sábado, abril 20, 2024
ColaboraciónDe mente abierta y lengua grandeGastronomía

De mente abierta y lengua grande: Así nacen…

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Chef Juan Angel | @chefjuanangel

-¿Aceptas a Karla como tu legítima esposa, prometes amarla y respetarla de hoy en adelante, en lo próspero, en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?-
– Sí, acepto.

Y cuando los novios se convirtieron en los nuevos esposos, en medio del campo en una hacienda que permitía admirar la belleza del firmamento, el cometa Halley surcó la bóveda celeste llenando de luz, asombro y bendiciones al nuevo matrimonio.

Diseñadora gráfica de carrera y profesión, Karla desconocía por completo el mundo de la cocina: sus cucharas, sartenes y sabrosas preparaciones. En su nueva vida de casada, tenía al frente uno de los mayores retos de su existencia: cocinar.

A diario exploraba buscando una conexión como la que tenía con los colores, los papeles, lienzos, cámara y demás elementos relacionados con su mundo: el diseño, el cual le provocaba una sensación de satisfacción y gusto que detonaba chispas de alegría en su mente y en su corazón, pero, al parecer la cocina definitivamente no era lo suyo, y estaba muy lejos de conectar con ella.

Meses después, llegó el momento de la ansiada luna de miel, tomaron carretera y llegaron a los Mochis, dónde abordarían el tren que más tarde cambiaría sus vidas y sus sueños. La noche previa a la salida del tren, los recién casados bebieron generosas copas de vino hasta la madrugada.

Ring ring – Hola buenos días, los están esperando en recepción para llevarlos al tren-
-Sí, en un momento bajamos
Ring ring – ¡Señorita buenos días de nuevo, me informan que ya están apunto de irse que si van a bajar al lobby!-
-Sí, ya vamos- El sueño los volvió a vencer…

15 minutos después, Karla despertó, vio el reloj y se dio cuenta que estaban a punto de perder el tren, llamaron un taxi, recogieron sus cosas y salieron de prisa, al llegar a la estación se percataron de que los boletos estaban aún en el hotel, así que le pidieron al taxista que regresara por ellos y en cuestión de minutos ya estaban abordo sentados en la barra del bar del vagón que les permitió conectar la celebración de la madrugada anterior y seguir celebrando su matrimonio. Después de un espirituoso viaje llegaron a Creel y el último día de su estancia decidieron comer en un restaurante que prometía lo inimaginable: un chef de raíces Italo-africanas cocinaba, según los conocedores, como los mismísimos dioses, así que llegaron al lugar, tomaron asiento y pidieron la estrella del menú: Chamorro.

Esa noche Karla experimentó una sensación de placer, disfrute y curiosidad que nunca había sentido, parecía que una parte de su cerebro había cobrado vida llenándose de emoción por ello.

El viaje terminó, regresaron a casa y Karla buscó entre los supermercados de Hermosillo uno que pudiera venderle Chamorro, ya que la pieza como tal no era tan conocida ni comercial, por fin encontró en VH y comenzó a experimentar buscando lograr la receta que había comido en Chihuahua, pero sobre todo, igualar esa diversidad de sensaciones que le brindó la experiencia de disfrutar aquel chamorro.

A la vuelta de unas semanas, Karla encontró la fórmula, su chamorro era delicioso y comenzó a venderlo, ¡Mejor que eso! había encontrado algo más importante: la chispa que hacía falta en su vida, la conexión con las cucharas, cuchillos, ingredientes y sabores de la cocina; de esa manera nació una excelente cocinera que se transformó en chef y ahora nos deleita con el mejor
chamorro que he comido en mi vida: El chamorro del Tocho de Karla Vallejo.

Chef Juan Angel – Licenciado en Periodismo y chef profesional, conductor de televisión, creador de contenidos gastronómicos y embajador de marcas de alimentos.

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