Ruta de ideas: Zapatero a tus zapatos, periodistas o críticos de arte

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Por Magali Romano
magaliHace unos días me comentaba un artista que por qué en Sonora no había críticos de arte, y que le extrañaba que los periodistas culturales no hicieran esa función. No es la primera vez que me dicen eso, y me preocupa un poco porque parecería que estamos evadiendo esa responsabilidad, pero no es así:

Los críticos de arte no son periodistas, ni periodistas, críticos de arte. Hay algunos críticos que, a la larga, se convierten en conductores de radio o televisión pero ser conductor tampoco es ser periodista. Este trabalenguas se entiende mejor si decimos que el periodista debe dar a conocer la información en tiempo y forma tal y como se presenta, sin calificar, adjetivar o ponerle sus propias impresiones. A menos que sea un periodista-analista y que se dedique a eso y hable de las conexiones políticas, los alcances del asunto y, por supuesto, oriente sobre un hecho, evento o artista en específico. Un conductor de radio o televisión es precisamente eso, una persona que va conectando, durante un tiempo determinado, notas, cápsulas, entrevistas, cortes comerciales, dándole coherencia, ritmo y un sello personal a través de su propio conocimiento en un espacio de radio o televisión determinado.

Los críticos de arte son, por lo general, expertos en una disciplina artística, las técnicas y ejecuciones desde los inicios, hasta la actualidad. Son personas facultadas para comparar, calificar, y exaltar, eso se lo ganan a través del tiempo, al mostrar sus conocimientos y capacidad para comunicar, lo que que les da el permiso de lanzar a través de uno o varios medios de comunicación, una crítica. Su trabajo valida a los artistas y sus creaciones en un plano superior. Curiosamente, los críticos de arte viven bien en Europa y Estados Unidos y uno que otro en la Ciudad de México; además, son respetados -y hasta temidos algunos- ya que tienen la capacidad de crear la fama y carrera de artistas o deshacerles la vida.

Muchas de las veces las críticas son negativas para los interesados, por lo que se debe tener el estómago duro y lejanía con los artistas para no comprometerse por el lado sentimental. Ahora, imaginemos eso en Sonora, difícil será que alguien se “aviente” a hacer crítica a menos de que venga de un lugar lejano y no piense hacer amistades. En otras ciudades, no pasa lo que aquí, ese fenómeno extraordinario en el que en una ciudad de más de un millón de habitantes todos están conectados de una forma y otra. Si conocemos a alguien en un supermercado y le buscamos, resultará pariente de la vecina, ex compañera de la hija, prima de la suegra de la mejor amiga a de la cuñada que además nos encontraremos en el próximos “shower”. En el gremio artístico, es aún más complicado; no sólo hay familias repartidas en todas las disciplinas artísticas, sino que, además, salieron de la misma generación, de la misma academia, de la misma escuela y además son vecinos… Los que son parte de las instituciones encargadas de la cultura, también forman parte de estos hilos que a la larga impide un verdadero análisis sin lastimar susceptibilidades crear enemistades y por tanto lanzar reclamos de persona a persona o lanzar rumores, que a la larga se componen y se desdicen a conveniencia de todos los involucrados. Incluso hoy en día, la grillita cultural está controlada a través de grupos de amigos, intereses, odios y razones que en alguno varios de los casos no tienen que ver con cultura.

No es difícil, pues, pensar que hacer una crítica se requiere además de expertos en cada disciplina, no intelectuales todólogos; aclaro que no necesariamente son críticos, es decir, personas que no tengan compromisos con nadie y que ante todo predomine el análisis. Y bueno, por supuesto, tendríamos que estar hablando de alta cultura que criticar que es en todo caso la materia prima, que los coloque no sólo en “la talacha”, artistas que estén evolucionando, creando, inovando y un espíritu profesional por parte de ellos para con la crítica.

 

 

*Magali Romano es periodista cultural para radio y televisión. Trabaja en Telemax desde hace 19 años. Es titular del programa Cóctel desde hace 13 años.


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