Urantia: Dantesco

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“El camino al paraíso comienza en el infierno.”
Dante

 

Miguel Manríquez Durán
Miguel Manríquez1: “Este año será dantesco”, dije con mucha convicción y malicia. El joven poeta -mi interlocutor- lo tomó en el sentido metonímico ya conocido: infernal. Después aludió a los tiempos de incertidumbre y a las tragedias cotidianas. No me sorprendió mucho que no tomara el otro sentido: los 700 años del fallecimiento del poeta florentino. Con mucha confianza me contó que no había leído a Dante y le recomendé que dedicara este año a leerlo. Desde esta desértica esquina del mundo no hay actividad alguna para conmemorar al poeta, ni alusión ninguna en talleres, grupos de lectura y, para decirlo de una vez, entre la comunidad literaria. Ya lo dijo Dante: “Soy el camino a la ciudad de la aflicción, soy el camino hacia el dolor eterno, soy el camino a seguir entre los perdidos”.

En La Angustia de las influencias (1973) Harold Bloom nos deja una idea central: los escritores tienen dos fuentes de inspiración. La primera son aquellas experiencias extraliterarias: lo vivido. Y lo segundo, son las influencias literarias. O todo aquello que leen. Hay que decir que influir significa fluir hacia dentro. Con todo lo polémico que es su libro, surge la noción de tradición literaria que, a mi entender, es el modo en el que los poetas leen a otros poetas. Ya es lugar común: “la idea que uno es influenciado por otros artistas y que esas influencias, a su vez, crean ansiedades, resulta, claro, una idea útil a la hora de debatir ciertos temas referentes a la creación”.

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2: Durante di Alighiero degli Alighieri (1265-1321) que en su nombre popular lleva su destino: Dante (latín: durans) quiere decir perdurable, resistente. No sólo es un nombre muy sencillo de escribir y pronunciar, puesto que es exactamente igual en todos los idiomas. Así como kafkiano alude a los absurdos burocráticos o bien lo quijotesco para referir lo soñador, irreverente y aventurero. También lo dantesco es un adjetivo cotidiano para situaciones llenas de terror, dignas del infierno.

No hay que pensar mucho para reconocer a este poeta que no sólo dio forma a la lengua italiana sino como artífice del Renacimiento. Por su universalidad habrá todo este año eventos para rememorar su influencia en el mundo contemporáneo. Lo dice mejor Eugenio Montale: “Si él solo quiso ser poeta, y nada más, es inexplicable que, ante la ceguera del ser humano moderno, cuando el mundo de Dante se aleja siglo a siglo de nosotros, aumente más y más la voluntad de mostrarlo para que todos conozcan su obra, y reciba un poco de luz quien es más ciego que nosotros”.

Más allá de sus obras, en estos tiempos de incertidumbres solitarias, tragedias colectivas y cinismos evidentes, una manera de celebrar la dignidad del ser humano es abordar la lectura reflexiva y sin prisa, de La Divina Comedia: “La Divina Comedia es la obra de un escritor político comprometido, que ataca los vicios y defectos, la corrupción y los engaños de los seres humanos en el Infierno, pero también exalta la lealtad, la amistad, los nobles sentimientos en el Purgatorio. Deja para el Paraíso la excelencia del ser humano, las mayores capacidades, la bondad y la generosidad de que es capaz”, dice Erich Auerbach en Studi su Danti (Feltrinelli, 2005).

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3: El recuerdo es claro: gracias a mi pathos de cazar ofertas, a los trece años, un adolescente porteño leyendo a Dante convirtió La Divina Comedia en una lectura ritual. Muchos años después, Dante me confirmó lo que ya sabemos: la poesía nace del asombro. Desde entonces, este “poeta fuerte” será determinante influencia y, mejor aún, necesario poeta en la obra propia: “En la muerte reside el centro de gravedad del alma”, escribí en alusión al florentino. Coincido con Montale: “la verdadera poesía siempre es un regalo y presupone la dignidad de quien lo recibe”.

Bien dice Italo Calvino: “Un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir”. No tengo la menor duda, el florentino es ofrenda de amor a los infiernos. Tampoco olvidaré una tarde de invierno frente a su tumba vacía y leer en voz alta la exclamación atribuida al autor de La Comedia solicitando reconocimiento para Virgilio, su guía en el Infierno: “Onorate l’altíssimo poeta”.

 

Miguel Manríquez Durán. Poeta.

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2 comentarios en "Urantia: Dantesco"

  • el 9 marzo, 2021 a las 9:54 am
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    Gracias a Dante, conocí a Virgilio y a Virgilio debo, haber tomado partido por los Troyanos. Espero que siempre exista un Eneas que guarde la esperanza y reviva la gloria. Espero exista siempre un Dante que nos lleve a los ilustres.

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