Espejo desenterrado: Éste no es el México que soñaba Colosio
Por Karla Valenzuela
Hoy, hace 24 años, sucedió lo impensable para muchos mexicanos, aún para mí que en ese entonces mi imaginación se inclinaba un tanto más a lo subversivo, a la transgresión, resultó increíble que sucediera el asesinato – o magnicidio, como lo hicieron sonar- de Luis Donaldo Colosio Murrieta.
En ese entonces, México era muy distinto. No había redes sociales pero la noticia corrió como pólvora; no había smartphones pero hubo imágenes muy apropiadas para dar testimonio de lo que pasó en Lomas Taurinas. No había tanta libertad de expresión, pero todo mundo habló y acusó a unos y a otros, y se dijo –como hoy, como siempre- que ese tal Mario Aburto no había sido el autor de tal fechoría, y que detrás de él había otros más que habían fraguado todo; no había tanta enajenación hasta el punto de la ceguera por un candidato como ahora y, -sin embargo- a todos conmovió la noticia.
Este solo hecho cambió al país y a la vez propició que no cambiara nada.
Este día, a 24 años del homicidio, todo México parece estar a la deriva, enteradísimo de un caudal de información que de repente, y sin pedirlo, sale en redes sociales, y a la vez tan desinformado como lo permiten esas mismas redes sociales.
Hemos llegado al punto en el que no hay certezas absolutas y todos podemos pronunciarnos a favor de tal o cual, podemos opinar como si tuviéramos la razón completa y, lo peor, es que hay gente que se va con la finta y cree tales o cuales aseveraciones, tengan o no argumento, tengan o no intenciones de conducirnos por un lado alejadísimo de la realidad.
Creo que el México de hoy no es, de ninguna manera, el que Luis Donaldo Colosio Murrieta vislumbraba, ni entonces, ni ahora. Creo que los mexicanos tendríamos que esperar más de nosotros mismos y pensar, y razonar, y basar nuestras ideas en conceptos concretos, no en realidades ficticias.
Creo que a lo largo de la historia de México hemos pasado ya por mucho y no debemos caer en los mismos errores de dejarnos llevar por un buen spot o por una canción de reguetón que, aunque suene redundante, insulta a nuestros oídos y, lo que es peor, a nuestra mente. Creo que ya debimos haber aprendido que no se vale que nos cambien nuestro oro por espejitos.
Creo que la justicia a la que aludía Colosio la podemos alcanzar para todos si pensamos, si mantenemos los sentidos en alerta para observar la realidad.
Razonemos, pues, en nuestro futuro, ese futuro que está ahí mero, a la vuelta de julio.
*Karla Valenzuela es escritora y periodista. Es Licenciada en Letras Hispánicas y se ha especializado en Literatura Hispanoamericana. Actualmente, se dedica también a proyectos publicitarios.
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