jueves, abril 18, 2024
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La Policía Energética: Energía Limpia y Energía Renovable

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Por Ana Sotomayor
Ana SotomayorBienvenidos de nuevo. En la entrega anterior hablamos de Sostenibilidad, el tema que logrará hacer posible un crecimiento económico que beneficie a la sociedad en su conjunto sin estresar el medio ambiente, aún suena utópico, pero trabajar en ello es el primer paso.

Hoy quiero hablarles de un tema que es un poco controversial, incluso para los que trabajamos en la industria de la energía. La diferencia entre Energía Limpia y Energía Renovable.

Este asunto es controversial porque dependemos de la definición de Limpia y de Renovable.

Por consenso, se ha definido como Energía Limpia a toda aquella energía que no emite gases de efecto invernadero, o bien realiza emisiones pero son compensadas por acciones de mitigación, por lo que resulta en un balance neutro en el medio ambiente. En México se incluye también la energía generada por combustión de Gas Natural, que si bien es un combustible fósil y de hecho genera emisiones de los multimencionados gases de efecto invernadero, se considera limpia si y solo si sustituya la generación por otros combustibles. Muchos en el medio le llamamos una “Energía de transición” es decir, un pequeño paso para mejorar.

En la Ley de la Industria Eléctrica en nuestro país, se consideran como energías limpias, toda energía generada por el viento; la radiación solar; toda la que pueda generarse por el mar: maremotriz, mareotérmica, corrientes marinas y por gradiente de concentración de sal; geotermia; la generada por quema de gas metano residual, la generada por combustión de hidrógeno y las celdas de combustible de hidrógeno; hidroeléctricas; nucleoeléctricas; centrales de cogeneración eficiente que cumplan ciertos criterios de eficiencia y las tecnologías consideradas de bajas emisiones de carbono, que es donde entra el gas natural que mencionaba.

Aquí es importante mencionar que muchos consideran que la energía nuclear no debería considerarse como limpia, dado que sus residuos pueden considerarse altamente dañinos, pero debemos recordar que se definió que este término se basará solo en la generación de gases de efecto invernadero. Y por otro lado, la energía nuclear, bien manejada e incluyendo las previsiones de seguridad ante eventos fortuitos como tsunamis, terremotos, ciclones, tornados, Godzilas y los etcécteras posibles, puede ser una energía segura y suficiente para las próximas generaciones y las necesidades futuras; en mi opinión no deberíamos descartarla por completo aún.

Ahora bien, dentro de todas estas energías encontramos las renovables; que se definen como toda aquella energía que se obtiene de una fuente que no se acaba, que es inagotable. Claro que esto
podría ser cuestionable, ya que en plazos largos nada es inagotable, pero el consenso, nuevamente, definió que si es posible que la fuente dure millones de años, como el sol y el viento, se considera
renovable; así como toda fuente que se puede reponer, ya sea natural o con ayuda del hombre, de tal manera que su consumo quede asegurado por años. Así algunas fuentes renovables lo son
siempre y cuando se gestionen de manera adecuada.

Aquí viene lo complicado: hay fuentes renovables que no necesariamente son limpias: si quemamos biomasa, es decir madera o sus derivados para generar energía, y la gestión es adecuada sembrando los árboles suficientes, sería una energía renovable, pero no es limpia, ya que tiene emisiones.

Por otro lado, con el uso de la tecnología hay tecnologías no limpias, que se convierten en limpias, es decir se instalan mecanismos de captura de carbono (el gas de efecto invernadero) para que no salga a la atmósfera. Así, de pronto podemos tener generación de energía eléctrica por incineración de carbón o de la basura municipal que se considera limpia.

Al final, gracias a los acuerdos internacionales contra el cambio climático, como el acuerdo de París, muchos países se comprometieron a la transición energética, que es generar la energía necesaria para el desarrollo y crecimiento de un país pero con energías limpias. México tiene ese compromiso ante la comunidad mundial, vamos atrasados pero aún es momento de retomar ese camino.

De nuevo terminaré diciendo que nos corresponde a todos poner nuestra gota de agua para crear la ola verde, y en este caso nos corresponde pedir y hasta exigir que esos acuerdos se cumplan. Pero ese es otro tema, un tema de activismo climático.

Como siempre les dejo mi correo Sotomayor.anam@gmail.com por si quieren comentar, preguntar u opinar.

Gracias a La Chicharra y hasta la próxima semana

 

 

Ana Sotomayor es graduada en Administración de empresa y candidata a maestría en Sustentabilidad (si todo sale bien). Su experiencia profesional incluye proyectos de eficiencia energética y energías renovables, y es una hábil profesional en el sector de la administración de la energía. Sus habilidades incluyen el identificar, evaluar y presentar de una manera entendible las oportunidades en el uso eficiente de la energía y sus aplicaciones. Tiene experiencia en servicios de consultoría de sustentabilidad y ha presentado soluciones y programas eficaces de manejo eficiente de la energía para distintos clientes incluyendo el sector privado, y gobiernos estatales y municipales. Actualmente tiene su propia firma de consultoría dedicada a la realización de auditorías energéticas, perfiles de consumo de energía, capacitación y trámites para la participación en el Mercado Eléctrico Mayorista. Su experiencia anterior incluye puestos administrativos y financieros en industrias medianas.

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