Imágenes urbanas: “Si no me quieres, me importa poco.”

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Por José Luis Barragán Martínez
José Luis Barragán
Difícil elegir tema para despedir el año, más aún elegir algo que a la vez permita un mínimo de optimismo para recibir el 2018.

¡Gran paquete!

Por eso el que esto escribe decide lavarse las manos, que salga el duende, que quede libre, que haga lo que le venga en gana.

Y el duendecillo sonríe maliciosamente al sentirse independiente, hace un guiño y usando las manos a manera de alas inicia el ascenso suavemente, también utiliza los pies cual rana que brinca en un juego de niños.

Y se eleva y se eleva, y se asombra de ver cuánto ha crecido Hermosillo.

El cielo esta limpio, las nubes son fugaces, es diciembre.




El duende esta sorprendido, ¿a dónde mirar?, ¿a dónde ir a descubrir el mundo de cerca?

Por fin, se decide y hacia allá va.

Suavemente se deposita en el suelo, ve un letrero “Escuela Secundaria No…”

Camina por los patios, corre aire frío, pedazos de piñata, platos de cartón con restos de pastel, hojas de tamal… es diciembre.

Los ventanales están guarecidos con fuertes rejas de hierro. En el salón en cuya puerta dice “Dirección” unas madres hacen guardia en previsión de las ratas de dos patas.

En una pared una pintura, un danzante del venado. De pronto, el duende descubre que una hoja de papel lo persigue como si quisiera que leyera el escrito que trae.




La toma en sus manos, inicia su lectura hecha en cuidadosa letra de molde y tinta azul, en su rostro aparece una sonrisa inocente:

Para: El Chapo
De: Vanesa

 ¡Auuuu!
El agua para hervir,
necesita de vapor,
y yo para vivir,
necesito de tu amor.

Las muchachas de la tres,
no saben ni besar,
en cambio las de  la cuatro,
no dejan ni respirar.

Agua de piña,
agua de coco,
si no me quieres,
me importa poco.

Del cielo cayó un perico,
con una flor en el pico,
lo mucho que te quiero,
luego te lo platico.

Del cielo cayó un pañuelo,
bordado de mil colores,
y en cada esquina decía,
Chapo de mis amores.

En el árbol de la plaza,
dibujé un corazón,
con tu nombre y el mío,
y la palabra amor.




En una noche muy fresca,
en tus ojos me miré,
era tan fuerte tu mirada,
que de ti me enamoré.

Para matarme amor mío,
no necesitas puñal,
deja de quererme un día,
y la herida será fatal.

Agua de piña,
agua de fresa,
si no me quieres,
no me interesa.

Dos ositos en la nieve,
no se pueden resbalar,
dos novios que se quieren,
no se pueden olvidar.

Cuando pasé por tu casa,
me  tiraste un ladrillo,
voy a pasar más seguido,
para formarte un castillo.

No sé si fueron tus besos,
no sé si fue tu mirada,
lo único que sé de ti,
es que estoy enamorada.

El duende terminó la lectura, terminó su espacio y su tiempo.

Bienvenido 2018, felicidades a todos.




*Por José Luis Barragán Martínez, colaborador


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