Otra vez será…?

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Por: Jesús M. Corona M.
Jesus_M_Corona_MCayó el telón de los Juegos Olímpicos Rio 2016 (mal llamadas Olimpiadas, porque hay que recordar que la olimpiada es el periodo cuatrianual que media entre unos juegos olímpicos y los que le siguen).

Como ya se hizo costumbre por las veces en que se ha repetido lo mismo, la cosecha de medallas es raquítica en relación a las expectativas, reales o imaginarias que los llamados especialistas y expertos (?) que tenemos en los puestos directivos del COM o CONADE que, “trabajan” con el objetivo de ubicar a México como protagonista importante en el concierto deportivo mundial.

A ellos hay que sumarle a los cronistas deportivos de los medios –hablados y escritos-, que haciendo eco de tales personajes, se convierten en jilgueros a sueldo, que nos ocultan la verdadera situación y posibilidades de nuestros estoicos y bravos competidores, estos los hacen perder piso inflando su ego y los hacen soñar en subir al pódium de los ganadores, con tanta convicción que el gran público cree que esas posibilidades son reales, y si no cómo se explica que haya participado una competidora en canotaje con una estatura menor al 1.60 m y unos 50 kg de peso, compitiendo al lado de una sueca que mide 1.88 y que la dejó atrás en las primeras 10 remadas, vale decir que nuestra paisana quedó en el último lugar en ese hit eliminatorio. La justificación que pudieran darnos es de que la idea era de lograr su fogueo, pero siendo un neófito completo en esa disciplina deportiva, se me ocurre pensar que la dama en mención no cumple ni de lejos con el biotipo requerido para estar ahí, si esta chica no es una cínica llevará a cuestas toda su vida esa vergüenza, y si lo es pensará que no importa, porque conoció Rio de Janeiro.

Si vamos a juzgar por los resultados estadísticos finales en el medallero, podremos llegar a juicios incorrectos e injustos para la delegación de atletas que nos representaron en Brasil.

La frialdad de los números nos indican que México obtuvo un total de cinco medallas, de las cuales fueron tres de plata y dos de bronce, que lo ubican en el lugar número 61 entre los 77 participantes ganadores de por lo menos una de ellas; y si nos hubiéramos quedado solamente con la de bronce en box, nuestra ubicación estaría en el fondo de la tabla en el último lugar, debajo de países como: Israel, Túnez y Egipto, que consiguieron dos y tres medallas de bronce respectivamente.

Gracias a la casta y enjundia mostrada por nuestros bizarros compatriotas en el penúltimo día de competencias, México pudo brincar del obscuro sótano para situarse en el lugar 61, que luce menos deshonroso.

Con una medalla de oro, ese lugar pudiera haber sido el 43, y ustedes se preguntarán ¿a qué viene ese comentario? Y la respuesta es de que por 2 segundos se le escapó esa presea a Lupita González en la caminata de 20 km., si se hubiera abstenido de llegar al último punto de abastecimiento para rehidratarse tal vez la historia hubiera sido diferente.

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Siguiendo con la numeralia, déjenme decirles que el presupuesto anual destinado al deporte en nuestro país asciende a 233 millones de dólares, eso nos indica que por cada medalla alcanzada por nuestros paisanos se invirtieron 46 millones 600 mil dólares (en el último año solamente). Habría que ver qué tanta de esa enorme cantidad se utilizó en crear infraestructura, equipamiento, entrenadores, competencias, etc., y cuanto se derrochó en francachelas, viajes de placer de directivos y otro tipo de desviaciones presupuestarias en actividades ajenas a los organismos que están a su cargo y a lo que nos tienen acostumbrados esos irresponsables funcionarios (que llegan a esos puestos como pago de favores políticos, más que por capacidad), y que sexenio tras sexenio derrochan el erario.

Que papeles tan vergonzosos les ha tocado vivir a algunos competidores como Misael Rodríguez, que tuvo que “botear” en los camiones para poder asistir a una competencia de clasificación de boxeo. En halterofilia participar con uniformes parchados, o en box donde un boxeador no pudo competir por un problema de gastroenteritis, no se entiende que pueda ocurrir eso.

Aparentemente, en esta ocasión se decidió no llevar a la gente de pantalón largo que funge como entrenadores, fisiatras, médicos, etc.

¿Ustedes se imaginan a las potencias deportivas encabezadas por Estados Unidos, China, Inglaterra, Alemania, etc. si un staff tan importante?

Yo pienso que figuras mexicanas ya ranquedas entre las más grandes del mundo como Rommel Pacheco y Paola Espinosa no habrían fallado en sus primeros clavados, perdiendo con ello la oportunidad de pelear por las medallas, estoy seguro que de haber tenido a su lado a algún especialista en psicología del deporte, su actitud al salir a la competencia habría sido tranquila, segura y decidida al tirar un clavado rutinario para ellos, por los cientos de veces que lo han practicado, bien motivados y relajados lo hubieran tomado sin presión alguna y el resultado habría sido diferente.

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La crítica se ha ensañado con el equipo en general y los mensajes denigrantes de gentes que por haber estado muchas horas nalga viendo las competencias por TV ya se consideran expertos hasta de deportes poco conocidos como los de vela, waterpolo o equitación y opinan siendo unas verdaderos villamelones.

Si analizamos el papel de México en su conjunto no podemos hablar de fracaso, tuvimos como media docena de cuartos lugares, además de unos 30 calificaron dentro de los 20 mejores del mundo en su especialidad. En triatlón calificamos a 3 entre los 55 mejores, lo mismo en caminata de 20 y 25 km., siendo digno de mención que cumplieran con todo el recorrido, así como los maratonistas que a pesar de no tener posibilidad de triunfo no renunciaron a recorrer toda la distancia.

Tuvimos sorpresas muy agradables como la calificación de Carlos Herrera, ganando su hit eliminatorio pasando a la final de 200 m. con un tiempo de 20 seg. Y 29 centésimas, también hay que mencionar la semifinal de salto triple donde Alberto Álvarez con un salto de 16.56 mts. Quedó en novena posición muy cerca de los 8 que califican para la final.

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Por su parte Diego del Real, con apenas 22 años de edad y con tan sólo una participación en los juegos olímpicos juveniles Singapur 2010, calificó para la final de lanzamiento de martillo junto con un brasileño, para ser los únicos representantes de América. Diego no se amilanó ante la experiencia y la corpulencia de los europeos, y sin ningún complejo con su primer lanzamiento de 73.35 mts. Se colocó en el séptimo lugar, y en su tercera aparición subió al tercero con una marca de 76.05 mts., desafortunadamente un polaco en su quinto lanzamiento lo desplazó al cuarto lugar.

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Pero sin lugar a dudas el que agarró desprevenidos hasta a los mismos dirigentes de la delegación mexicana, los propios cronistas que estaban siguiendo a nuestros atletas, así como la prensa que estaba publicando los eventos del día (porque no lo anunciaron), fue Ismael Hernández, al calificar con tercer lugar y a solo 4 puntos del ucraniano ganador del segundo lugar, en la competencia de pentatlón moderno por primera vez en la historia del atletismo mexicano.

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Sin embargo, a pesar de ello, con una delegación conformada con 125 atletas y un total de 5 medallas logradas, el resultado es inferior a lo logrado en Londres que con 102 ganaron 7 medallas.

Esas cinco medallas no es casualidad que hayan sido ganadas por miembros integrantes de las fuerzas armadas (con excepción de Diego del Real), María del Rosario Espinoza y Misael Rodríguez pertenecen al ejército, y Guadalupe González a la Armada de México, y eso nos habla de atletas sometidos a la disciplina, entrenamiento y esfuerzo permanentes en la búsqueda de un objetivo.

Pienso que el desorden y la grilla recurrente entre los directivos de la COM (Comité Olímpico Mexicano), Carlos Padilla y el director de la CONADE (Comisión Nacional del Deporte) Alfredo Castillo y de este con las diferentes confederaciones deportivas, han provocado un desorden y un ambiente poco propicio para lograr resultados positivos, mismo desorden que ha repercutido internacionalmente, causando conflictos en deportes como el basquetbol y la natación.

Se necesita una limpia completa desde los niveles superiores hasta su base, porque debe hacerse como se barren las escaleras: de arriba abajo, quitarle la rectoría del deporte al estado o mínimamente crear un organismo mixto con participación privada y una supervisión permanente y autónoma encargada de vigilar que los recursos presupuestales se apliquen en los rubros programados.

Hay que retomar e impulsar las disciplinas que mejores resultados nos han brindado a lo largo de la historia, como el box que ha ganado para México 13 medallas desde 1932, con dos oros, tres platas, y ocho bronces; en la competencia de clavados también tenemos 13 medallas ganadas, con una de oro, seis de plata y seis de bronce; la caminata con 10 medallas de las cuales tres son de oro, cinco de plata y dos de bronce con su momento cumbre en Los Angeles 1984 donde Ernesto Canto y Raúl González hicieron el 1-2 en marcha de 20 km y tres días después Raúl González coronó su actuación ganando el oro en los 50 km.

El Tae Kwon Do, por su parte, siendo reconocido a partir de año 2000 nos da resultados de dos oros, una plata y tres bronces, y como deporte de exhibición ya nos había ubicado como competidor de respeto en el mundo.

La caminata surgió en México con la llegada del Polaco Jerzy Hausleber en 1966 en un intercambio a entrenar marchistas para los juegos de México 68 y en esa primera competencia el sargento Pedraza ganó para México la medalla de plata. Su labor como entrenador produjo nueve medallas, de las cuales fueron tres de oro, cuatro de plata y tres de bronce, ubicando a México como enemigo a vencer en las distintas competencias donde asistían nuestros marchistas, y fue causa también de que nuestro país fuera visitado para observar e incluso entrenar con nuestros marchistas como Maurizio Damilano, italiano que gracias a ello ganó los 20 km en Moscú.

La técnica de la caminata mexicana fue imitada y perfeccionada, y por ello países como Japón, España y Ecuador entre otros empezaron a destacar en estas competencias. Además algunos marchistas integrantes del equipo mexicano emigraron a otros países donde fueron contratados como entrenadores.

Con estos antecedentes, debemos retomar este deporte para popularizarlo y ubicarlo nuevamente en los niveles a los que llegó en décadas pasadas.

Tenemos que provocar una verdadera revolución en todos los órdenes para cambiar de raíz el deporte en México; concientizar debidamente a los maestros de educación física para que se conviertan en buscadores y desarrolladores de nuevos talentos, que lo único que requieren es orientación; incentivar tanto a los nuevos valores como al propio entrenador para el logro de objetivos y fundamentalmente apoyar a todos los deportistas, pero prioritariamente a los medallistas solucionándoles sus necesidades básicas para no tener ningún obstáculo que los distraiga de sus entrenamientos, también hay que apoyar a los que estuvieron en los umbrales del medallero, animarlos a seguir esforzándose por corregir las pequeñas fallas que les impidieron el triunfo.

De hecho, sobre el tema, hemos sabido de casos que han surgido aquí mismo en Sonora y propiamente en Hermosillo, de estudiantes que a su nivel preparatoria ya son dignos de entrenamiento especial. Específicamente, hay un caso de un muchacho que se supone entraría al Cobach por la mañana y por la tarde iría a entrenamiento. La misma Codeson lo avaló como seleccionado mediante carta, pero al darse los resultados de colocación escolar, el muchacho quedó en la tarde. La autoridad del plantel en cuestión sólo dijo que era por sistema que se elegía a los estudiantes, a pesar de que ya sabía de las aptitudes del jovencito. Además, dijo que, como él, habían otros 200 jóvenes que siendo deportistas no habían tenido la oportunidad de quedar en la mañana.

Me pregunto: ¿De verdad serán 200 muchachos los que tienen potencial deportivo, de un solo plantel? Si es así, ¿habrá que quitarles la oportunidad de sobresalir sólo porque el sistema así lo señala? Habría que pensar entonces que si tan sólo en Hermosillo se deja a estudiantes fuera de entrenamiento especial, ¿en cuántas ciudades más del país no pasará lo mismo? Y todo por culpa del sistema.  ¿No sería mejor impulsar el talento y la vocación de nuestros jóvenes?

Por último, permítanme hacerles una sugerencia a nuestros máximos dirigentes deportivos, manden una comisión de expertos a investigar qué están haciendo diferente en Colombia que ocupo en la tabla de medallas el lugar 23 por haber acumulado 8 medallas, tres de oro, dos de plata y tres de bronce.

 

 


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