miércoles, abril 24, 2024
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Abigael Bohórquez: poeta valiente, consecuente

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Carlos Sánchez
La palabra justicia es la mejor definición para enmarcar el acontecimiento supremo de la publicación de la Obra reunida e inédita de Abigael Bohórquez. Poesía. Trece libros y un apartado, el final, para poemas inéditos.

Esta publicación se da bajo la manufactura de Instituto Sonorense de Cultura (ISC), con la compilación y estudio de Gerardo Bustamante, convertido en este momento el más analítico y promotor de la obra de Bohórquez, tanto en la dramática como en la poética.

Esta Poesía reunida circula a partir del día en que el vate sonorense, el oriundo de Caborca, cumple sus ochenta años de natalicio, 12 de marzo. Abigael Bohórquez murió a las cincuentainueve años de edad, de un infarto masivo.

Denostado, etiquetado, agredido por las mafias literarias y funcionarios de la institución cultural en el momento más productivo de su carrera literaria, Abigael Bohórquez se aferró a su más preciado bálsamo: la poesía.

La poesía se defiende por sí sola como bien define Gerardo Bustamante. Y es a partir de esta premisa que la poesía Bohórquiana habla de frente, y lo más vital que debe contener una obra: está siempre vigente.

En el marco de la celebración Del día mundial del libro y derechos de autor, se presentó en Plaza Hidalgo, sábado 23 de abril, el libro de marras. Esta reunión de poesía tuvo como presentadores al buen poeta sonorense Jorge Ochoa, camarada carnalito de Abigael. Conocedor de la existencia y de cómo fueron los últimos días el vate caborquense sobre la tierra. Gerardo Bustamante estuvo también presente. Cómo no estarlo.

En su introducción, Gerardo Bustamante, quien carga con los libros bajo el brazo y recorre algunos estados del país compartiendo los versos de aeda sonorense, apuntó lo siguiente:

“La figura de Bohórquez ha sido durante décadas olvidada por los manuales de crítica e historia literaria; su aparición antológica durante las décadas de los sesenta y ochenta del siglo pasado, fue nula. Por fortuna, goza de un gran número de lectores y admiradores de su poesía y teatro, por lo cual su legado comienza a reeditarse después de varias décadas de estar agotado no sólo en librerías, sino en bibliotecas públicas. El sonorense fue un escritor a contracorriente, siempre consecuentes con los discursos que el poder político y cultural le reservó como castigo a su disidencia no sólo ideológica, sino sexual.

“El legado del poeta mayor de Sonora está también en la libertad del hombre que ama a otros hombres, particularmente jóvenes, y que utiliza la poesía como medio de expresión para revelar sus vivencias amorosas, sus dolores, pero también sus prácticas sexuales y lo hace sin ningún recato y pudor a la mojigatería de los moralistas. La poesía de Abigael Bohórquez es valiente por libertaria; son sus palabras un legado, pero también una provocación, un reclamo. (Cita): Dicen que tenías algo que darme / pero te dio por rematarlo / en el esfínter más guango del ejido; / por lo pronto / tu amor / desaforadamente me lo invento / por donde solo vive / mi más encabronada soledad. / I ain’t care. / Get on your knees and enjoy it.”

Jorge Ochoa dio lectura al poema de Abigael, Y la pregunta se hizo, extracto de Fe de Bautismo. Posteriormente sus palabras se convirtieron en la lectura de un ensayo interior de la vida del aeda:

“Qué manso amor frugívoro y lozanía nopalera y montañosa debió cargar Abigael, al resguardar entre cachivaches y trincheras su aromática, recia y basta poesía; y qué domada altivez para guardar entre aquellos trastos los adeudos y preguntas del terruño originario, y aspirar a repartirse y darse por completo a la gente simple y compacta de Chalco y de Milpa Alta.

“La mayor parte de la poesía del jardín sonoro fue escrita en el sur de México. La más atormentada, señalada y satanizada, nunca se escribió del todo como se debe, porque no se atrevería nunca a escupir el aula que le diera su más pesada lección y temple para la vida. Esa poesía no escrita ya se escribirá por sí sola al norte de aquí.

“A tantos años de la falsa ausencia de Abigael Bohórquez García entre los soplos cardinales, aflora aquí su poesía en blanco lingote para ser distribuido ente los atolondrados del amor, el empobrecido y el pobre, los que no pasaron la prueba, y entre el pelícano, los maldicientes y el sacerdote. Por ello, como nada fácil debió ser empastar tanta alegrada desdicha, agradezco, únicamente en nombre de los agradecidos, el aquilatar minucioso de este trabajo que en veinte años sin luto, no supimos hacer los de ancha opinión y huella sonora”.

Gerardo Bustamante, al recuperar el uso de la voz remató su participación con lectura de fragmentos de Corazón de naranja cada día, que escribiera el Abigael Bohórquez. Cita: “Paciente, prudente, continente he sido hasta la indiferencia para esos madrotos que desde su llegada a su zahúrda siguen como las gallinas del mezquite, cagando el palo, pero sí he podido decir todo lo que amo, puedo decir también lo que me asquea, frente al paredón de fusilaminto”.

 

 


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Un comentario en "Abigael Bohórquez: poeta valiente, consecuente"

  • Difiero de tu apreciación crítica. Me habia propuesto guardar silencio y no tocar más el asunto. Cuando dices: “con la compilación y estudio de Gerardo Bustamante, convertido en este momento el más analítico y promotor de la obra de Bohórquez, tanto en la dramática como en la poética”. Te informo que hace 20 años publiqué el único ensayo sobre bohorquez (multicitado por Bustamante y otros) y gran cantidad de ponencias donde mostré mis hipotesis que, por cierto, Bustamante aprovechó bien. También traduje a Abigael al francés y dicha traducción se leyó en el Instituto Cervantes de la ciudad de Lyon, Francia en donde no solo di conferencia (en francés) sino que lei en francés poesia de Abigael.Supongo que eso no me hace un especialista a tus ojos. El Dr. Bustamante me pidió material. Generoso se lo otorgué y después ni te conozco. El ISC me margina por mi tono critico hacia la administración en la cual participas activamente. Entre gitanos no se lee la mano, querido Carlos. A eso se llama “hacerme casita”.

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