El color de las amapas: La radiestesia, ciencia o charlatanería

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Por Ignacio Lagarda Lagarda
Alguno de los lectores habrá conocido alguna vez a los llamados “varólogos” esos personajes que haciendo uso de una vara en forma de horqueta o un péndulo y por medio de un ritual, encuentran “vetas” de mineral o “corrientes” de agua subterránea. La ciencia que estudia este fenómeno se llama Radiestesia y explica como se da este fenómeno que no se sabe si tiene que ver con la Física o la Parasicología.

Jean Charloteaux, en su libro Tratado de Radiestesia Física, editado en 1940. Dice así:

“Radiestesia es el estudio de los fenómenos que los campos de fuerza de origen eléctrico, magnético y gravífico de la naturaleza, que al influenciar el organismo humano provocan ciertos reflejos neuromusculares que pueden ser amplificados mediante instrumentos como el péndulo o la varilla”.

Pero tros la definen como “la parte de la Radiónica que detecta a distancia y a través de un instrumento, las radiaciones emitidas por cualquier cuerpo o forma de energía” . A su vez, la Radiónica es la técnica que maneja la acción a distancia.

La radiestesia facilita hacer conciente lo que es inconsciente, es decir, hacer racional lo que no lo es, pero que ha sido detectado, intuido o descubierto por el sexto sentido, las percepciones extrasensoriales y otras funciones del hemisferio cerebral derecho, que la ciencia ha empezado a explicar en los últimos años, pero que han sido ejercidas por el hombre desde el origen de la especie.

La palabra Radiestesia proviene de la palabra latina radius que significa radiación y el vocablo griego aisthesis, que significa sensibilidad. Es decir, que en términos etimológicos la radiestesia es “la sensibilidad a la radiación”.

El término fue introducido en 1930 por el Abate francés Alexis Bouly, quién consideró que la palabra rabdomancia ( rabdos: rama, varilla y mancia: adivinación) no era correcta, pues no se trataba de ninguna adivinación, sino de la sensibilidad especial que tienen algunas personas para percibir energías muy sutiles.

En España del siglo XVI, los zahoríes eran personajes que despertaban cierta curiosidad pero cuyos servicios nadie dudaba en solicitar. La palabra zahorí es de origen árabe (zuhari) y significa vidente o iluminador; y a su vez se relaciona estrechamente con el hebreo Zohar, que es un texto místico cabalístico.

Seguramente de ahí se deriva la palabra “zaurino”, tan usual en el lenguaje Sonorense para referirse a las personas que tienen el don de la adivinación.

Antecedentes Históricos

En dibujos realizados en cuevas en Sudáfrica hace unos 16.000 años A.C., se representan individuos con una varilla en sus manos. Igualmente en inscripciones en piedra en Tassilo situada en el Sahara del Norte. De igual antigüedad son unos jeroglíficos al noreste de África, en la localidad de Kaplan.

En los documentos de épocas antiguas como la de la construcción de las Pirámides de Egipto y también en los libros sagrados como en La Biblia, se mencionan hechos acerca de estos fenómenos. Por ejemplo, el pasaje bíblico cuando Moisés usando una vara hizo brotar agua de la ladera de un monte para calmar la sed de su pueblo. En el 2200 A.C. el Emperador Kuang yu, creó la profesión de geomante, y escribió un libro acerca de este arte. Homero en La Odisea, Canto 24, habla de Rhabdos. El Oráculo de Delphy habla del Péndulo de Phytia.En épocas más recientes como por ejemplo a principios del siglo XX, Alexis Mermet escribe acerca del péndulo y la varilla radiestésicos. En 1940, otro investigador llamado Victor Mertens escribe su libro, Radiestesia y Telerradiestesia. En 1943, Antoine Luzi escribe en Paris, Radiestesia Moderna.José M. Pilón, escribe en Madrid, 1975, Radiestesia Psíquica. Alexis Carrel, Premio Nóbel, también escribió sobre radiestesia.

Albert Einstein, estableció que “la energía es de naturaleza vibratoria y que la materia, que es una forma particular de energía – también emite radiaciones. Nuestro organismo es un receptor que capta las radiaciones emitidas por otros cuerpos y por las diversas formas de energía”.

El primer hecho significativo para la formalización de la Radiestesia que registra la Historia, sucedió en la Universidad de Salzburgo. Durante los últimos años del siglo XVIII, como resultado de la experimentación con numerosos pacientes, el Rector de esa institución educativa, instituyó oficialmente el uso del péndulo como instrumento de diagnóstico médico.

En la antigüedad compitieron el péndulo y las varillas como instrumentos para la detección de radiaciones, pero a partir del hecho que se relata, se incrementó el uso del péndulo y se redujo el empleo de las varillas.

La Radiestesia fue reconocida formalmente en Europa por los ejércitos beligerantes de la Primera guerra mundial, para localizar minas.

Cada vez son más las empresas mineras y petroleras que contratan profesionalmente a radiestesistas para que detecten yacimientos.

Los departamentos de policía de muchas ciudades del mundo, contratan los servicios profesionales de radiestesistas para encontrar personas secuestradas y desaparecidas, así como objetos robados y delincuentes.

Numerosos médicos emplean el péndulo para diagnosticar enfermedades, determinar las terapias y medicamentos adecuados, tiempo de duración de los tratamientos, así como la frecuencia y dosificación con las que debe suministrarse un medicamento.

Otras aplicaciones técnicas en el campo de la ingeniería, son la localización de los lugares de falla en las máquinas y en los circuitos eléctricos y electrónicos, así como en las instalaciones hidráulicas y sanitarias y en las estructuras.
Después de la Primera guerra mundial, se ha observado una tendencia al crecimiento acelerado del número de radiestesistas, por lo que algunos investigadores de este fenómeno consideran que en un futuro relativamente cercano, aproximadamente el 90% de los seres humanos llegarán a utilizar la Radiestesia.

Por otra parte, estas predicciones establecen que el 50% de las aplicaciones serán de naturaleza científica y tecnológica.




Explicación

Radiestesia significa sentir las radiaciones, está claro que todo lo que existe irradia, es decir, emite ondas, y por eso todos los organismos vivos somos afectados de una forma positiva o negativa por éstas, sólo que a veces no las percibimos, y es por eso que en algunas ocasiones, dormimos mal, o enfermamos sin saber por qué, y todo esto es debido, a que permanecemos mucho tiempo diario en alguna zona altamente radiada. Sin embargo, los animales perciben y reaccionan de una forma diferente, ante la presencia o alteración de estas radiaciones. Nunca reposan en lugares inadecuados y presiente con varias horas de antelación, los fenómenos metereológicos que afectan al campo electromagnético de la tierra. No obstante los gatos y las hormigas se encuentran mejor ubicados en zonas alteradas, es por eso que todos los animales presienten un terremoto con horas de antelación.. Lo que ellos captan por instinto, nosotros lo captamos por ser inteligentes, lo captamos por intuición. Cuántas veces percibimos que hay algo en el ambiente que se está cociendo, que algo o alguien nos daña, pero no sabemos explicarnos por qué , tan sólo lo percibimos. Precisamente, porque muchas de esas intuiciones, tienen lugar a nivel inconsciente. Los instrumentos que se emplean en radiestesia (péndulos, varillas, horquetas) son un código entre la mente consciente y el inconsciente, de este modo nosotros podemos tener información de nuestra mente inconsciente que todo lo sabe y que nos intercomunica con todo lo que está a nuestro alrededor, de esta forma podemos obtener conocimiento a través de estos instrumentos , sin embargo, el verdadero instrumento perceptor somos nosotros mismos, y los instrumentos radiestésicos lo único que hacen es amplificar las señales que el inconsciente transmite al sistema nervioso autónomo y éste a nuestra musculatura. Hace tiempo un Dr. llamado Diamon demostró científicamente que nuestra musculatura es un censor inequívoco de radiaciones positivas y negativas. Ante radiaciones positivas nuestra musculatura cobra fuerza, ante las negativas las pierde. Según la ley de Bain (poco conocida) dice que en toda fijación del pensamiento, se produce una reacción neuromuscular obligatoria, involuntaria y automática.

La radiestesia es objeto de múltiples discusiones y críticas, y se encuentra todavía para muchos en una zona desconocida entre lo real y lo subjetivo, quizás por la dificultad que presenta, ya que se trata de un fenómeno psíquico que nace de la capacidad natural del propio ser humano y que consiste en obtener información a través del inconsciente de una forma voluntaria consciente, por tanto la radiestesia y su mecanismo no pertenecen a la física, ni a las ciencias ocultas, sino a la psicofisiolgía.




La Radiestesia ¿Es un don o se aprende?

La mayor parte de las personas que vivimos en el ámbito de la cultura occidental, hemos desarrollado predominantemente las funciones racionales que lleva a cabo el hemisferio izquierdo del cerebro, con menoscabo de las sensoriales que corresponden al lado derecho y por lo tanto, somos más racionalistas y menos perceptivos e intuitivos.

En nuestra cultura actual, se considera que la intuición, la imaginación, la subjetividad y el sexto sentido, no son formas válidas para obtener conocimientos y por lo tanto se reprimen desde la infancia. Consecuentemente no desarrollamos suficientemente las funciones que podríamos realizar con el hemisferio cerebral del lado derecho, entre las que se encuentra la Radiestesia.

Todos tenemos un sexto sentido y una capacidad potencial para tener sensaciones extrasensoriales, pero una gran parte de la población nunca llega a desarrollarlos significativamente. Esto explica porque unas personas tienen más facilidad que otras para usar el péndulo u otros instrumentos radiestésicos.

Aquellas personas cuyo hemisferio cerebral derecho se ha desarrollado adecuadamente, tienen el “don” para practicar la Radiestesia.

Pero de cualquier manera, la Radiestesia tiene que aprenderse y requiere entrenamiento y perseverancia para su dominio total.

Quienes desean practicar la Radiestesia requieren someterse a un entrenamiento formal, para poder captar las radiaciones emitidas por nosotros mismos y por los cuerpos y formas de energía que nos rodean.




Experiencia personal

En nuestros años de trabajo como profesionales de la geología, y especialistas en hidrogeología, hemos sido testigos de innumerables actos de los aquí conocidos cono “varólogos” ; que para los geólogos son algo así como los curanderos para los médicos. Los hemos visto localizar puntos para perforaciones de pozos y localizar vetas minerales. Desde el punto de vista científico hay muchas cosas que cuestionarles, pero indiscutiblemente que son capaces de sentir la vibración de concentraciones anómalas de minerales en el interior de la corteza terrestre. Aunque así como los geólogos yerran en sus proyecciones, los “varólogos” también se equivocan incontables veces.
Pero desde nuestra experiencia estrictamente personal, la de mayor impacto la vivimos en diciembre del año 1997 estando de vacaciones en un rancho de la región de los altos de Jalisco. Consultado por el ranchero de nuestra opinión de donde sería el mejor lugar para perforar un pozo en su tierra, al dar nuestra recomendación científica, el ranchero nos dijo que uno de sus trabajadores sabía usar la vara para localizar pozos. El vaquero inmediatamente cortó una horqueta del árbol mas cercano y empezó a realizar su ritual, de pronto al pasar por un ponto, la vara se empezó a doblar casi hasta quebrarse, después, al intentarlo nosotros no logramos ni el mas mínimo resultado, pero para nuestra sorpresa el vaquero tomó un extremo de la horqueta y nosotros el otro y ambos tomados de la mano “ para transmitirle la energía”, según dijo y al pasar por el punto la vara se dobló de nuevo, y por mas intentos que hice por detenerla, no lo logré. Pero lo mas interesante del caso es que todos los presentes intentaron hacer doblar la vara sin resultados positivos, hasta que mi esposa, al final, tomó la vara con las indicaciones del vaquero y al pasar por el punto, esta se dobló irremediablemente, y todavía se dio el lujo de hacer el ejercicio con nosotros transmitiéndonos la energía.

Mi esposa jamás en su vida había visto ese ritual, ni siquiera sabía que existía, y en ese momento descubrió que tiene poderes de “zahorí”, esto me demostró que cualquiera puede tener esta aptitud sin saberlo.




 

*Ignacio Lagarda Lagarda. Geólogo, maestro en ingeniería y en administración púbica. Historiador y escritor aficionado, ex presidente de la Sociedad Sonorense de Historia.


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