Imágenes urbanas: El Estratega

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Por José Luis Barragán Martínez
José Luis Barragán
Después de utilizar toda su vida el ruletero como medio de transporte, ya que nunca se ha interesado por tener un carro propio, se ha convertido en un verdadero experto y estratega tanto en lo referente al costo como en el asiento donde realizará el viaje.

En cuanto al costo, elemental resulta tener lo suficiente y en moneda fraccionaria para las veces que tomará carro, tanto para ir al trabajo como para las demás actividades de su vida cotidiana.

En cuanto al asiento, como vive en uno de los extremos de la colonia Olivos al Sur de la ciudad, cuando toma el Zapata-Ley 57, en el Centro, procura hacerlo en el Jardín Juárez, es decir, una parada antes de la terminal por la Dr. Noriega ya que aquí se arremolina la gente y lo más probable es que le toque irse parado.




“Ruleterólogo de corazón”, como él mismo se llama, el asiento es el pequeño gran gusto que se da al viajar en ruletero, por eso lo cuida, a veces se comporta egoístamente, lo reconoce, pero se justifica diciendo que no hace nada que la demás gente no pueda hacer, por eso toma el carro en el Jardín Juárez cuando viene de la Ley 57, así cuando llega a la Noriega dos cuadras más adelante y que baja todo el mundo, hasta se da el lujo de elegir el lugar.

En medio para más seguridad por si ocurre algún choque ya sea por alcance o por la ‘trompa’; junto a la ventanilla porque así es menos probable que tenga que dejárselo a alguien, además de que es más estratégico para ver hacia a dentro y hacia afuera, vale mencionar que se ha vuelto un experto porque según la hora tiene perfectamente estudiados los tramos donde el sol, el astro rey, pega más fuerte tanto de ida como de venida, ojo, en cuanto a “menos probable que tenga que dejárselo a alguien” tiene un estricto código de ética, ya que solo les deja el asiento a minusválidos, ancianos y mujeres con niños menores de seis años.




Está consciente que el ir junto a la ventanilla significa cierto peligro porque también hay choques de costado, pero corre el riesgo en aras de asegurar su asiento y de poder observar el mundo de fuera.

Antes, cuando viajaba, aprovechaba para leer, así devoró obras de la literatura universal como el “Quijote de la Mancha”, “Emilio o la Educación” de Rousseau, “Los Miserables” de Víctor Hugo o “El periquillo Sarniento” de Fernández de Lizardi, pero con el tiempo descubrió que la mejor literatura iba allí adentro del carro, a su lado, literatura viva, palpitante, de carne y hueso.

Como es egresado de la Universidad de Sonora, siempre compra boleto en los sorteos que ésta organiza, es su modesta forma de agradecer lo que el Alma Mater le dio y asegura que si se llegara a sacar un carro ni siquiera lo va a mover de la automotriz, lo va a vender, ya que el ruletero y su mundo infinito lleno de humanidad no lo cambia por nada, ni si quiera por una Suburban, esa es su filosofía.




*Por José Luis Barragán Martínez, colaborador


– PUBLICIDAD –


 

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *