martes, mayo 14, 2024
ColaboraciónColumnaCulturaDe mente abierta y lengua grandeDescubre SonoraGastronomíaHermosillohistoriaOpinión

De mente abierta y lengua grande: Pucheros de amor

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Chef Juan Angel | @chefjuanangel
Habían pasado meses de muchos ensayos para que la escolta de la primaria, de la cual era parte, hiciera su mejor presentación durante el Desfile del 20 de noviembre en la capital del mundo: San Pedro de la Cueva. 

Después de muchos  “¡Firmes!” “¡Flanco derecho!” “¡Alto ya!” nos encontrábamos listos, el día había llegado; pantalón, camisa y corbata planchadas a la perfección, zapatos con doble “chinola” y para el cabello, mucho jugo de limón colado para que no se moviera un solo pelo durante la marcha que teníamos el orgullo de encabezar cuesta abajo hacía la plaza. Pero faltaba un detalle importante: “¡Si no te comes el plato completo de puchero no vas a desfilar!”, mi mamá haciendo gala de sus amorosas amenazas previo al evento del año. Su estrategia era siempre exitosa, esperaba los momentos precisos para conminarnos (obligarnos) a comer los platos menos deseados, en mi caso, el que llevaba la delantera era el puchero. Un caldo de carne con abundantes verduras y bastante garbanzos que se sirve muy caliente acompañado de tortillas grandes de harina. Pensaba que era un plato muy simple, que le faltaba consistencia y sabor, además siempre lo asociaba a un castigo que consideraba injusto.

Años después de llegar a Hermosillo, busqué con ansias locas un plato de puchero, encontrándome con la novedad de que su nombre capitalino era “cocido”, más tarde en el sur de estado lo disfruté igual, ahora bajo el nombre de wakabaki (cocido de vaca), un plato tradicional yaqui/mayo que se prepara en las grandes fiestas. Lo cierto es que el nombre del plato tiene su origen en un recipiente de barro con tapa y dos asas que se utiliza para preparar un plato muy parecido en España. El cocido es una preparación que llegó junto a la conquista, adoptó a los vegetales típicos de la región junto a los famosos chiltepines. 

A fin de cuentas, el castigo de mi mamá tenía fines muy precisos: educar el paladar, una materia que muchas madres deberían poner en práctica con sus hijos.

Chef Juan Angel – Licenciado en Periodismo y chef profesional, conductor de televisión, creador de contenidos gastronómicos y embajador de marcas de alimentos.


– PUBLICIDAD –


 

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *