Basura celeste: Tres libros tres

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Por Ricardo Solís
– Intensa, honda y visceral, la poesía de Karla Sandomingo (Guadalajara, 1970) no ha cometido el pecado de mantenerse estática y, quizá por eso, su más reciente libro, Domicilio conocido (Mantis Editores, 2017), aunque podría tomarse como una “antología” no lo es en sentido estricto porque, gracias a la idea del compilador –Mario Heredia– de los textos, el volumen adquiere una novedad y frescura que, para quien conoce y disfruta del trabajo literario de esta tapatía, significa una forma de re-encuentro.

Así las cosas, este poemario recuerda a lo que consiguió Hernán Bravo Varela cuando reunió poemas de Jorge Esquinca en un ejercicio antológico que derivó en Anímula (Gobierno de Jalisco, 2010), un libro que puede leerse perfectamente como obra aparte, nueva; por esto es que Domicilio conocido nos permite acercarnos a una poeta y, desde ese punto, volver hacia su obra anterior con el ímpetu del descubrimiento.




– Ganador del Premio Estatal de Crónica Ciudad de La Paz 2014, Miguel Ángel Avilés Castro (La Paz, BCS, 1966) es un narrador que no puede uno dejar pasar con ligereza; el libro con el que obtuvo el galardón, El diario de mi ciudad (Instituto Sudcaliforniano de Cultura, 2016), es prueba de ello y de su continuidad, un compendio de crónicas que se agrupan a la manera de noticias sin edad en un formato de secciones de periódico que nos conduce por sus espacios significativos a través de anécdotas que revisan la cotidianidad, el humor y la riqueza imaginativa.

Este diario que distiende su prosa en el tiempo tiene como virtud que no solo es digerible y ameno, conecta asimismo –y de manera muy efectiva– a su lector con la atractiva perspectiva de la infancia, la memoria de personajes entrañables y el ingenio mordaz que hace de los hechos materia literaria. Va siendo hora ya de que su trabajo, plagado de distintos registros léxicos, se conozca más allá del noroeste del país.

 

– A pesar de que el talento como narradora de Cecilia Magaña ya se había anunciado al obtener el Premio Nacional de Cuento Gilberto Owen 2010 con su libro La cabeza decapitada (Ed. Arlequín, 2012), lo cierto es que su nuevo volumen de relatos, Todos los ruidos del mundo (Paraíso Perdido, 2016) confirma sus habilidades y, también, consigue avanzar en materia de complejidad constructiva y de un lenguaje cuyo efecto perturbador no requiere de la estridencia.

No adelanto vísperas de lo que habrá de significar la próxima publicación de dos de sus novelas –en especial, aguardo por Old West Kafka– pero, claro, tampoco me guardo de advertir que en Todos los ruidos del mundo el reto fundamental es no dejarse llevar por la primera impresión de nada, más allá del evento o los personajes, el atractivo de estos breves cuentos parece radicar en la perspectiva insólita que, en más de una ocasión, nos convierte en víctimas de un juego cuya estratagema nos agrada confrontar, sea gracias al detalle desapercibido de inicio o un tono narrativo que traiciona lo convencional. Vale mucho la pena.




 

Ricardo Solís (Navojoa, Sonora, 1970). Realizó estudios de Derecho y Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora. Ha colaborado en distintos medios locales y nacionales. Ganador de diferentes premios nacionales de poesía y autor de algunos poemarios. Fue reportero de la sección Cultura para La Jornada Jalisco y El Informador. Actualmente trabaja para el gobierno municipal de Zapopan.


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