Urantia: Bocados
Miguel Manríquez Durán
1: En “La profesión de la señora Warden” (1893) Shaw sacudirá el mundo victoriano. Inspirado por “Yvette” de Guy de Maupassant, el dublinés dramatiza la vida de Kitty Warren, dueña de una “casa de mala nota” (sigo sin comprender el término), que se enriquece de tal modo y envía a su hija a estudiar Cambridge. La casa –dice Shaw- era “un genial y bastante presentable local atendido por una mujer”. Entre mis errancias y para guarecerme de la lluvia entré a una librería Foyles en la estación Waterloo. Tengo el hábito (adquirido desde la adolescencia) de acercarme a las mesas de saldos y las de novedades (confieso que termino comprando saldos) y vi The Cambridge Companion to Victorian and Edwardian Theatre (2004) de Kerry Powell. Abrí el texto justo donde el autor citaba a Shaw a propósito de la señora Warden y la prostitución femenina. Shaw buscaba llamar la atención sobre ésta. No compré el libro pero copié en mi cuaderno algunas citas: “es originada (la prostitución), no por la depravación de las mujeres ni el libertinaje de los hombres, sino por la falta de recursos, autoestima y sustento escaso que reciben las mujeres. Las más pobres se ven obligadas a prostituirse para mantener el cuerpo y el alma juntos” (misericordia para mi pésima y apresurada traducción).
2: La obra –la de Shaw no la de Powell, se entiende- fue censurada por el real censor de la corona (Lord Chamberlain) en 1902. En Nueva York la policía detuvo a todo el elenco en 1905. Justo en esta ciudad, 10 años después, Margaret Sanger abrió la primera clínica para atención de la mujer. Bernard Shaw y Margaret Sanger eran irlandeses. Ella fue detenida y después será uno de los objetivos de Anthony Comstock un oscuro inspector postal que se convertiría en el gran censor norteamericano y defensor de las ideas victorianas. Se autoproclamaba “guardián del jardín de Dios”.
El ordena desaparecer la obra de Shaw. El Premio Nobel respondió con agudeza: “La Comstoquería (en alusión a Comstock) es una broma de la derecha para todo el mundo a expensas de los Estados Unidos. Europa le gusta escuchar de tales cosas. Se confirma la convicción profunda del Viejo Mundo de que Estados Unidos es un lugar de la provincia, una civilización país-ciudad de segunda clase después de todo”. Las determinantes luchas de Margaret Sanger fueron por la anticoncepción (sin la carga moral) como un asunto de salud pública y el voto femenino. Murió en Tucson en los sesenta. Shaw y Sanger fueron irlandeses perseguidos por la censura y ambos amaban la comida. “No hay amor más sincero que el amor a la comida” (Shaw).
3: Hay comidas que propician la anticoncepción y algunos de sus ingredientes en altas dosis son eficaces. El ñame es una de estas plantas. Pensar en unas tostadas de ñame con aguacate y ostiones como botana es casi casi, una herejía. Para el ñame: 250 gramos de éste, aceite de oliva, agua y sal. Para la crema de aguacate: un aguacate, una cebolleta triturada, jugo de medio limón, un tomate pequeño, una pizca de cilantro y otra de cebollín bien picaditos, sal, pimienta. 1: Cortar el ñame en rodajas o en láminas a lo largo y escaldarlas en agua hirviendo con sal. Escurrirlas y luego freírlas a fuego lento sin que se oscurezcan sino hasta que estén crujientes. Reservar. 2: Pelar el aguacate, retirando el hueso, y aplastar con un tenedor, añadiendo la cebolla triturada y el tomate (pelado, despepitado y muy picado), así como el resto de los ingredientes. 3: Sacar los ostiones de las conchas. 4: Tomar una tostada de ñame, untar el aguacate y colocar el ostión en cada una. 5: Es un platillo muy “completo”: los ostiones como afrodisíacos y el ñame como anticonceptivo: la pareja perfecta para aquellas actividades que “desmayan el cuerpo”. Acompañar con una copa de Champenois blanc o una pacífico (cada quien decide). Yo elegiría en honor a estos irlandeses una Guinness fría (3.5 grados por favor). Después de todo en su slogan lleva el espíritu dublinés: Good things come to those who wait (‘cosas buenas les llegan a aquellos que aguardan’).
Miguel Manríquez Durán. Poeta.
Que la lucha feminista incluya proyectos que nos empoderen para resistir con dignidad. Y
para que las tostadas de ostión ahumado salgan riquísimas.