Imágenes urbanas: Mente brillante
Por José Luis Barragán Martínez
Siempre, desde niño, le dio por las letras, los libros, los números, y siempre se distinguió por obtener los primeros lugares, tanto, que hasta los demás alumnos lo respetaban precisamente porque en verdad era un alumno brillante.
Con el paso del tiempo y después de los estudios universitarios, ingresó a un instituto como investigador, y las pláticas con sus demás colegas siempre giraban en torno a lo que cada quien estaba trabajando para descubrir algo nuevo, esa era la meta.
Llegó el tiempo de casarse y utilizó sus conocimientos para elegir a la mujer adecuada, una mujer sencilla de pocos estudios, clase media baja para que no le exigiera vida de reyes, que se ajustara a su sueldo, es decir, una ama de casa que le diera hijos y nada más.
Pero calculó mal y su señora miró en él la solución a sus problemas económicos, presumía de tener un esposo profesionista.
Vinieron los niños y el terror se apoderaba de nuestro investigador cuando iban al supermercado, la señora compraba mandado hasta para sus parientes.
Descubrió que este miedo a los supermercados era general entre sus demás compañeros investigadores, hasta que uno de ellos comentó sobre la película “Una mente brillante”, donde un científico se enferma del cerebro tal vez de tanto estudiar y veía personas que no existían y que lo perseguían.
Allí hizo su gran descubrimiento, válido para todo casado que tiembla cuando entra a un supermercado: Salir corriendo inventando que ve fantasmas, personas sin cabeza y hasta dinosaurios que lo persiguen… y le dio resultado.
Ahora compran en la tienda de la esquina, solamente, lo que van necesitando.
*Por José Luis Barragán Martínez, colaborador
cómo no lo supe antes