Espejo desenterrado: Día del amor… a la patria

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Por Karla Valenzuela
Según una encuesta publicada en 2012, 67.90 por ciento de los mexicanos saben cuáles son los símbolos patrios; entre ellos, destacan los encuestados a la bandera y a la himno nacional.

Un 80.30  por ciento sabe cuándo es el inicio de la Independencia de México,  y un 40.50 por ciento sabe cuándo finalmente se proclama el país independiente.

Un dato interesante es que 52.90 por ciento sabe quién escribió la letra del himno nacional, y señalan -por supuesto- a Francisco González Bocanegra. Mientras que 45.30 por ciento sabe que el compositor del himno es Jaime Nunó.

Un 72.60 por ciento sabe que a Miguel Hidalgo y Costilla se le conoce como “El padre de la patra”, y un 37.20 por ciento sabe que “El siervo de la nación” es José María Morelos y Pavón.

Un 75.90 por ciento sabe que “La Corregidora” es Josefa Ortiz de Domínguez, y un 29.20 por ciento reconoce  Guadalupe Victoria como el primer Presidente de México.

A cuatro años de esa encuesta, los números no pueden haber cambiado tanto. Los mexicanos, bien o mal, sí reconocemos nuestros símbolos patrios, al menos los más elementales y, por supuesto, a los personajes de nuestra historia más socorridos.

Hace unos días, Eduardo Ruiz Healy sacó a la luz una encuesta  que el Centro Annenberg publicó en 2014, y que revelaba que sólo el 36 por ciento de los estadounidenses  puede reconocer los nombres de los tres niveles de gobierno, y 35 por ciento puede mencionar correctamente uno de los poderes.

Por otro lado, en México, otra encuesta reveló en 2013 que el  71 por ciento de los mexicanos sabe el nombre del presidente de Estados Unidos, y sólo 5 por ciento sabe el nombre del canciller mexicano.

Hoy, todos saben en el mundo quién gobierna Estados Unidos y, mientras en el mismo 2013, 42 por ciento de los mexicanos hubiera dejado México para irse, en su mayoría a Estados Unidos, la cifra ahora se ha reducido, creo, en demasía.

Así las cosas, sin temor a equivocarme, puedo asegurar que los mexicanos tenemos mucho más arraigo en conocimiento de nuestros orígenes y nuestra patria que los estadounidenses, sobre todo de los norteamericanos que votaron por Trump y que -créalo o no- desconoce que Estados Unidos se independizó de Inglaterra y creen -¿por qué no?- que el mismísimo Dios que bendice a América a cada rato, fue creado hace unos 10 mil años por el hombre.

Luego, podemos explicarnos por qué es que hay gente, de todo tipo, pero que se cree ilusamente patriota, que votó por Donald Trump. Simplemente desconocen lo que sucedió en su pasado y, por ende, no saben lo que pasa en su entorno. Creen que las cosas les han sido dadas de por sí, y sólo por ser ellas. 

No nos engañemos, los mexicanos solíamos ser más patriotas que muchos países, solíamos saber qué queríamos y a dónde íbamos, no por nada hubo unión en el ’68; no por nada, el subcomandante Marcos supo mover masas enteras, y no por nada existieron gente como Pancho Villa, que hasta a los gringos traía locos.

El mismo Porfirio Díaz era patriota y amaba sus raíces y a su país. Es decir, nosotros conocemos quiénes somos y de dónde venimos. Los estadounidenses trumpistas, francamente, lo dudo. La soberbia los ciega.

Hoy que es Día de la Bandera de México será, pues, una buena fecha para reflexionar sobre lo que queremos en nuestro futuro y comprender que siempre hemos sido unidos y hemos sobrevivido solos. Empujemos entonces para que las cosas se hagan bien en nuestro país, en nuestras escuelas, en nuestras casas, en nuestras familias. Lo que pase detrás de un muro que desde hace mucho existe ya es lo de menos: Que retornen nuestros mexicanos a estas tierras que son suyas, a ver qué hacen los gringos. Es más, propongo un  fin de semana sin ir a Tucson, sin compras en Phoenix, de parte de todos los sonorenses, de parte de todos los mexicanos. Verán qué solo se sentirá Trump. ¿O no?

 

 

*Karla Valenzuela es escritora y periodista. Es Licenciada en Letras Hispánicas y se ha especializado en Literatura Hispanoamericana. Actualmente, se dedica también a proyectos publicitarios.


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