Espejo desenterrado: Si no lee… se nota

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A propósito del Día Internacional del Libro, a celebrarse el 23 de abril.

 

Por Karla Valenzuela
Según Forbes, el país en el que más se lee es La India, le siguen Tailandia, China, Filipinas y Egipto.

De Latinoamérica, sobresale Venezuela –en el lugar número 13– un país conformado por una población de 28 millones 459 mil 085 habitantes, que, en promedio, leen 6.4 horas a la semana.

Después, en el 17, lejos de lo que una servidora hubiera esperado –pues supondría que estaban en un lugar más alto-, está Argentina, con lectores que brindan 5.9 horas a este hábito.

Y ¿adivine qué? … México se sitúa en el lugar 24 en este ranking de lectura, con un promedio de 5.5 horas semanales dedicadas a los libros.

Esta misma revista señala que la Encuesta Nacional de Lectura 2012 que llevó a cabo la Fundación Mexicana para el Fomento de la Lectura arrojó que uno de cada dos hogares en México solamente tiene entre uno y 10 libros que no son escolares, mientras que el 54 por ciento de los encuestados indicaron que no leen cotidianamente y el 35 aseguró que, tristemente, no había leído un solo libro en su vida.

En el estudio “Hábitos de Lectura”, de la OCDE y la UNESCO, México ocupa el nada célebre rincón 107 de 108 países, con aproximadamente dos libros anuales por persona.

Como si fuera poco, Forbes también señala que casi mitad de los mexicanos nunca ha pisado una librería, el 13 por ciento jamás ha leído un libro y el 70 por ciento de los mexicanos lee el mismo número de horas a través de los años, o menos.

Como se ve, las cifras y el futuro de le lectura no son para nada alentadores; cada vez se lee menos en México y, una vez más, resaltamos por estar fuera de un Top 20 a nivel mundial del cual, otrora, formaríamos parte –así lo siento– en los primeros lugares.

No hace mucho tiempo, Gabriel Zaid expuso a través de su ensayo “La lectura como fracaso del sistema educativo” en Letras Libres, que hay 8.8 millones de mexicanos con estudios superiores o de posgrado, y de ellos, el dieciocho por ciento (1.6 millones) nunca ha puesto pie en una librería. Ahí mismo, el obsesivo ensayista e investigador concluye: “La mitad de los universitarios (cuatro millones) prácticamente no compra libros (…) y en 53 años el número de librerías por millón de habitantes se ha reducido de 45 a 18” al menos en la capital del país

Esto nos dice algo muy serio, como dice el buen Guillermo Sheridan, “en México la clase ilustrada es aún más bruta que la clase iletrada”. Y yo diría que lo “ilustrada” es solamente así, entre comillas, pues hay claros ejemplos de gente con posgrados, con un cúmulo extenso de papelitos que avalan sus estudios académicos, pero que no sabe ni la O por lo redondo a la hora de escribir en una red social.

De ahí la importancia de la lectura, y específicamente de la lectura de textos literarios. Es a través de ellos que se puede completar una vida profesional y tener, de veras, una educación que se refleje en lo profesional y en la vida cotidiana.

Si no me cree, pregúntele a quien se estacione en doble fila, a quien prefiera ocupar un lugar para discapacitados sin permiso o a cualquiera que haga las cosas mal al transitar enseguida suyo, ¿cuántos libros lee o ha leído en su vida? Seguramente se sorprenderá con la relación entre este hábito y el buen andar por la existencia.

 

 

 

*Karla Valenzuela es escritora y periodista. Es Licenciada en Letras Hispánicas y se ha especializado en Literatura Hispanoamericana. Actualmente, se dedica también a proyectos publicitarios.


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