Mamborock: Barcos de papel, devaneo, deriva, naufragio, profundidades inconclusas

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Por Carlos Sánchez
Como una consecuencia de la ciudad que habita, en su mirada se refleja la paz. Oriunda de ese territorio que es la arena, la concreción peninsular. La Baja California, Sur.

Calafia Piña es actriz, directora de teatro. En la construcción de la escenografía, para la presentación de Devaneo, en el cuidado de los detalles previos a su participación en la Muestra Regional de Teatro que se realiza en Hermosillo, Sonora, Calafia hace una pausa para atender la conversación.

El rictus afable, como agua serena. Calafia viste con una falda color blanco despreocupado, su blusa es de manta, calza con teguas. Comodísimas.




–Calafia, ¿cómo llega el teatro a tu vida?

–Empecé a estudiar teatro, sobre todo por hobbie, en la ciudad de La Paz, con el maestro Alfonso Álvarez Bañuelos y su grupo Altaira. En la casa, nuestros padres, nos inculcaron el asunto de las bellas artes, y estudié piano, danza, cuando me di cuenta de que me hacía falta probar el teatro, en la prepa, fue cuando empecé con el grupo Altaira.

Tenía ganas de irme a la ciudad de México, pero era como un cambio muy abrupto. Después sí, me fui a Jalapa, a estudiar la licenciatura en teatro, luego regresé a La Paz, luego me volví a ir, a Bogotá, Colombia, a hacer una maestría en teatro y artes vivas. Ahora sigo en La Paz.

Calafia cuenta los antecedentes de la compañía en la que trabaja:

La compañía se llama Escénica Colectiva, se fundó en 2005 en Xalapa, a raíz de un proceso que comenzamos con el maestro Abraham Oceranski en Teatro Estudio T, con un montaje que se llama Las sillas, de Ionesco, desde entonces la compañía, entre que estamos a distancia, se ha fraguado un grupo más compacto desde La Paz.

–¿Cuáles fueron los detonantes para que surgiera Devaneo?

–En el 2016, Mayra, que es una de las actrices de la obra, me preguntó si podíamos montar algo, desde hace un tiempo he estado trabajando a parir de los materiales biográficos y escriturales que pueden generar los actores mismos, es decir que la obra también se vuelve bastante actoral, y cómo eso se puede volver un tejido donde la ficción y lo biográfico hacen la trama.

Empezamos a indagar sobre su material biográfico, sobre sus imágenes, de pronto sentí que hacía falta otra presencia, masculina, y Michael, que es un gran amigo, de formación bailarín, que vive en La Paz, apareció en escena y lo invitamos a subirse al barco, y así fue que empezó a ser más extenuante este trabajo de recabar materiales. Después vino el laboratorio en el espacio mismo. La dramaturgia se fue conformando a partir de que yo tenía ciertas provocaciones desde la intuición, se las empecé a lanzar y ellos a probar en escena, yo iba escribiendo, fue una cosa tremenda porque el mismo material se convirtió en una selva que después tuvimos que empezar a limpiar.

–¿Qué te significa participar en esta Muestra Regional de Teatro?

–Venir a Sonora para mí es importante, porque siento que nuestro estado, Baja California Sur, y La Paz, en específico, hemos vivido en una especie de extraño anonimato, quizá por esta condición insular que tenemos y me parece que es importante visibilizarnos como territorio teatral, también, como territorio artístico, habemos tres o cuatro personas, y más, estoy hablando del ámbito del teatro, pero hay personas que están en otras disciplinas como las artes visuales, la danza, la literatura, que están produciendo obras y no sé si por la misma situación geográfica o por una cosa como inconsciente, asumida en general en el país, nos quedamos en el margen. Para mí es importante estar siendo parte de esta visibilización de los cuatro estados del noroeste, y por otro lado el cruce de diálogos que se puede dar entre los cuatro estados que somos. Creo que es importante, más allá de los esfuerzos institucionales, que nosotros como grupos podamos procurar diálogos, clínicas, intercambios, y empezar a abolir o transformar esta circunstancia donde a los grupos nos ponen a competir, o sentimos que tenemos que competir y si hay un ganador entonces los otros son menos, creo que es un cultura que no ha sido del todo positiva, no es solamente de este tipo de muestras o encuentros, el ser humano vive siempre en esta cosa de tratar de ser el que gana.




–¿Qué te dice la palabra mar?

–Botellas con mensajes encapsulados, barcos de papel, devaneo, deriva, naufragio, profundidades inconclusas, territorio desconocido, origen universal.

–Más allá del teatro, ¿qué cosas te hacen feliz?

–Estar con mi hija, verla crecer. Estar en mi tierra disfrutando a mi familia, mirar al mar, mirar un atardecer, poder encontrar cómplices que de manera inusitada e inesperada aparecen de una forma tan noble en esa ciudad donde es muy difícil concretar un trabajo artístico.

–¿Cuál es el momento crucial de Devaneo, que sufres o gozas?

–Dentro del proceso, cuando empezamos a darnos cuenta que la obra nos estaba interpelando más allá incluso de la escena, y dentro de la puesta en escena, cuando nos damos cuenta de la ruptura que proponemos y el religue que estamos intentando bordar con el espectador cuando también lanzamos la pregunta de para qué hacemos esto que estamos haciendo y para quién trabajamos.




 

http://mamborock.mx


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