una sartén grande y ancha, agregó mantequilla y varios puñados de tortillas de maíz en trozos, los doró, aventó unos cucharones de frijoles caldosos recién molidos y luego, bastante jitomate y lechuga picada. Revolvió groseramente y sirvió de inmediato -Esta receta me la dio la Norma, me dijo que la sirviera con esta salsa especial que me mandó- tomé la salsa con mis manos y leí: – Tabasco, salsa Tabasco, mmmm, buen nombre para una salsa- serví bastantes gotas sobre el plato caliente, lo probé y sentí un sabor avinagrado, ligeramente picoso, con un final dulce –Woow, qué buena salsa- exclamé, a lo que Adelina respondió -Es producto fino pues, la Norma me mandó nomás una botellita, pero le pediré más-

La salsa Tabasco tuvo una magnífica presentación en mi vida, sobre un plato despreocupado de tortillas y frijoles que la hicieron explotar en la boca; eso, aunado a las alabanzas que la Grosera depósito sobre ella. Estoy seguro que, de otra manera, no hubiera causado el mismo impacto en mi paladar.

Chef Juan Angel – Licenciado en Periodismo y chef profesional, conductor de televisión, creador de contenidos gastronómicos y embajador de marcas de alimentos.

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