viernes, mayo 17, 2024
Basura celesteColaboraciónColumnaCulturaLiteraturaOpinión

Basura celeste: Novela, tiempo y facturas

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Por Ricardo Solís
Días atrás, el escritor español Kiko Amat apuntó en uno de sus artículos –en que se refería a Moby Dick, la famosa novela de Herman Melville) que tal vez “ha llegado la hora de que admitamos que algunas novelas están anticuadas hasta la casi completa ilegibilidad”. De sopetón, reconozco que puede tener razón; en mi opinión, quizá no tanto en relación a la larga narración de Ishmael (publicada en 1851) pero, sin duda, razón no le falta respecto de otros libros que en algún momento gozaron del aprecio de los lectores y hoy han envejecido de mal modo.

Aclaro, de entrada, que no coincido en la mayoría de los juicios que esgrime Amat para afirmar que Moby Dick es (y ha sido) una lectura tortuosa; con todo, que una novela se torne anticuada en algún aspecto no me parece imposible. Ejemplos en lengua española, creo, sobran. Uno muy claro serían las historias de la tradición romántica tardía en Latinoamérica –un ejemplo sería la novela emblemática del colombiano Jorge Isaacs, María (1867)– que, a querer y no, apenas consiguen que se les revise como parte de cursos o seminarios especializados en alguna universidad, cuando no dan cuenta de la insultante ramplonería de quienes las defienden.




Sí; como Amat, creo que ya es hora de ir admitiendo ciertas cosas y, ante todo, que no solamente el tiempo es un criterio para comenzar a sospechar del deterioro de ciertas historias y el o los modos en que han sido relatadas. Justo este 2017 cumplió 50 años de haberse publicado por vez primera la reconocida Tres tristes tigres (1967), de Guillermo Cabrera Infante, y ya no me sorprende que la “celebración” de dicho aniversario se haya centrado más en la figura de su autor que en la propia novela; además, tras releerla, lo que me atrajo hace dos décadas no me sedujo de igual manera porque, hoy día, sospecho, las líneas generales que modelan lo que se cuenta resultan altamente improbables y lejanos; por otra parte, algunos de los giros y divertimentos léxicos que emplea Cabrera Infante en su escritura, me da la impresión de que hoy cansarían a un joven lector antes que ofrecerle una sorpresa fructífera o estimular su deseo de continuar leyendo.




Caso similar, se me ocurre, es el de la venerada Rayuela (1963), de Julio Cortázar, que como texto propiciatorio o “de iniciación” ya vio sus mejores días; incluso el pretendidamente “intocable” Pedro Páramo (1953), de Rulfo, llego a creer que podría ser indigesto para lectores que carezcan de la guía del maestro en la preparatoria o la secundaria. En muchos de estos casos, la cuestión no sólo se vincula al uso determinado de un lenguaje o lo imaginativo de una historia; parecerá mentira, pero porque fui profesor por casi 20 años me consta, un lector equis difícilmente hallará placer si lo que lee incluye referencias materiales que desconoce o encuentra lejanas, o si los temas se distancian de lo que juzga “propio”.

Finalmente, aunque puede discutirse después con más detalle, la cuestión principal –para mí, al menos– es rescatar, con Kiko Amat, que ya es tiempo de admitir “que algunas novelas están anticuadas”; no veo nada de malo en eso, en admitir y discutirlo con civilidad, porque en ocasiones algunos escritores se les tuerce el ánimo cuando les tocan a sus ídolos, se les olvida que todos, absolutamente todos, tienen pies de barro (o cola que les pisen).




 

Ricardo Solís (Navojoa, Sonora, 1970). Realizó estudios de Derecho y Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora. Ha colaborado en distintos medios locales y nacionales. Ganador de diferentes premios nacionales de poesía y autor de algunos poemarios. Fue reportero de la sección Cultura para La Jornada Jalisco y El Informador. Actualmente trabaja para el gobierno municipal de Zapopan.


– PUBLICIDAD –


 

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *