viernes, abril 19, 2024
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Imágenes urbanas: Cuéntame uno, de Juan Rulfo

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Por José Luis Barragán Martínez
José Luis Barragán
Se dice que allá por 1977, cuando México estaba en calma y Julio Scherer García director de la revista Proceso no tenía nota para la portada, llamó a uno de sus reporteros y le ordenó: “ve con el maestro Juan Rulfo a ver qué le sacas”.

Dicho y hecho, ese domingo el país se desayunó con un Proceso en cuya portada se podía ver una foto del escritor y el entrecomillado “El ejército se ha alejado del pueblo: Juan Rulfo”.

Como es sabido en México la Virgen de Guadalupe, la Bandera Nacional y el Ejército son intocables, así pues, que el escritor más importante que ha dado nuestro país, autor de la gran novela Pedro Páramo iniciadora del realismo mágico, opinara eso de nuestras fuerzas armadas, puso en aprietos al mismo Presidente de la República.

Ese mismo domingo como al mediodía, Rulfo recibió una llamada directamente de Los Pinos donde una voz le dijo que el Presidente José López Portillo deseaba hablar con él, “¿cuándo?” preguntó el escritor, “cuando usted disponga, el Señor Presidente tiene urgencia de verlo” fue la respuesta, “si es así yo podría ir hoy mismo”“así será, lo esperamos a las 5 de la tarde”.

Cuando Rulfo llegó a la cita de inmediato lo llevaron a la oficina del Ejecutivo quien fue a su encuentro, lo abrazó y casi entre lágrimas le dijo:

– Maestro, ¿por qué?
– ¿Por qué, qué, Señor Presidente?
– Lo que dijo del Ejército que “se ha alejado del pueblo” cuando que tiene hondas raíces en él, nuestro ejército surgió de aquellas masas populares que hicieron la Revolución en 1910 y que dieron origen al México moderno.
– Lo que pasa, Señor Presidente, es que al reportero como que le ganó la emoción, malinterpretó lo que dije, pero esto lo podemos solucionar, hoy mismo voy a hablar con Scherer para que publique una carta aclaratoria que le voy a hacer llegar.
– Muchas gracias, maestro, nuestras instituciones se lo van a agradecer.
– Ahora dígame, ¿qué puede hacer la patria por usted?”.

– Mucho, Señor Presidente, un trabajo por ahí, estoy desempleado.
– ¿En alguna dependencia en especial, maestro?
– Donde sea, como corrector de estilo o algo que tenga que ver con lo mío, usted ha de saber que me gusta escribir.
– Lo sé maestro y su humildad me conmueve, ya que es reconocido mundialmente como una de las glorias de las letras mexicanas y de la humanidad.

Dicen que si Rulfo hubiera pedido la misma Secretaría de Educación Pública, sin duda se la hubieran dado, pero ante la sencillez de su solicitud fue enviado al Instituto Nacional Indigenista, INI, donde le dieron un modesto escritorio en uno de los rincones más apartados de la dependencia allá en el Distrito federal, hasta allá le mandaban escritos diversos para que los corrigiera.

Un día el director del INI es notificado por su secretaria que un Premio Nóbel de Literatura estaba haciendo antesala, el director sale presuroso y pregunta al distinguido visitante en qué pueden servirlo, “me dijeron que aquí podría encontrar al autor de Pedro Páramo”, “sí, sí, sí, pase usted, yo mismo lo llevaré con el maestro, por acá, por acá”, y así, grandes personalidades de las Letras de todo el mundo empezaron a desfilar por aquella dependencia, todos iban hasta aquel modesto escritorio en uno de los rincones más apartados a conocer, saludar y aprender, del creador del Realismo Mágico.

 

 

*Por José Luis Barragán Martínez, colaborador


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