jueves, abril 18, 2024
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Celuloide: Enter the void

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Por Jesús Ricardo Félix
Jesús Ricardo FélixExisten muchas teorías sobre lo que hay más allá de la muerte, concepciones inspiradas en el cristianismo afirman la llegada de las almas al paraíso y la promesa de un juicio final donde los muertos resucitaran a la vida. El hinduismo concibe el ciclo de vida y muerte como uno de aprendizaje, donde los malos actos te llevaran a reencarnar en cuerpos inferiores. Para el budismo la muerte sería como el principio de otra vida que se ira purificando hasta llegar al Nirvana. El director Gaspar Noé del que hablaremos este fin de semana ha citado la frase de Luis Buñuel: “soy ateo gracias a Dios” y la ha reflejado en su filmografía.

Gaspar Noé es un director argentino radicado en Francia, algunos años atrás nos sacudía las neuronas con la película Irreversible. Mónica Bellucci y Vincent Cassel protagonistas de la pesadilla que involucraba una escena de violación. El ritmo onírico, la narrativa invertida, las actuaciones, una cámara que gira alrededor de los personajes como un testigo mudo de la crudeza de la historia. Todos los ingredientes mencionados hacen del filme un experimento digno de apreciar. Luego está Clímax, Vortex, Love y Enter the void, película que nos ocupa esté fin de semana.

Enter the void es una película francesa del 2009 descrita por su director como un melodrama psicodélico. Nathaniel Brown interpreta a Óscar, un joven occidental que se gana la vida vendiendo drogas en la ciudad de Tokio. Paz de la Huerta le da vida a Linda, la hermana de Óscar. Los hermanos fueron testigos de la muerte de sus padres en un accidente automovilístico. Óscar promete cuidar de Linda a lo largo de la vida y por ello logra llevarla hacia Japón para intentar protegerla. La hermana trabaja haciendo striptease reviviendo constantemente la escena del accidente. Los personajes hablan ocasionalmente del famoso libro tibetano de los muertos, lo cual sugiere que hay influencias del mismo en el desarrollo de la historia. Óscar visita un bar tratando de cerrar algún trato de narcomenudeo, la policía lo rodea afuera del baño y ahí es donde comienza el meollo de la trama.

La atmosfera obscura y experimental nos recuerda por momentos a la película de Irreversible, lo cual no resulta sorpresa al investigar y reconocer que es el mismo Benoît Debie el fotógrafo de ambas películas. Si la cuestión ya se tornaba existencial y espiritual, la fotografía que se aprovecha de las luces de neón de un Tokio sin sueño le da ese toque extra.

En el libro de los muertos se manejaba la idea que el espíritu de algunos seres vivos se queda vagando en el mundo durante un tiempo antes de reencarnar. El alma de Óscar parece sobrevolar la ciudad que solo existe de noche yendo y viniendo de un lugar a otro.

La película es definitivamente recomendable aunque no es fácil de digerir. Drogas, sexo, muerte, cámaras que giran, escenas que pasan de blanco y negro mirando desde arriba como un alma que atestigua en silencio las escenas de los personajes. Algunos la pueden considerar una obra de arte, otros un experimento fallido, sin duda el cine de Gaspar Noé te sumerge en un mundo caótico, lleno de personajes dañados que buscan escapar del vacío.

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