La Perinola: El precio social [audio incluido]

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Por: Álex Ramírez-Arballo
Álex Ramírez-Arballo, La ChicharraEs inevitable sustraerse a un debate como éste. Hablo del pequeño Axan y su cabello largo. Lo diré pronto y lo diré claro: no creo que en este caso exista el menor indicio de discriminación hacia el pequeño o hacia su madre. Las redes sociales son siempre prontas a la indignación de escritorio y hacen de una situación como esta una auténtica causa, una oportunidad para lanzarse en defensa de la libertad personal, pero a mí todo esto me parece un auténtico despropósito.

Veamos:

En relación a todo esto he leído muchos comentarios que pretenden equiparar lo que le ha sucedido al niño de Hermosillo con algunas situaciones del pasado que hoy nos resultan absurdas, como la marginación de las mujeres en la vida política o la segregación racial en los Estados Unidos. No creo que sean situaciones semejantes: al niño no se le impide ser parte de la escuela, siempre y cuando cumpla las reglas, las que –por cierto- los otros niños también deben cumplir, como portar un uniforme, pagar las colegiaturas y matrículas, adquirir ciertos útiles escolares, respetar ciertos horarios, realizar tareas y actividades extracurriculares, etc. Es decir, se trata de ajustar nuestra caprichosa voluntad personal a los intereses comunitarios, lo que es una condición esencial para el desarrollo y sostenimiento de la vida social.

La escuela, en este caso el IMARC, es una institución privada que tiene sus reglas, gusten o no, y que es deber de los padres conocer bien para saber si corresponden con sus propios intereses y el de sus hijos. Si no es así, es decir, si no hay coincidencia, seguro que se pueden encontrar alternativas más afines a los gustos de la propia familia. En todo caso, lo que el estado debe asegurar es que estas alternativas realmente existan y coexistan.

Hace algunos años, recuerdo, a mi hijo no le permitieron entrar a la escuela porque traía puesta una camiseta en la que llevaba estampada la imagen de un transformer, una camiseta que -por cierto- le gustaba mucho; el caso es que el robot traía una pistola y eso, según los códigos moralizantes de la escuela jipi a la que asistía en ese momento, era hacer apología de la violencia. Como ya no tenía tiempo para regresarme a la casa por otra ropa, salí corriendo a una tienda cercana, compré una camiseta, se la cambié y casi todos felices, y digo casi todos porque a él no le gustó la idea, por supuesto, pero ya nada se podía hacer.

Somos gregarios y esto siempre tiene un precio que debemos pagar, salvo que decidamos vivir para siempre atrapados en el paleolítico.

 

 Transmisión en radio

Escuche La Perinola, en la voz del mismo escritor sonorense y columnista de La Chicharra, Alejandro Ramírez Arballo.

Audio del 125 de septiembre de 2015, en la primera de Panorama Informativo Sonora, con Juan Carlos Zúñiga, en la 102.7 Mix.

Álex Ramírez-Arballo. Doctor en literaturas hispánicas. Profesor de lengua y literatura en la Penn State University. Escritor, mentor y conferenciante. Amante del documental y de todas las formas de la no ficción. Blogger, vlogger y podcaster. www.alexramirezblog.com


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