viernes, septiembre 13, 2024
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Tono y son: Gonzalo Curiel Barba

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Por: Jesús M. Corona M.
Jesus_M_Corona_MSin la menor sombra de dudas, puedo aseverar de que el nombre de Gonzalo Curiel es desconocido para las nuevas generaciones, y que muchos de los que pasamos el medio siglo de existencia no estamos muy enterados de la importancia y trascendencia del legado musical de este músico y compositor mexicano, que no ha tenido la difusión de otros con menos méritos que él.

Desde niño, mostró una fuerte inclinación por la música, por eso a los seis años aprendió a tocar piano y, no conforme con eso, posteriormente se aplicó al estudio de la guitarra y el violín. De acuerdo a la forma de pensar y actuar en estos tiempos, los padres de un hijo con ese talento natural innato, sin pensarlo mucho habrían hecho todo lo posible por encausar su formación en el sentido de aprovechar ese talento musical, buscando un beneficio económico y la añorada fama, que es el sueño y motor de muchos. Sin embargo, el padre de Gonzalo pensaba diferente, siendo de oficio contador, no estaba de acuerdo en que su hijo fuera “artista”, su convicción era de que los músicos se mueren de hambre y llevaban una vida demasiado complicada, según comentarios hechos por el hijo del afamado compositor al periódico Excélsior.

Además de que esto ocurría a principio del siglo pasado, estamos hablando de los tiempos en que la figura paterna era de autoridad y respeto absoluto (tipo militar), que no aceptaba réplicas y por ello el joven Gonzalo, acatando los deseos de su padre, se dedicó al estudio y así lo hizo hasta el cuarto año de la carrera de medicina, pero sin dejar de tocar el piano y escuchando música siempre que podía. Hasta que un día, armándose de valor, encaró a su padre y le dijo: “Papá, ya no puedo más… la música es lo mío y dejaré la escuela”. Eso motivó que la relación padre e hijo se fracturara para siempre y que su padre no le perdonara nunca esa rebeldía, y lo que él consideraba una falta de respeto a su autoridad.

 

Gonzalo Curiel – Caminos de ayer

 

Eso ocurrió en el año de 1927, cuando Gonzalo, renunciando a sus estudios, abandonó la universidad en su natal Guadalajara para trasladarse a la Ciudad de México, donde se desempeñó trabajando para una casa de música realizando grabación de rollos para pianola.

Gonzalo nació en la Perla Tapatía el 10 de enero de 1904, y sus padres fueron Juan Nepomuceno Curiel y María de Jesús Barba.

Gonzalo Curiel hijo comentó que al inicio de la carrera de su padre a principios de los años 30 la radiodifusora XEW lo contrató para tocar el piano temas musicales de comerciales, en programas que se pasaban en vivo. En el elenco con que contaba la mencionada radio estaba nuestro paisano de Álamos el Dr. Alfonso Ortiz Tirado, que con su doble trabajo de cantante y patólogo tenía un bien ganado prestigio.

“En una ocasión –recordó Gonzalo hijo- cuando Alfonso Ortiz Tirado estaba a punto de iniciar una importante gira por el norte del país, en el último momento le avisaron que el pianista de su orquesta estaba enfermo, y que entonces no podía acompañarlo. Desilusionado comenzó a pensar en cancelar todas las fechas que tenia programadas, las cuales abarcaban ciudades de México y Estados Unidos. Pero uno de sus asistentes le dijo que podía conseguir otro pianista, lo llevó al estudio de la emisora donde estaba tocando mi padre, y entonces se quedó maravillado con sus posibilidades interpretativas. Al regresar de la gira, el propio Dr. Ortiz Tirado le recomendó seguir adelante por su cuenta, con su propio grupo.”

 

Fernando Fernandez – Desesperanza

 

No la pensó mucho para seguir el consejo y de esa forma empezó a formar grupos y se convirtió en uno de los primeros artistas en dirigir su propia orquesta.

De esa forma surgió el grupo Ritarmelo (Apócope de las palabras “Ritmo, armonía y melodía”) y que estaba integrado por los cantantes Emilio Tuero, Pablo y Carlos Martínez Gil, además de Ciro Calderón, dirigidos por González. Inquieto el hombre, y mostrando creatividad, organizó los grupos Diablos Azules y Los Caballeros de la Armonía. Su mayor acierto lo tuvo con El Escuadrón del Ritmo, porque llegó a posicionarse entre las mejores orquesta mexicanas y sus éxitos lo llevaron a triunfar no solamente en México sino también en Estados Unidos, Brasil, Argentina y Chile. Y el último conjunto musical que formó fue la Orquesta Curiel, que la mantuvo hasta su muerte.

 

Los hermanos Zaizar – Son tus ojos verde mar

 

Su creatividad era muy basta y versátil, porque lo mismo compuso música popular, que música para películas y sinfónica. Se dice que contribuyó con la composición de temas musicales para 180 películas mexicanas, y además musicalizó producciones del cine estadounidense y francés. En 1954 ganó el premio Ariel por la banda sonora de la película “Eugenia Grandet”, y en 1958 fue nominado por la música de “Vainilla, bronce y morir”. En lo referente a música selecta compuso tres conciertos para piano y orquesta, con tres movimientos cada uno.

Ignacio Toscano, ex director del INBA, decía de él: “Gonzalo Curiel era un músico excepcional, su impecable trayectoria muestra a un músico romántico que tocaba el piano con una finura increíble. Se daba el lujo de hacer diferentes arreglos para sus propias composiciones y las montaba con su orquesta.”

En lo referente a su creación de música popular, vale destacar que, en la mayoría de ellas, compuso tanto la letra como la música, y entre las que podemos mencionar como las que llegaron a dominar la preferencia del público se encuentran: Temor, Un gran amor, Caminos de ayer, Son tus ojos verde mar, Amargura, Incertidumbre, Calla tristeza, Noche de luna, Desesperanza, Dolor de ya no verte, etc. Pero la que le ganó las palmas y logró mayor difusión tanto en nuestro país como en extranjero fue: Vereda tropical.

 

Lupita Palomera – Vereda Tropical

 

Cuenta su hijo Gonzalo que esa canción lo elevó e hizo traspasar las fronteras a partir de que el hermoso bolero apareció en la película “Hombres de mar”, que dirigió Chano Urueta, el filme contaba con música de Manuel Esperón y con la actuación de Esther Fernández, Domingo Soler y Arturo de Córdova.

“Fue un hitazo de mi padre, Esther Fernández, intérprete principal, no cantaba del todo bien, asi que mi papá decidió que la doblara Lupita Palomera. La carrera de Lupita Palomera también se fue para arriba.”

De esa canción comenta también Arturo Márquez, compositor que ha llevado al danzón a los grandes escenarios de música del mundo, que la música de Curiel es “De una belleza sobrecogedora y Vereda Tropical ha sido un tema que los boricuas, cubanos y venezolanos han tratado de imponer como de su pertenencia. Parece no importar saber que es de él, porque es parte de un patrimonio musical fundamental”.

Existen un sin número de historias alrededor de esa canción, incluso Chabela Vargas afirmaba que ella sabía dónde estaba la famosa vereda tropical en la que se inspiró Curiel, y que inmortalizaron todos los intérpretes posibles como la misma Chabela, Pedro Infante, Emilio Tuero, Jorge Negrete, Javier Solís, Placido Domingo, Fernando de la Mora y muchos más.

 

Alondra de la Parra – Vereda Tropical (Con Natalia Lafourcade y Ely Guerra)

 

Ya mencionábamos líneas arriba del sobrado talento del maestro Curiel, y que lo situaba en la élite de la industria del espectáculo musical a nivel continental, sin embargo, su éxito personal y prestigio logrado, lo utilizó también para buscar la mejoría económica de colegas compositores que batallaban para subsistir y por ello se unió a Alfonso Esparza Oteo, Ignacio Fernández Esperón, Tata Nacho y Mario Talavera, para fundar el Sindicato Mexicano de Autores, Compositores y Editores de Música y posteriormente la SACM, en la que fungió como su presidente de consejo.

Fue muy satisfactorio para el haber recibido reconocimientos en vida, pero son más numerosos lo que le han brindado después de su muerte, como la placa colocada en la casa donde nació y el muro que en febrero de 2001 el gobierno de su natal Jalisco develó y en donde están inscritos los cien jaliscienses ilustres, grupo del que forma parte el maestro. A lo largo y ancho del país, con bustos de bronce o vialidades con su nombre.

En 2009 la SACM le rindió un homenaje póstumo otorgándole la presea Juventino Rosas, creada para rendir tributo a los compositores mexicanos que han trascendido las fronteras lingüísticas y culturales para prestigiar a nuestro México.

Gonzalo Curiel murió a consecuencia de un infarto al calor de su hogar, el día 4 de julio de 1958 y sus restos mortales fueron sepultados en el panteón jardín de San Ángel en la capital azteca. D.E.P.

 

Susana Zabaleta – Vereda Tropical (con Rubén Albarrán)

 

 

* L.A.E. Jesús Manuel Corona Martínez. Colaborador


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