Basura celeste: Una constelación de otros

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Por Ricardo Solís
El escritor europeo –ahora radicado en los Estados Unidos– Aleksandar Hemon (Sarajevo, 1964) no debería ser un extraño para los lectores en español, con por lo menos cinco de sus libros traducidos a nuestro idioma debería ser más conocido y, con todo, apenas tenía noticia de una de sus novelas; ahora, gracias a la fértil casualidad, llegó a mis manos El libro de mis vidas (Duomo Ediciones, 2013), una compilación de artículos y textos varios que, como indica el título, puede leerse como una autobiografía que repasa los momentos determinantes que convirtieron a su autor en “una red de preguntas sin respuesta, una constelación de otros”.

En este sentido, a través de escritos que se concibieron con relativa autonomía, Hemon “rescribe” cada uno y los coloca en sucesión –casi– cronológica para brindar una especie de retrato que se desmonta y elabora con intermitencia; sí, la cuestión principal que determina (como telón de fondo) esta serie de textos es la construcción de una identidad y, con ella, la particularidad con que se procesan y asimilan las vivencias del pasado y las siempre cambiantes visiones del futuro, la condición de quien se halla en medio de un conflicto bélico, de los migrantes y lo fundamental de la memoria que se nutre de los juegos, la comida, las películas o los libros.




Un primer rasgo de interés puede ser que, como otros muchos, el autor nace en un país que no existe más (Yugoslavia) y bajo un régimen que ya muy pocos recuerdan (el comunismo), incluso como idea; sin embargo, su narración es prueba del incesante –y curioso– contacto cultural que siempre se mantuvo entre polos culturales diferentes, así como las constantes que definen la dinámica familiar y la inevitable vinculación y convivencia con los demás, sean distintos o semejantes (no deja de ser impresionante el relato que da cuenta de cómo se fue gestando la guerra que, a principios de los noventa, desencadenó la desintegración de su patria natal).

Pero, ante todo, es el pulso de la prosa lo que hace entrañable a El libro de mis vidas; cada historia y personaje pueden evocarnos lo que hemos vivido y a quienes hemos conocido, asimismo, no sería raro enternecerse con lo que se nos dice sobre su primer perro, acerca de las “comidas de pobre” que unían a la parentela, del futbol como elemento de cohesión para la pandilla de la infancia o la adolescencia, lo mismo que –después– para la diversa comunidad inmigrante de Chicago (la ciudad donde actualmente tiene su residencia el autor).




Lo que resulta loable es cómo, a pesar de leer una traducción (de Antonio Prometeo Moya), la narración va ganando en intensidad con cada una de sus crónicas y artículos, no para uno de identificarse con cierta situación cuando la siguiente nos envuelve de nuevo con detalles que bien pueden semejar los que nos ocurrieron en el pasado; todo ello, escrito con una sencillez que apabulla y que, de igual forma, es capaz de perturbarnos en más de un sentido.

El libro de mis vidas es, sin duda, un título engañoso; quizá prometa a no pocos la edificante historia de quien consigue descubrir y colmar sus aspiraciones, pero nada más lejos de eso. Hemon nos entrega un volumen que presenta un rostro convencional pero que, en el fondo, es áspero sin perder de vista la belleza que se esconde en los instantes de mayor sordidez, o la dolorosa evidencia que yace en aquello que, a primera vista, pareciera común, “normal”. No me extraña que este libro no haya merecido halagos de los críticos, pero me causaría asombro que quien lo lea no se conmueva.




 

Ricardo Solís (Navojoa, Sonora, 1970). Realizó estudios de Derecho y Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora. Ha colaborado en distintos medios locales y nacionales. Ganador de diferentes premios nacionales de poesía y autor de algunos poemarios. Fue reportero de la sección Cultura para La Jornada Jalisco y El Informador. Actualmente trabaja para el gobierno municipal de Zapopan.


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