Espejo desenterrado: ¿Sociedad del conocimiento?

Por Karla Valenzuela
Vivimos hoy en una sociedad repleta de información; por todos lados, a toda hora, nos llegan noticias que queremos saber y que no; sabemos la vida de cualquier personaje célebre y no tan célebre al momento que tan solo éste piensa en subirla a una red social. Sin embargo, creo que –paradójicamente- vivimos en una sociedad alejada del conocimiento que da, por supuesto, el continuo razonamiento de las cosas.

Hoy en día, asumimos, por ejemplo, que hasta un meme puede ser verdad  y descartamos la evidecia más elocuente. Luego, el “conocimiento” se vuelve meramente subjetivo.

El buen José Ortega y Gasset decía que “sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender”  y creo, que en este momento, en plenos siglo XXI, lo tenemos todo para entender y comprender, sólo que ya no nos extrañamos. Injusticias, excesos, decadencia, se ven a diario y, la mayoría de las veces, porque simple y sencillamente tenemos otras prioridades, no hacemos más.

Me pregunto entonces ¿para qué sirve la información si no es para hacernos pensantes? ¿para qué acudimos al festín del internet si no vamos a abrir nuestras mentes hacia la crítica que construye un futuro mejor.

Hoy, tenemos el deber de enseñar a nuestros hijos los valores que todos aprendimos alguna vez; debemos heredarles la capacidad de extrañarse con las cosas, de manifestarse vivos. De la información, ésa que se da cotidianamente, ya la tecnología se encargará; estamos obligados a formar a los hijos en una sociedad que razona para que el futuro cambie, para que no tolere lo que no debe. Estamos todos aquí, ahora, y  como dice una canción de mi amigo Javier Corona… “¿qué esperas de mañana? Ahora eres un dios, mañana, basura”. No lo permitamos, ni dioses ni basura. Sólo cabales seres humanos.

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