viernes, abril 19, 2024
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Hermosillo, La Sauceda y la escasez de espacios públicos verdes

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Por Mario Aníbal Bravo Peregrina
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las ciudades deben disponer, como mínimo, de 9 metros cuadrados de área verde por habitante distribuidos de manera equitativa en relación con la densidad de población. Pero según datos de la Dirección de parques y jardines de Hermosillo, apenas se cuenta con una proporción de 4.5 metros cuadrados por cada habitante y esto es así porque se cuentan como áreas verdes el equipamiento urbano, es decir glorietas, camellones, escuelas, campos deportivos privados y hasta panteones.

La ciudad se encuentra muy por debajo de la cantidad de áreas verdes recomendadas internacionalmente, aun así, se pretende enajenar uno de los pocos espacios verdes de la ciudad en detrimento de la salud de las y los hermosillenses. A pesar de este escenario, el ayuntamiento de Hermosillo ha puesto a la venta los campos deportivos contiguos a la “La Sauceda” y pertenecientes a este humedal.

Todos los seres humanos dependemos del medio ambiente en el que vivimos. Un medio ambiente seguro, limpio, saludable y sostenible es esencial para el pleno disfrute de una gran variedad de derechos humanos. Sin un medio ambiente saludable, no podemos satisfacer nuestras aspiraciones ni vivir a la altura de los estándares mínimos de dignidad humana.

Al gobierno municipal parece no importarle la salud del hermosillense, pues en su afán privatizador pasa por alto el derecho humano a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar, lo que se traduce, por una parte, en un derecho fundamental de todo ciudadano y, por otra, en la ineludible obligación de las autoridades de respetar y hacer respetar, en la órbita de sus facultades, dicho derecho. Ese mismo derecho se encuentra garantizado también por la Constitución local del Estado de Sonora en su artículo primero.

De acuerdo al Programa de Gestión para Mejorar la Calidad del Aire del Estado de Sonora 2017-2026, donde se presentan los datos sobre la calidad del aire en distintos municipios en Sonora (Aguaprieta, Nogales, Hermosillo y San Luis Río Colorado), se estima que el promedio anual de contaminación por PM10 en la atmósfera superó en todos los años medidos el límite establecido en la NOM-025-SSA1-2014. La concentración de µg/m3 fijada como límite fue superada por todos los municipios medidos, y en el caso de Hermosillo, lo supera por más de un 150%. El informe mismo da como conclusiones que:

“Los indicadores obtenidos reflejan una problemática de PM10 en la atmósfera de las localidades evaluadas, la cual principalmente se atribuye a emisiones de partículas provenientes de suelos desprovistos de vegetación o de algún tipo de recubrimiento, generadas por la acción del viento o bien por el paso de vehículos automotores en caminos pavimentados y no pavimentados”.

El Estado Mexicano ha asumido compromisos internacionales relacionados con las áreas verdes y ecosistemas urbanos, como el contraído en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible (Hábitat III). En donde se estableció como objetivo conseguir el desarrollo urbano sostenible, permitiendo identificar los nuevos desafíos urbanos, por lo que se acordó establecer una Nueva Agenda Urbana para el siglo XXI.

En el mismo sentido, dentro del mismo informe, se hace referencia a la importancia de los espacios públicos verdes en las ciudades y en diversos puntos de la Nueva Agenda Urbana se hace referencia a las características de los espacios verdes en las ciudades para que sean considerados como tales:

36. Los espacios públicos verdes tienen un impacto positivo en la salud y el bienestar, y proporcionan servicios de ecosistemas que van desde la mitigación y la adaptación del cambio climático para contribuir con el agua y la seguridad alimentaria.

56. La creación de espacios verdes y públicos adecuados, conectados, accesibles y bien equipados, como conductores del desarrollo económico y social, genera un incremento de valor a ser captado para nuevas inversiones y compartido como ingresos públicos hacia una mejor igualdad.

71. La provisión de una red bien conectada de espacios públicos abiertos y verdes en las áreas urbanas centrales y periféricas facilita la vinculación y el acceso al entorno natural. Puede mejorar la salud pública y contribuir a la calidad de vida y al bienestar de todas las personas. A través de mayor esparcimiento y actividades físicas se protege y se mejora el ecosistema urbano y se mitigan los riesgos del cambio climático tales como la isla de calor urbana, entre otros.

Esta proporción de áreas verdes debería suministrar a la población múltiples beneficios tanto para el medio ambiente urbano como para la población, tales como la captura de carbono, protección de biodiversidad, mejora de la calidad de aire, control de temperatura urbana, calidad de vida a la población, integración, social y actividad física para los usuarios. La necesidad de Espacios Verdes utilizados especialmente con fines recreativos es una de las funciones indispensables de todo núcleo urbano.

Los espacios públicos verdes contribuyen a regular el clima urbano, absorben los contaminantes, amortiguan el ruido, permiten la captación de agua de lluvia para la recarga de los mantos acuíferos; pero, sobre todo, generan equilibrios ambientales en suelo, agua y aire, fundamentales para los entornos urbanos. Además de ser lugares donde las personas pueden disfrutar del tiempo libre, la presencia suficiente de plazas, jardines y parques ayuda a construir una ciudad bien balanceada donde los espacios naturales mitigan los efectos de la edificación excesiva y de la contaminación.

Es importantísimo mantener las pocas áreas verdes con las que cuenta nuestra ciudad, como los campos deportivos y el humedal de “La Sauceda” para poder convertirlos en espacios públicos verdes, pues el derecho a vivir en un medio ambiente sano es un derecho humano que faculta al ciudadano para exigir la protección del medio ambiente, pero además protege a la naturaleza por el valor que tiene en sí misma.




Mario Aníbal Bravo es licenciado en Derecho por la Universidad de Sonora, con especialidad en Historia y Derecho por el Consejo de la Judicatura Federal; es maestro en ciencias sociales por El Colegio de Sonora en la línea de investigación de Ciencia Política y Políticas Públicas. Ha colaborado en medios como Radio Bemba, Proyecto Puente y Zoom 95; actualmente es asesor en el Congreso del Estado de Sonora.


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