sábado, abril 20, 2024
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Imágenes urbanas: Adiós a los fariseos y algo más en la colonia Olivos

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Por José Luis Barragán Martínez
José Luis Barragán
Para la familia Escamilla de la calle Tiburón Descalzo en la colonia Olivos al sur de la ciudad, el fin de la Cuaresma es una verdadera tragedia.

El señor trabaja de ayudante en un negocio de fierro viejo, mil cien pesos a la semana, la señora vende tortillas de harina, tienen siete hijos, pequeños todos.

Desde hace algunos años y durante la Cuaresma, los Escamilla disfrazan de “fariseos” a dos o tres de los niños más grandecitos y los mandan a danzar por esas calles de Dios al ritmo de un tambor de plástico, con toallas en las espaldas amarradas del cuello, máscaras de cartón con hoyos para los ojos y un bote de lámina en sus manos.




A la gente le causa gracia estos fariseos hermosillenses y les dan dinero que le sirve mucho para los gastos del hogar, tanto que hasta otros niños los han imitado.

Pero todo llega a su fin, la Cuaresma también y los Escamilla a seguir luchando por sobrevivir el día a día.

Ayuno en la familia Ortiz.- Cada año, al iniciar la Cuaresma, la familia Ortiz de la calle Dalia vive una emoción muy encontrada, de felicidad y miedo.




La cuestión es que al jefe de la casa, padre y esposo, le encanta “empinar el codo”, a diario por la noche se toma dos o tres caguamas y el fin de semana ni se diga.

Pero al iniciar la Cuaresma, el señor Ortiz promete no tomar ni una sola copa, ni una sola cerveza, nada que contenga alcohol durante este periodo y cumple, pero nada más llega el domingo de Resurrección ya tiene listo un “arsenal” de licores y exactamente a las doce de la noche para iniciar el lunes le entra duro al “pomo”, tanto que la familia le ha pedido que mejor no haga la manda cuaresmal, que tome como acostumbra durante todo el año ya que en dos días de la Semana de Pascua “se pone al corriente” de lo que no tomó en cuarenta días, siguiéndose así durante buen tiempo, resultando al final más caro el remedio que la enfermedad.




*Por José Luis Barragán Martínez, colaborador


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