miércoles, abril 24, 2024
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La Perinola: El pretexto poético

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Por Álex Ramírez-Arballo
Álex Ramírez-Arballo
Durante los últimos días me he visto inmerso en una experiencia inédita: un curso de hermenéutica poética vía WhatsApp. Lo hago por sugerencia de Josué Barrera, amigo mío y entusiasta promotor de la cultura en Sonora. Acepté porque me pareció una idea novedosa y atractiva, aunque no tenía la menor idea de cómo operaba todo aquello; la cosa fue mucho más sencilla de lo que parecía: por la mañana les enviaba un poema a todos los participantes y por la noche un video en el que compartía mi lectura del poema. Aclaro que las pretensiones del curso nunca fueron académicas, sin embargo, eché mano de algunos recursos que pudieran bridarle cierta sistematicidad al asunto. El objetivo era sobre todo el de ayudar a otras personas a comprender todas las posibilidades de significación que el poema posee.

Es la primera vez que me encuentro en una situación en que hablo de poesía fuera de los contornos naturales de mi profesión: el aula. Tenía ciertas dudas porque imaginaba que tal vez mi estrategia resultaría odiosa (la invitación fue hecha al público general) entre quienes tal vez, así lo supuse, esperarían algo más. Me llevé una grata sorpresa al percatarme de que algunos de los miembros de nuestro grupo mostraron gran entusiasmo y dieron incluso un paso al frente para señalar sus descubrimientos, esas íntimas revelaciones de quien aprende algo nuevo y comprende que ha entendido. Esta ha de ser una de las experiencias más satisfactorias entre quienes nos dedicamos a la enseñanza.

Durante estos días he pensado en cómo la realidad nuestra, determinada por los rituales de la costumbre termina por empequeñecernos y determinarnos; más allá de las cosas que hacemos diariamente se encuentra el brillante universo de las cosas que podemos hacer, entre las que podríamos descubrir seguramente experiencias que ahora mismo ignoramos, pero que han de sernos esenciales para nuestro proyecto de vida; no olvidemos que somos todos seres incompletos, que ser conscientes de nuestra existencia implica querer salir siempre al encuentro de la realidad que es, qué duda cabe, algo mucho mayor de lo que podemos asir con nuestros sentidos.

¿Qué aprendieron quienes participaron conmigo en esta experiencia? Espero que algo fundamental: aprendieron a leer. Quiero decir que comprendieron que los mecanismos de interpretación de todos los signos que nos rodean son complejos y ricos y, sobre todo, que entrañan la posibilidad de expandir críticamente nuestra relación con el mundo que habitamos. Tal vez parezca un exceso decirlo así como lo digo, pero no olvidemos que uno de los poderes de la poesía es el de obligarnos a pensar de un modo distinto, mostrándonos el mundo de secretas relaciones que subyacen a lo evidente.

Finalmente creo que esta experiencia fue una reconciliación personal con la poesía. Nunca he dejado de leerla, escribirla y enseñarla, pero hubo un tiempo que hoy me parece remoto en el que era algo más, una segunda naturaleza que determinaba por entero mi existencia; tal vez será que el destino siempre vuelve a tocar la puerta. No lo sé, lo sabremos cuando mi paso por este mundo haya terminado. Mientras tanto celebro lo sucedido los últimos diez días y espero que haya nuevas oportunidades para seguir difundiendo entre la gente estos secretos poderes de la palabra.




 

Álex Ramírez-Arballo. Doctor en literaturas hispánicas. Profesor de lengua y literatura en la Penn State University. Escritor, mentor y conferenciante. Amante del documental y de todas las formas de la no ficción. Blogger, vlogger y podcaster. www.alexramirezblog.com


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