La Perinola: Nuestro pecado

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Por Álex Ramírez-Arballo
De todos los males que enfrenta México, ninguno tan grave, me lo parece, como la corrupción. Se trata de una condición extendida y letal que carcome los cimientos del país, compromete el futuro e implanta por donde quiera las injusticias que, como suele ser costumbre, se ensañan siempre con los más débiles.

La corrupción es un despiste moral. Se trata de una visión ensimismada y pragmática que nos hace anteponer nuestros intereses personales al de los demás, lo que adquiere carácter criminal cuando para saciar nuestros apetitos particulares transgredimos las normativas legales con la complicidad de alguien más o en solitario. Las leyes no pueden hacer nada por evitar esto cuando la práctica es extendida y cuando quienes son los encargados de ejercer la acción punitiva participan también de los festines de la podredumbre.

Entre más corrupto sea un país, mayores y más inútiles serán sus leyes. Todo entonces es una simulación bajo la cual se cobijan los más grandes ladrones y embusteros, actuando con la desfachatez de quienes se saben abrigados por la sombra bienhechora de la impunidad.




Lo más terrible de todo esto es que hay muchas personas, demasiadas, que asumen esto como una condición natural, como algo inmutable que no puede ser modificado de algún modo; esto es claramente falso, pero siempre será más fácil aceptarlo que participar activamente en la lucha diaria por enfrentar tan enormes retos. No estamos determinados a padecer por toda la eternidad las consecuencias de la corrupción. Esto es algo que debemos tener muy claro todos, especialmente los más pequeños. La realidad social no es algo que suceda por arte de magia, sino el resultado de una suma de acciones individuales que van dando forma y sentido al devenir de los acontecimientos.

Estoy convencido de algo, sólo la educación puede remediar los enormes problemas de corrupción que enfrentamos. La educación no sólo abre horizontes de expectativas vitales sino que además sensibiliza y humaniza a las personas, dotándolas de un sentido de comunidad que es esencial para entender que, más allá de mis deseos personales, se impone un pacto colectivo de enormes beneficios para todos.

Si hoy nuestro pecado es la indiferencia, mañana nuestro castigo será el abismo.




 

 

Álex Ramírez-Arballo. Doctor en literaturas hispánicas. Profesor de lengua y literatura en la Penn State University. Escritor, mentor y conferenciante. Amante del documental y de todas las formas de la no ficción. Blogger, vlogger y podcaster. www.alexramirezblog.com


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