jueves, abril 18, 2024
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Ludibria: La letra escarlata

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Por Ramón I. Martínez
Ramón I. Martínez. La ChicharraHace un año, Mara Romero me hizo llegar la Antología del Proyecto Cultural: La letra escarlata, apoyado por el Programa Nacional de Prevención del Delito (PRONAPRED), Ciudad Obregón, Sonora, 2016.

El nombre del proyecto recuerda el de la novela homónina de Natnael Hawthorne, con su protagonista Hester Pryne teniendo que llevar como un oprobio una letra “A” escarlata como señal de su pecado (adulterio) durante la época de las trece colonias de Nueva Inglaterra. Era un castigo y no una reinserción social, lo contrario a esta “Letra escarlata” encabezada por Mara Romero, Coordinadora de Proyectos Culturales del PRONAPRED. Se trata de un Taller de creación literaria realizado en el Centro de Reinserción Social: CERESO Cajeme, en Cd. Obregón Sonora, áreas: femenil y varonil y en el Instituto de Tratamiento y Aplicación de Medidas para Adolescentes: ITAMA Cócorit. Una hermosa labor que se ha extendido a otras disciplinas tales como la danza, la guitarra, la pintura, el rap.




Frutos de este taller de creación literaria se han tenido muchos tanto en términos de reinserción social como en desarrollo de talentos artísticos. Muestra de ello es la presente antología.

Nos dice Mara al inicio del prólogo de la Letra Escarlata: “Hacer cultura nunca será fácil, incluso a sabiendas de que un país educado siempre será mejor. Pero a pesar de ello, siempre existen almas motivadas por la fe en un mundo mejor: son los seres sensibles, los que nunca duermen por miedo a que la luna se olvide de ellos. Convencidos de que el arte modifica destinos y redecora nuestro espíritu llega un proyecto cultural e integral: “La letra escarlata” orientado a los espacios donde la esperanza tiene el color del vacío. Gracias a la Secretaria de Seguridad Pública del Estado de Sonora, a través del Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia (PRONAPRED), hemos trabajado por más de seis meses en seis Centros de Reinserción Social y cuatro Institutos de Tratamiento y Aplicación de Medidas para Adolescentes (ITAMA) en Cajeme, Guaymas y Hermosillo, con una propuesta de cultura que abarca teatro, música, cine y literatura.”

Estos esfuerzos coordinados de manera individual y colectiva, nos traen relatos y poemas variopintos, de los más amplios registros, que van de experiencias íntimas y personales. Vale la pena asomarse a estas sendas ventanas que conforman estos textos nacidos en la situación límite que es la prisión, cantos que van de la esperanza al agotamiento, de la alegría al arrepentimiento, de las verdades testimoniales más crudas a las experiencias fantasmagóricas. Desde aquí felicito a Mara Romero y a su entusiasta equipo.



*Ramón I. Martínez (Hermosillo, 1971) Maestro en Letras Mexicanas por la UNAM, profesor a nivel bachillerato en el Distrito Federal. Ha publicado Cuerpo breve (IPN-Fundación RAF, 2009). Cursa el doctorado en Humanidades en la UAM-Iztapalapa.


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