Ludibria: El rastro del prodigio, de Enrique González Parra

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Por Ramón I. Martínez
Ramón I. Martínez. La Chicharra

Dice Octavio Paz que la verdadera biografía de un poeta está en su obra. No importa la extensión de ésta.  Un poema abre a manera de clave de lectura este poemario:

Paleta

Tras los verdes
pinares de la sierra,
ese azul vivo
que al acabar la tarde
se mezcla con el rojo;
a veces, de paseo
en las interminables horas
pajizas de un verano extendido,
blancos chubascos
irrumpen poderosos
como plagas
contra el súbito
fondo negruzco
que todo lo vuelve pardo.




Enrique González Parra (Michoacán, México, 1951) es un mistagogo que nos lleva de viaje a los largo de los colores de la paleta de pintor poético, en su más reciente poemario El rastro del prodigio nos lleva de viaje por multitud de paisajes diversos, del prodigio éste breve que es la vida. La variedad de colores se va repartiendo en este poemario, donde los textos se van agrupando por el color dominante de cada sección de las VI que conforman el libro. Por ejemplo, la sección II donde el azul predomina cierra con el poema que da título al volumen:

El rastro del prodigio

El cielo puso azul
la cal de las paredes
del claustro a mediodía,
la luna dejó en ellas
añil fosforescente.

Mis ojos llevan,
como un resumidero
de blancos,
de lodos
y de azules,
el rastro del prodigio.

Son juegos de la luz y del sonido que van trazando paisajes tanto exteriores como interiores del poeta, donde va recorriendo de la mano del lector experiencias de lo más variadas basadas en viajes, lecturas, escenas familiares, sueños, temores, reflexiones, reminiscencias, pinturas, amigos y amantes. Sensaciones, los colores dando significado a los recuerdos a través de los puntos cardinales de una entrañable geografía de donde el lector se nutre de la verdad, como dijera Luis Cernuda: “La verdad de su amor verdadero”. No se trata de un poemario donde sólo reine el amor, hay de toda una gran variedad de nostalgia y melancolía. Es un pintor poético que no deja de sorprendernos en su breve pero sólida obra poética, plena de imágenes claras llenas de reminiscencias y connotaciones variadas. “Si bien desde los 25 años se empeña en escribir poesía, no publicó su primer libro hasta 1987: Ajena biografía (Dioscuros)”. Cumple entonces 30 años de poeta publicado.



*Ramón I. Martínez (Hermosillo, 1971) Maestro en Letras Mexicanas por la UNAM, profesor a nivel bachillerato en el Distrito Federal. Ha publicado Cuerpo breve (IPN-Fundación RAF, 2009). Cursa el doctorado en Humanidades en la UAM-Iztapalapa.


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