De mente abierta y lengua grande: La machaca de campaña

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Chef Juan Angel | @chefjuanangel

-“El 17 de marzo, a la ciudad de Agua Prieta vino gente de donde quiera, vinieron a las carreras del Relámpago y el Moro, dos caballos de primera”
Las ventanas del salón para actos cívicos vibraban al ritmo de la música como si los cristales fueran a reventar, desde el patio se divisaban decenas de cabecitas con
sombrero moviéndose dentro del lugar
–Asómate por la puerta para ver cuándo vamos a entrar- dijo Héctor, y a base de empujones nos metimos entre los hombres que resguardaban el acceso. Al interior, sobre el piso de cemento trapeado con aceite, estaban acomodadas dos filas de bancas de madera color verde; en el escenario, un hombre de metro y medio cantaba y regañaba a los músicos, parecía tratarse del ensayo.

Exactamente debajo del estrado había una mesa forrada con tela verde y al centro, un emblema tricolor de unicel pintado a mano y sujetado con alfileres. En menos de 5 minutos el lugar estaba a reventar, todos los asientos ocupados y gente parada en los costados que obstruía la vista a través de las ventanas. Pasaron un par de horas, ya casi eran las 10 de la mañana y el hombrecito seguía cantando, todos esperábamos la llegada del invitado especial, las tripas gruñían y el aroma a comida afligía cada vez más a las entrañas estomacales.

Héctor llegó corriendo de la calle -Ahí viene la patrulla de Maleno, al parecer ya llegó nuestro padrino- a lo lejos alcancé a escuchar una sirena y algunos carros que irrumpieron las calles de la capital del mundo; aun con las casi 3 horas de retraso, los aplausos no se hicieron esperar, el pequeño cantante interrumpió y dio la bienvenida -“Demos un fuerte aplauso al candidato del Partido Revolucionario Institucional, Armando López Nogales”- el personaje en cuestión tomó asiento en la mesa de honor y después de las intervenciones de los anfitriones sujetó el micrófono y agradeció la presencia de Gilberto “El Sahuaripa” Valenzuela, el mayor atractivo de esa mañana, nada más y nada menos quien había conquistado la OTI en 1976; así, inició el discurso del candidato mientras afuera, se destaparon ollas cuyos tamaños jamás habíamos visto, personas pulcramente vestidas de blanco empezaron a servir la comida, exclusiva para los adultos que estaban dentro del edificio. Mi atención se volcó sobre la machaca con verdura, más chile verde que otra cosa, dispuesta sobre los platos, acompañada de unos frijoles brillantes y espesos junto a una bolsita de plástico con dos tortillas medianas de harina, tenedor y servilleta; un desayuno que terminó siendo comida.

Mientras bobeaba, Héctor me arrebató el sobre y corrió a entregarlo a unos de los ayudantes del candidato. La carta era una invitación a que nos honrara con su presencia en la graduación de secundaria y, obviamente, nos apoyara para solventar unos gastos que eran imposibles para los graduados.

Terminado el evento, salí corriendo a casa y le conté a mi mamá todos los detalles de la comida, no entendía la relación entre machaca y campaña política; años más tarde pude darme cuenta de la gran influencia de la comida en todos los aspectos de nuestra vida.

Ese día, mi mamá preparó machaca con verdura para quitarme el antojo de aquel platillo traído por cocineros de Hermosillo, mismo que no pude probar.

*El candidato no asistió a la graduación, pero sí envió un representante con nuestro regalo, mismo que nos sirvió para pagarle a los Traficantes del Valle.

 

Chef Juan Angel – Licenciado en Periodismo y chef profesional, conductor de televisión, creador de contenidos gastronómicos y embajador de marcas de alimentos.


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