La Perinola: Nuevos liderazgos

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Por Álex Ramírez-Arballo
Es evidente que nos encontramos viviendo tiempos difíciles, de definición y pugna. Los expertos en la historia hablan de una crisis como la lucha entre dos paradigmas por establecer dominación; lo viejo y lo nuevo, los clásicos y modernos (así se decía antes), enfrentados por establecer una lectura única del mundo y sus cosas. Lo que creíamos sólido y perpetuo se reblandece, abriendo con ello la puerta a transformaciones que hasta hace poco tiempo hubiéramos considerado imposible. ¿Hacia dónde nos dirigimos ahora mismo? Creo que nadie lo sabe con claridad; tenemos a mano información que nos habla del gran reto del cambio climático, la portentosa transición hacia un mundo regido por la robótica y la urgente necesidad de defender las instituciones de la democracia liberal de cara a los salvajismos populistas que amenazan por todas partes con su nihilismo infame y su afán destructor.

Algo que resulta evidente en estos tiempos de crisis es la ausencia de liderazgos éticos y la irrupción de personajes demagógicos sin otro fin que la manipulación criminal de las masas. Se trata de personajes infaustos, obsesionados consigo mismos y con una gran capacidad de chantaje público. Saben muy bien qué nervios pinchar para que el hombre-masa se exalte y se ponga a su disposición de inmediato. Es una tragedia la irrupción de estos seres mesiánicos, mentirosos profesionales que les dan de comer en la mano a los blandengues que renuncian a sus responsabilidades a cambio de migajas e ilusiones vanas. Ser adulto es asumir la libertad con todas sus consecuencias, de lo que se deduce que en este mundo nuestro abundan las personas que besan sus propias cadenas.

Contra estas lacras inmundas debe alzarse un liderazgo nuevo, ético, basado en la dignidad de la persona y el respeto a los hechos. La verdad está bajo fuego debido al ladrido constante de los demagogos; es menester, si es que acaso nosotros estamos dispuestos a defender el sentido común, señalarlos con nombre y apellido, denunciar sus discursos mentirosos, su afán por destruir los más grandes logros de nuestra civilización. Ese nuevo liderazgo debe centrarse en el bienestar de la persona, buscar abrir posibilidades de desarrollo, reconocer el impulso de nuestra tradición occidental y sus invaluables logros. Además, es necesario que se combata con fuerza la visión individualista, desarticulada y absurda de una sociedad de ensimismados dedicados a buscar sus propios deleites sin más. Somos seres sociales y el trabajo en la persona debe ser de orden trascendente, aspirando a la construcción de una red de interacciones dirigidas dentro de las organizaciones empresariales y políticas.

Acabo de releer lo antes escrito y creo ahora que estos han de ser ciertamente tiempos duros si esto que parece tan evidente en sí mismo va adquiriendo, debido a la confusión reinante de nuestra época, una pátina de imposibilidad. No lo permitamos, salgamos todos en nuestro entorno para asumir un carácter visible y vocal. O lo hacemos todos o los malos, que son pocos pero siniestros, terminan por ganarnos la partida.

 

Álex Ramírez-Arballo. Doctor en literaturas hispánicas. Profesor de lengua y literatura en la Penn State University. Escritor, mentor y conferenciante. Amante del documental y de todas las formas de la no ficción. Blogger, vlogger y podcaster. www.alexramirezblog.com


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