sábado, abril 20, 2024
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Tono y son: La censura en México

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Por: Jesús M. Corona M.*
Jesus_M_Corona_MA mediados del siglo pasado, el gobierno mexicano ejercía un control muy estricto sobre los medios escritos y audiovisuales (incluyendo la cinematografía). La prensa escrita estaba fiscalizada de tal forma que no podía abordar algunos temas o tocar en forma crítica algunas instituciones (ejército), o personajes (presidente de la República) sin ser sancionados.

México en esa época filmaba cien o más películas al año (algunas de ellas las hacían en 3 o 4 semanas), pero muchas de ellas se quedaban “enlatadas” (en la jerga del medio, sin exhibir) por meses, años o indefinidamente, por tocar temas políticos, sociales, históricos, etc., donde a juicio del censor (Secretaría de Gobernación) había falta de respeto, incitación a la violencia, falsedad, etc.

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Conductores de TV, como Guillermo Ochoa y Abraham Zabludovsky, fueron suspendidos de sus respectivos noticieros. Las películas con desnudos femeninos (muy escasas por cierto) se presentaban en “funciones de medianoche” y se vigilaba que no entraran menores de edad.

Se preguntarán ustedes qué pretendo con ésta introducción y a dónde quiero llegar; quiero referirme a una canción de la década de los 50’s y que fue un éxito internacional del más grande ídolo popular de todos los tiempos que ha dado nuestro país, el inolvidable Pedro Infante. El grabó una canción intitulada: “Paloma déjame ir” que a mi manera de ver está cargada de erotismo y si no fue la primera en abordar el tema de las relaciones sexuales, debe ser de las primeras.

Paloma déjame ir

Paloma déjame ir,
Abre tus brazos de grana
que ya en la ventana
el lucero brilló.

Paloma déjame ir,
No me preguntes que si te quiero
si lo estás viendo que por ti me muero,
y que en tus brazos quiero morir.

Paloma déjame ir,
Quiero encontrar tibio el nido
a la noche que vuelva
ya sabes pa’que.

Ya estate seria preciosa,
Ya estate seria paloma
que el sol en la ventana
ya se asomó, paloma ya amaneció.

La pregunta que me hago es la siguiente: ¿cómo fue que los estrictos censores de la SEGOB y de la SEP toleraron que esa canción fuera grabada, vendida y programada varias veces al día en todas las estaciones comerciales de México? Vale decir que los chamacos de esos años la cantábamos como pericos sin entender el mensaje que llevaba implícito. Ahora, lo más triste, es que no hay canciones qué censurar.

 

* L.A.E. Jesús Manuel Corona Martínez. Colaborador

 


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