Espejo desenterrado: Terror en Niza
Por Karla Valenzuela
Cientos de personas aterrorizadas corrían la tarde de ayer por las calles de Niza. La celebración del Día de la Toma de la Bastilla había acabado con gritos, pero no de festejo, sino de angustia.
Y así parecen ser ahora los días… de angustia para todos, de estrés y de miedo; tanto miedo tenemos que ahora ya casi nadie se atreve a salir a la calle y caminar tres pasos sin la ayuda de Pokemón. Ahora, sólo un juego en un Smartphone puede sacarnos de nuestra zona de tranquilidad, aunque siempre haya existido un mundo por recorrer.
El temor ha llegado a tanto que, por ejemplo, muchos turistas de Estados Unidos ya tiemblan tan sólo al pensar venir a México porque creen que toda esta tierra, la mexicana, es insegura y letal.
Y cómo no, si sólo basta ver los noticieros, las muertes, las fatalidades, los terroristas y los narcos, pero eso pasa en todo el mundo, ahora queda claro que, incluso, en Francia.
¿Por qué? Es imposible saber a ciencia cierta los motivos; lo que es seguro es que los ataques, la violencia, siempre ha existido y proviene de diferentes intereses a veces incomprensibles para la gente que actuamos con la razón y no con el ímpetu excesivo.
Decía el escritor Isaac Asimov que “la violencia es el último recurso del incompetente”; hay que ver que para lo único que esa gente resulta, paradójicamente, competente es para ser violentos y la mayoría de las veces les resulta.
Si tan sólo supieran que el propiciar terror no le conviene a nadie más que a unos cuantos que quizás jamás sepamos quiénes son, no morirían tan fácilmente tratando de matar al mundo, como es el caso de la mayoría de los ataques terroristas.
Estos días, los franceses tendrán algo más que recordar: el triste suceso donde perecieron al menos 73 personas y otras tantas, todas, quedaron marcadas para siempre.
Nosotros, como mexicanos, tenemos muchas cosas tristes que recordar y por las cuales sentir tristeza y, por supuesto, miedo. América Latina está aterrorizada, quizás, desde que los españoles llegaron a conquistarnos, desde que los europeos hicieron de las suyas en nuestros territorios, pero lo peor es que no salimos de una fatalidad para entrar a otra, llámese 43 desaparecidos o injusticias diarias.
Quizás por eso tenemos que esperar a que Pokemón nos obligue a salir, porque los malos son muchos y los buenos pocos, y es una verdadera lástima que estemos perdiendo nuestra seguridad y no vivamos una vida tranquila.
Yo, como Facundo, sólo digo: “Si los malos supieran que buen negocio es ser bueno, serían buenos aunque sea por negocio”.
*Karla Valenzuela es escritora y periodista. Es Licenciada en Letras Hispánicas y se ha especializado en Literatura Hispanoamericana. Actualmente, se dedica también a proyectos publicitarios.
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