Espejo desenterrado: Tenemos el gran privilegio de ser nosotros mismos

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Por Karla Valenzuela
Hoy, mi amiga Sylvia Duarte Moreno me recordó una frase de Mahatma Gandhi que dice: “Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras; cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos; cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos; cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino”, y es cierto. De hecho, ese debería ser un dogma para no olvidar nunca y vivir de acuerdo a ello. Estamos en la era en que nadie – y cuando digo “nadie” es efectivamente nadie- cuidamos lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos y, como si esto fuera poco, cada vez que podemos recurrimos al Facebook, al Instagram o a cualquier red social para publicar y, entonces, buscar una especie de “validación” a lo que pensamos, decimos y /o hacemos.

Y, paradójicamente, pareciera también que, en esta etapa en que la libertad de expresión está tan cercana como cualquier ordenador del dispositivo o cualquier computadora, estamos dispuestos a comportarnos como cualquier regla social autoimpuesta nos indique.




Así, no nos atrevemos a decir las cosas que verdaderamente cuidamos, ya ni siquiera por el temor de lastimar a otros, sino más bien por la supuesta imagen que daremos ante quienes nos rodean o ante quienes lean nuestro muro. En vez de ello, hacemos o decimos – o se supone que pensamos públicamente en Facebook- realidades para caer bien a otros, para no salirnos del círculo de amigos y ser socialmente correctos y que no vayan imaginar que somos de otra manera, aunque lo seamos.

Creo que ahora más que nunca hay que ser, como decía Gandhi, cuidadosos con nuestros pensamientos, nuestros actos, nuestras costumbres y nuestros hábitos, porque no sólo se queda impreso en redes sociales, también en nuestra vida entera, en nuestro pasado, presente y futuro.

Hay que procurar ser siempre nosotros mismos, publicándolo o no, siempre privilegiando la razón y el respeto hacia los demás.




Recordando una frase de San Agustín que decía que “la ociosidad camina con lentitud, por eso todos los vicios la alcanzan”, no seamos pues ociosos y no pretendamos ser lo que no somos; simplemente busquemos actuar bien, hacer el bien, y ser mejores personas que en nuestro pasado. No dejemos que la ociosidad y la inercia social nos convierta en algo que no queremos. Dejémonos de ataduras y manifestémonos felices por el universo tal como somos, sin voltear a ver al qué dirán, pero – eso sí- conduciéndonos de manera adecuada, procurando siempre no dañar a quienes queremos.

Es tan fácil ser felices siendo nosotros mismos, pero muchas veces nos empeñamos en ser otros. Cuidemos, pues quienes somos, porque después quienes no somos se puede convertir en nuestro fatal destino.




*Karla Valenzuela es escritora y periodista. Es Licenciada en Letras Hispánicas y se ha especializado en Literatura Hispanoamericana. Actualmente, se dedica también a proyectos publicitarios.


– PUBLICIDAD –


 

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *