Rosa Dávila Rivera, emerge una potencial gran soprano sonorense

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Por Dr. Jesús David Camalich Landavazo
Un piano en el centro del escenario es lo único que se ve en el foro del Palacio Municipal de Álamos, ya que está por iniciar las galas de la tarde, dentro de la 36ª edición del Festival Internacional Alfonso Ortiz Tirado 2020. Sale a escena quien es galardonada como “Talento Joven en Canto Operístico FAOT 2020”, en referencia a la soprano sonorense  Rosa Dávila Rivera, quien estará acompañada al piano por el maestro Alejandro Sánchez Miyaki.

La expectativa, al igual que en el concierto anterior, es muy alta, ya que he sido testigo del desarrollo de la señorita Dávila Rivera desde sus inicios en el área de canto de la Licenciatura en Música de la Universidad de Sonora, bajo la dirección de la maestra Flor del Carmen Herrera, hasta su egreso de la misma institución en 2016. A partir de ahí, le perdí la pista hasta el día de hoy. Su reseña curricular muestra trabajos y estudios bastante interesantes, lo que generó tal expectativa. Además, el programa de mano mostraba una serie de arias de ópera muy variada, ya que iba desde la francesa, pasando por la italiana, la rusa, la norteamericana, terminando con la opereta alemana. Arias prácticamente desconocidas en los conciertos que históricamente se han presentado en ediciones anteriores del FAOT, pero que anticipaban una amplia gama de caracteres, emociones, personajes, estados de ánimo muy contrastantes, y con retos técnicos y musicales muy variados. Ofrecía un programa variado, interesante, desconocido, pero muy accesible para el espíritu y la sensibilidad del público que prácticamente llenó el recinto.

Desde las primeras frases musicales que surgieron de la soprano, nos dimos cuenta de que se estaba ante una mujer joven, que va creciendo con pasos firmes en una madurez vocal, interpretativa y emocional, que le permite abordar repertorio de una soprano lírica-ligera, posiblemente más lírica que ligera, pero que conserva la estabilidad tímbrica de una soprano lírica (imaginemos que la voz es un listón de dos pulgadas de ancho, que no importando cómo se mueve, conserva su forma, color y tamaño) con características de virtuosismo vocal de una soprano ligera, como lo es la coloratura.

Desde su primera aria, en opinión del autor de este escrito, la cantante ha escalado algunos peldaños muy importantes es esta escalera que la llevará a ser una exponente muy importante del canto lírico nacional y, por qué no, en el ámbito internacional. Trataré de explicarlo. Cuando se habla de ópera, se refiere a un personaje de carne y hueso, con características física, con rasgos psicológicos muy fuertes y definidos, que responde a motivaciones que van desde las buenas, regulares, malas y llegando hasta las malignas y perversas; con acciones tan variadas como las influencias familiares, de grupo político o social, de raza, de ciudad, que haya vivido; que está dentro de una trama dramática, donde, en un momento determinado (aria) debe de responder a una serie de estímulos y reaccionar o reflexionar sobre ellos.

Rosa Dávila, de grata y excelente manera, supo escenificar a cada uno de los diversos personajes que ofreció en cada una de las arias que interpretó: una joven que se rebela ante la exigencia de sus padres de casarla con quien no quiere (aria “Je veux vivre” de Romeo y Julieta de Gounod); una coqueta mujer de una región de Cádiz, que explica cómo son las mujeres (aria Les filles deCadix de Leo Delibes); una mujer que habla de todo el maravilloso tiempo que vivió al entregarse a su amor por primera vez (aria “Depuis le jour” de Louise de Charpentier); una coqueta mujer que reflexiona sobre el beso que dará (Il baccio de Luigi Arditi); una mujer que cree que su amor ha muerto, pero de repente se entera de que aún sigue vivo (aria “Tu del mio Carlo … Carlo vive?” de I masnadieri de Giuseppe Verdi), entre otros mucho más variados personajes que escenificó de una excelente manera. En cada una de las piezas del concierto, Rosa mostró el talento, la profundidad del estudio realizado, el excelente dominio técnico conseguido, el virtuosismo y la madurez emocional que ha desarrollado, que le permitió poder escenificar las arias interpretadas en esta tarde de gala.

Con esto queda de manifiesto que la galardonada con el premio Talento Joven en Canto Operístico FAOT 2020 tiene muy merecido haberlo obtenido. Auguramos a Rosa Dávila, que emerge como una potencial gran exponente del canto lírico nacional, una excelente carrera operística. Estamos seguros que pronto escucharemos noticias sobre escuchar a Rosa en  importantes foros en el ámbito nacional y, por qué no, internacional.



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