Dr. Mario Alberto Velázquez García | Academia Mexicana de Ciencias
Tuve el privilegio de conocer al doctor Pablo González Casanova en el año 2000 en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM). Este lugar buscaba llevar a cabo algunas de las ideas que el González Casanova había propuesto sobre el trabajo multidisciplinario como base para la generación de conocimiento nuevo; en este lugar lo mismo había economistas, sociólogos, politólogos, filósofos (entre otros) con posturas ideológicas muy distintas.

En esos años Don Pablo realizaba una estancia académica en el CRIM y acudía a los seminarios generales que se realizaban mensualmente. En estas reuniones un profesor exponía sus avances de investigación para tener un debate con los presentes.

Recuerdo al doctor Pablo González Casanova sentado junto al resto de los asistentes escuchando atentamente la exposición para después participar en la discusión con preguntas que mostraban su curiosidad y apertura. En una de estas reuniones un investigador mexicano recién llegado de la Escuela Económica de Londres mostraba una investigación sobre el por qué en México no se había desarrollado teoría política como en Italia a partir de una postura de “elección racional”; ahora lo llamaría un “neoliberal”.

La discusión inmediatamente subió de tono entre aquellos que se inscribían con esta visión que muchos pensaban como más “actual” y “científica” basada en el creciente papel que la economía y sus métodos estaban tomando en las ciencias sociales y por otro lado, un conjunto de investigadores que cuestionaban que el individuo y la maximización de la ganancia fueran los verdaderos sustentos que permitan la construcción de una mejor sociedad.

La disputa por momentos se convertía en un ríspido intercambio de gritos, con insultos elegantes, donde ambos bandos cuestionaban la cientificidad e incluso la moral de sus contrincantes. Don Pablo nunca perdió una media sonrisa en su cara y escuchaba los comentarios de aquellos que estaban sentados a su lado con asentamientos de su cabeza o algún gesto que mostraba su aprobación o reflexión.

Finalmente pidió usar la palabra, con esa voz suya calmada y pausada. Comenzó haciendo un resumen de las posiciones de ambos lados. Emitió su propia opinión al respecto, que en realidad provenía de un delicado ejercicio de análisis de lo dicho por los dos bandos que hace un momento parecían irreconciliables. Fue una extraordinaria pieza de dialéctica y de sociología. Usando su amplio conocimiento de la historia de Latinoamérica y de México, don Pablo mostró como estas corrientes teóricas que considerábamos una novedad, tenían raíces profundas en posturas ideológicas y políticas de larga data. También nos mostró que nuestro subcontinente tiene pensadores con una imaginación y capacidad conceptual y teórica igual a la de cualquier parte del mundo. Don Pablo nos mostró que las discusiones, en este caso académicas, no son para vencer, al contrario, para entender e integrar las preocupaciones y puntos de vista del otro a nuestra capacidad de ver el mundo.

No me atrevo a intentar resumir sus palabras. Estaba totalmente concentrado en la lógica y el método que estaba detrás de lo que ese hombre estaba construyendo frente a nosotros. En ese momento supe con toda certeza lo que era ser un sociólogo y yo quería convertirme en uno. En las propias palabras de don Pablo: “…la sociología debe estudiar los elementos de las relaciones sociales que no aparecen explícitos sino debajo de estas…”

MARIO ALBERTO VELÁZQUEZ GARCÍA
Profesor- Investigador de El Colegio de Sonora
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) nivel 1. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). Doctorado en Ciencias Sociales con Especialidad en Sociología, El Colegio de México. Maestría en Ciencias Sociales con Especialidad en Desarrollo Municipal en El Colegio Mexiquense. Licenciatura en Sociología, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Director de la Revista: “Revista Científica de Estudios Urbano Regionales Hatsö-Hnini”, www.revistahatsohnini.com.mx.